Reina Pen¨¦lope
AL PADRE DE Fernando Trueba le gustaban las pel¨ªculas hist¨®ricas. Llevaba a su hijo a verlas pese a que al chico no le hac¨ªan especial gracia. Aunque el futuro cineasta prefer¨ªa las de piratas y espadachines, hay que reconocer que Alejandro Magno, La ca¨ªda del imperio romano, 55 d¨ªas en Pek¨ªn o El Cid ten¨ªan un p¨²blico fiel que disfrutaba con esos personajes de ret¨®rica monumental que surcaban espl¨¦ndidos paisajes y decorados. Aquellos gigantes de cart¨®n piedra, para incredulidad de muchos, se hab¨ªan rodado all¨ª mismo, en los alrededores de Madrid, no tan lejos de la casa familiar de los Trueba. En La reina de Espa?a, nueva pel¨ªcula del cineasta y continuaci¨®n de una de las perlas de su carrera, La ni?a de tus ojos (1998), Trueba rescata el desembarco del cine de Hollywood en pleno franquismo, cap¨ªtulo singular de la historia de Espa?a que culmin¨® con el advenimiento en los a?os sesenta de los estudios del magnate de origen jud¨ªo Samuel Bronston.
La historia bebe de la leyenda para hablar del amor a un oficio, un marco dorado para reunir 18 a?os despu¨¦s a un coro de personajes especialmente querido por su director. De los estudios de cine de la UFA en Berl¨ªn (donde ocurr¨ªa La ni?a de tus ojos) al Madrid de 1956 (donde el rodaje de un biopic sobre Isabel la Cat¨®lica re¨²ne otra vez al grupo). Es decir, de Hitler a Franco, far¨¢ndula y fascismo, dos ingredientes explosivos que vuelven a encontrarse.
Pen¨¦lope Cruz es otra vez Macarena Granada, que regresa a su tierra como diva internacional para encarnar a la reina espa?ola. ¡°No es f¨¢cil retomar el mismo personaje tantos a?os despu¨¦s, porque tiene que ser la misma pero tampoco puede ser igual; ten¨ªa que recuperar su esencia, su forma de hablar, sus gestos, pero sin imitarla, porque tambi¨¦n ella ha cambiado¡±, afirma la actriz. Ella es el centro, pero, como advierte Trueba, el protagonista vuelve a ser ¡°colectivo¡±, y el grupo que la arropa (Jorge Sanz, Antonio Resines, Santiago Segura, Loles Le¨®n, Javier C¨¢mara, Ana Bel¨¦n, Neus Asensi, Arturo Ripstein, Rosa Mar¨ªa Sard¨¢, Chino Dar¨ªn, Carlos Areces¡) marca el paso.
Pen¨¦lope es el centro, pero el protagonista vuelve a ser colectivo: Jorge Sanz, resines, santiago segura, loles le¨®n, javier c¨¢mara, ana bel¨¦n¡.
Como tel¨®n de fondo, las tramoyas de un tiempo no tan lejano. Antonio Resines recuerda con nitidez una visita a principios de los a?os sesenta ¨Ctambi¨¦n de la mano de su padre¨C al rodaje, en pleno parque del Retiro, de El fabuloso mundo del circo, de Henry Hathaway. O Pen¨¦lope Cruz rememora pasar los fines de semana en su casa, ¡°y en la tele, venga, otra vez El Cid¡±. Pero Trueba advierte que su filme mira un poco m¨¢s atr¨¢s, concretamente pone el foco en los rodajes ¡°pre-Bronston¡± de finales de los a?os cincuenta, avanzadilla que se abri¨® paso con pel¨ªculas como Alejandro Magno (1956), de Robert Rossen, y Orgullo y pasi¨®n (1957), de Stanley Kramer. La primera se rod¨®, con Richard Burton en la piel del rey conquistador, en El Molar, Rascafr¨ªa y Manzanares El Real, y la segunda, en escenarios de ?vila, donde Cary Grant, Sophia Loren y Frank Sinatra encabezan un reparto en el que hasta Adolfo Su¨¢rez trabaj¨® como extra seducido por aquel ej¨¦rcito de luces.
Los a?os han pasado para todos, no solo en la ficci¨®n. Algunos han llegado a presidentes de la Academia de Cine (Resines); otros han convertido en serie de culto una c¨®mica y tierna autoficci¨®n (?Qu¨¦ fue de Jorge Sanz?), y hay hasta quien ha elevado a un corrupto y seboso polic¨ªa a categor¨ªa de ¨ªdolo nacional (Segura). Un inexorable paso del tiempo que Jorge Sanz ve sin dramatismo: ¡°En este oficio el tiempo no pasa, nos reencontramos como si nunca hubi¨¦ramos dejado de vernos¡±. La afirmaci¨®n la suscribe Loles Le¨®n al recordar su reencuentro con Pen¨¦lope. ¡°El primer d¨ªa nos abrazamos, nos miramos a los ojos, y como si no hubiera pasado un solo momento¡±. Eso s¨ª, con una cerveza cero en la mano, bromea Sanz: ¡°Antes nadie nos echaba el lazo, ahora estamos m¨¢s templados¡±. ¡°Lo que no ha cambiado¡±, apunta Cruz, ¡°es que, cuando nos reunimos para cenar, siempre est¨¢n a punto de echarnos de los restaurantes por los gritos y los golpes en la mesa¡±.
¡°El guion fue naciendo en mi cabeza de forma natural. Fui teniendo en cuenta sus caras, sus voces, y eso era muy divertido para m¨ª¡±, dice trueba.
Las ganas de volver a esta historia han generado muchas expectativas en un equipo que ansiaba el reencuentro. ¡°Y todos¡±, dice Resines, ¡°lo hemos celebrado con mucho agradecimiento¡±. Su personaje, Blas Ontiveros, carga con la parte m¨¢s dram¨¢tica. Ya no es un director famoso, ahora solo es un exiliado que regresa como una sombra de s¨ª mismo desde un campo de concentraci¨®n fascista. Trueba asegura que nunca pens¨® en una segunda parte, pero que, a fuerza de ser requerido por el destino de los personajes, empez¨® a preguntarse ¨¦l tambi¨¦n por ellos. ¡°Y el guion fue naciendo en mi cabeza de forma natural, sin forzarlo. Lo escrib¨ª teniendo presente sus caras, sus voces, y eso era muy divertido para m¨ª¡±. Una n¨®mina a la que se han sumado voces nuevas, como la de Javier C¨¢mara o Chino Dar¨ªn. El joven actor argentino (irreconocible su acento natural despu¨¦s de un impresionante trabajo de voz) resume con punter¨ªa fina la experiencia: ¡°La pel¨ªcula es una oda al amor al cine y exactamente as¨ª lo vivimos¡±.
pulsa en la fotoCon el director Fernando Trueba, que retoma en este filme la vida de los personajes de La ni?a de tus ojos.Jordi Soc¨ªas
C¨¢mara aporta otra palabra clave para todos: familia. ¡°Me lo hab¨ªan contado, esa capacidad de Cristina [Huete, compa?era de Trueba y productora de la pel¨ªcula] y de Fernando de crear un ambiente familiar y c¨¢lido donde es muy f¨¢cil disfrutar. Ahora lo he comprobado por m¨ª mismo y, s¨ª, es algo maravilloso¡±, afirma C¨¢mara. Trueba tiene su propia explicaci¨®n a este fen¨®meno en el que inciden veteranos y reci¨¦n llegados: ¡°Nosotros ya ¨¦ramos as¨ª antes de dedicarnos al cine. En mi casa ¨¦ramos ocho hermanos y aquello parec¨ªa el metro. Siempre estaba llena de amigos y de amigos de amigos. A Cristina le pasaba un poco igual. Yo era amigo de su padre, un tipo estupendo, y all¨ª siempre entraba y sal¨ªa gente nueva. Nos criamos rodeados del caos y confusi¨®n de nuestras casas y de alguna manera con nosotros se junt¨® el hambre con las ganas de comer. Pertenecemos a un mundo que cultiva la amistad y las relaciones humanas, me gusta pensar que en nuestra casa siempre hay sitio para que un amigo venga a comer¡±.
Jorge Sanz: "He aprendido todo lo que tiene de artesano este oficio, sus valores profundos, ?gracias a Cristina y Fernando".
Jorge Sanz lo explica con la devoci¨®n de un hijo: ¡°En este trabajo est¨¢n los que te pellizcan para llorar y los que te ense?an a llorar. Yo he aprendido todo lo que tiene de artesano este oficio, sus valores profundos, ?gracias a Cristina y Fernando. Con 16 a?os no ten¨ªa ni idea de por d¨®nde tirar y tuve la fortuna de trabajar con ellos en El a?o de las luces (1986). Era la primera vez que viajaba solo al extranjero, sin mi madre, y afortunadamente ca¨ª en sus manos¡±. Pen¨¦lope Cruz no era mucho mayor cuando rod¨® con ellos Belle ¨¦poque (1992), a los 18. ¡°Se tomaba el trabajo tan en serio, era tan trabajadora, que impresionaba. En eso sigue siendo exactamente la misma¡±, recuerda Trueba. Cuesta no caer en la tentaci¨®n de establecer un paralelismo entre ella y el personaje de Macarena Granada pero la actriz asegura que solo son ¡°cositas¡±. ¡°Nuestras vidas no pueden ser m¨¢s diferentes. Quiz¨¢ ese instante del Oscar me toc¨® [la actriz se refiere a una imagen breve, en el arranque del filme, en el que se ve a Granada recibiendo un Oscar, que dedica a su padre], pero lo cierto es que el Hollywood que yo he vivido no se parece en nada al de los grandes estudios de esos a?os¡±.
Para Trueba, tanto La ni?a de tus ojos como ahora La reina de Espa?a (el cineasta deja abierta la puerta para una tercera entrega, qui¨¦n sabe si en la Almer¨ªa de finales de los sesenta) son su particular carta de amor al cine. Y por eso, explica, el anciano que a ojos del espectador abre las puertas de esos estudios donde se rueda con todo el lustre de Hollywood La reina de Espa?a no es un figurante an¨®nimo, sino el director de fotograf¨ªa Juan Marin¨¦, de 97 a?os: ¡°?l es el m¨¢s veterano del cine espa?ol, empez¨® a rodar antes de la guerra. Para m¨ª, su presencia es de una importancia enorme porque esta pel¨ªcula habla del amor al cine, a su gente, y ese rostro, desconocido para la mayor¨ªa, lo resume todo¡±.
Lea 'Reencuentro de culto', por Gregorio Belinch¨®n, sobre el rodaje de 'La reina de Espa?a'.
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