Dieta ¡®antic¨¢ncer¡¯, timo asegurado
La dieta alcalina (la del agua con lim¨®n) promete ¡®limpiar¡¯ el organismo y ser un ant¨ªdoto contra los tumores. Le contamos qu¨¦ tiene de cierto
De la alcachofa, del bocadillo, de la cerveza, de la pi?a¡ La lista de dietas es casi infinita y elegir la m¨¢s eficaz puede convertirse en una tarea tan compleja como enfrentarse a uno de los desaf¨ªos matem¨¢ticos del milenio. El truco para no sucumbir es simplificar (como nos ense?aron en el colegio para resolver los problemas), que trasladado al universo de las dietas equivale a dos principios fundamentales: casi todos estos planes alimenticios carecen de evidencia cient¨ªfica que los respalde, y la velocidad con la que pasan de moda es equivalente a la velocidad de la luz. Un momento, entonces, ?por qu¨¦ la dieta alcalina lleva captando la atenci¨®n del personal desde el siglo XX? ?Es acaso un acierto?
Este modo de alimentaci¨®n, tambi¨¦n conocido como la dieta del pH, se construye sobre la creencia de que ciertos alimentos afectan a la acidez de los fluidos corporales. Asume que el cuerpo humano es ligeramente alcalino (el valor del pH oscila entre 7,35 y 7,45), pero sostiene que su grado de acidez var¨ªa por el efecto de lo que comemos, provocando un aumento (pH por debajo de 7) o justo lo contrario, es decir, alcalinizando el cuerpo (pH superior a 7). Un incremento de la acidez favorece, seg¨²n sus defensores, el desarrollo de enfermedades tan habituales como el c¨¢ncer, la obesidad o los trastornos cardiovasculares y acelera el envejecimiento. ?Y qu¨¦ alimentos empujan a este estado? Las carnes, el pescado, los huevos, los l¨¢cteos, los cereales y el alcohol (contienen prote¨ªnas y en su degradaci¨®n liberan iones positivos de hidr¨®geno que reducen el pH), cuyo consumo animan a minimizar. En el polo opuesto, frutas, verduras, legumbres y frutos secos, ricos en minerales y responsables de la alcalinizaci¨®n del organismo. La reivindicaci¨®n de estos alimentos (similares a los de la dieta mediterr¨¢nea) ha sido su tabla de salvaci¨®n, aquello que ha permitido que la dieta alcalina gane en adeptos a la Dukan u otros disparates similares. Pero sus argumentos juegan en la misma l¨ªga psuedocient¨ªfica.
Esa ciencia en la que se apoya la importancia del equilibrio ¨¢cido-base en nuestro cuerpo es uno de los pilares sobre los que el americano Richard O. Young, autor de El milagro del pH (2002), ha levantado un pr¨®spero negocio, con centro monogr¨¢fico incluido, ubicado en California. Sin embargo, le ha valido la cr¨ªtica de la comunidad cient¨ªfica internacional, y alguna que otra demanda en tribunales. Conceptos como ¡°limpiar el organismo con la alimentaci¨®n¡±, que este doctor enarbola, resultan poco rigurosos. ¡°No somos piscinas, sino personas. Y afortunadamente tenemos ¨®rganos, como los ri?ones o el h¨ªgado, que trabajan en filtrar y mantener nuestro cuerpo como debe¡±, cont¨® a BuenaVida el nutricionista Aitor S¨¢nchez, autor de Mi dieta cojea. Rub¨¦n Bravo, director del Departamento de Nutrici¨®n del Instituto M¨¦dico de la Obesidad, sostiene que Richard O. Young, gur¨² de la dieta alcalina, ofrece, adem¨¢s, esperanzas falsas sobre determinadas enfermedades, ¡°y eso no es ¨¦tico desde el punto de vista un profesional de la salud¡±.
Afirmar que ¡°la dieta alcalina garantiza que el pH de la sangre sea ¨®ptimo¡± es el primer gran error que se?alan sus detractores. ¡°El pH de la sangre se mantiene en unos l¨ªmites muy estrechos y nuestro organismo tiene sistemas de regulaci¨®n del equilibrio ¨¢cido-base para que no se produzca ni acidosis (pH menor de 7,35) ni alcalosis (pH superior a 7,45), porque que ocurriera supondr¨ªa una importante amenaza para la salud humana¡±, explica la endocrin¨®loga Nieves Palacios, del Centro de Medicina del Deporte de la Agencia Espa?ola de Protecci¨®n de la Salud en el Deporte (AEPSAD). Por tanto, pretender alterar el pH sangu¨ªneo a trav¨¦s de la alimentaci¨®n es poco realista. Lo que s¨ª se puede hacer es alcalinizar o acidificar la orina, por ejemplo, a trav¨¦s de la dieta o con medicamentos (bajo supervisi¨®n m¨¦dica, es una pr¨¢ctica habitual para tratar los c¨¢lculos renales y otras afecciones del sistema urinario).
¡°Alcalinizar el organismo¡± es otro t¨¦rmino confuso, pues a cada ¨®rgano le corresponde un valor determinado de pH para su correcto funcionamiento: la piel es ¨¢cida (pH de 4 a 6,5) para protegernos de infecciones; el est¨®mago es muy ¨¢cido (pH de 1,35 a 3,5) para la digesti¨®n de los alimentos; la bilis es alcalina (pH 7,6-8,8) para neutralizar los ¨¢cidos del est¨®mago y el flujo vaginal es tambi¨¦n ¨¢cido (pH 4,7) para impedir el crecimiento de g¨¦rmenes, seg¨²n datos publicados en Journal of Enviromental and Public Health. Sin embargo, el aspecto m¨¢s pol¨¦mico de la dieta alcalina es su asimilaci¨®n como ant¨ªdoto para las personas con c¨¢ncer, ya que puede impulsar a algunos afectados a abandonar los tratamientos convencionales (quimioterapia) con la esperanza de controlar la enfermedad a trav¨¦s de la alimentaci¨®n. Para evitar situaciones dram¨¢ticas, el Instituto de Investigaci¨®n del C¨¢ncer de Estados Unidos ha difundido un comunicado desmintiendo la utilidad de la dieta del pH para prevenir o aliviar el desarrollo de tumores. Tampoco beber agua alcalina (con bicarbonato, por ejemplo) es un talism¨¢n contra el c¨¢ncer, seg¨²n concluye una reciente revisi¨®n de la literatura cient¨ªfica publicada en BMJ Open.
¡°Uno de los mayores defectos de esta dieta es que es muy restrictiva, porque retira las prote¨ªnas de origen animal y con ella se perder¨¢ masa muscular¡±. ¡ªRub¨¦n Bravo, nutricionista
Por si a¨²n quedaran dudas, ning¨²n estudio ha podido probar hasta hoy los beneficios para la salud de la dieta alcalina. Pero, ?alcalinizar el organismo trae consigo alguna ventaja aislada? Si el objetivo es perder peso, los defensores del pH b¨¢sico afirman que este es el camino. En su p¨¢gina web, la empresa Alkalinecare (parte interesada, pues vende productos de esta opci¨®n alimenticia) atribuye el sobrepeso a la acidez producida por la dieta y sostiene que la grasa es la respuesta del organismo para proteger la sangre del exceso de acidez. Para revertir la acidez y perder peso, sostienen, es necesario una buena hidrataci¨®n (¡°beber mucha agua neutraliza y diluye los ¨¢cidos metab¨®licos¡±); una correcta nutrici¨®n con predominio de alimentos verdes; remineralizaci¨®n con agua alcalina y verduras, algas, legumbres y frutos secos, y, finalmente, desintoxicar el organismo con alimentos alcalinizantes (todo tipo de frutas) y zumos verdes, caldos vegetales y la ingesta habitual de un vaso de agua con lim¨®n en ayunas. De nuevo, ni rastro de evidencia, como indica Rub¨¦n Bravo, quien contin¨²a: ¡°Uno de los mayores defectos de esta dieta es que es muy restrictiva, porque retira las prote¨ªnas de origen animal y con ella se perder¨¢ masa muscular¡±. Con todo, este especialista s¨ª reconoce alg¨²n aspecto positivo de esta dieta, que es su fomento del consumo de frutas, verduras y granos integrales, as¨ª como su llamada a retirar los az¨²cares refinados.
Otro supuesto beneficio que enarbolan sus defensores es que la alcanilizaci¨®n es buena para los deportistas, pero la doctora Nieves Palacio vuelve a ponerlo en jaque. ¡°Tomar frutas y verduras, que son alcalinizantes, es positivo, pero no lo es excluir alimentos que necesitan los deportistas (como son los hidratos de carbono simples y complejos o prote¨ªnas), ni tampoco disminuir la cantidad de calor¨ªas¡±, detalla la endocrina del AEPSAD.
El argumento a favor de alcalinizar a los deportistas se basa, seg¨²n Palacios, en que el deporte exige un esfuerzo f¨ªsico intenso que ¡°puede provocar cierta acidosis por la degradaci¨®n anaer¨®bica de la glucosa y producci¨®n de ¨¢cido l¨¢ctico¡±. Se trata ¡°de una ligera acidosis que causa fatiga muscular¡±, de la que el deportista se recupera con una peque?a pausa. ¡°La fatiga es, en cierto sentido, un mecanismo de defensa para no continuar y no provocar m¨¢s acidosis¡±, insiste. En esta situaci¨®n, ¡°los deportistas toman sustancias alcalinizantes [como bebidas espec¨ªficas]¡±, una pr¨¢ctica que, ciertamente, es ¡°de sentido com¨²n¡±, pero puntualmente y sin especial relevancia.
?Y para combatir el estr¨¦s? Los defensores de la dieta del pH la abanderan como un impulso hacia la vida calma. Pero, ?sorpresa!, tampoco hay estudios que lo refrenden. As¨ª las cosas, si la dieta perfecta no existe, la alcalina dista la que m¨¢s de serlo, pues se trata de un lobo con piel de cordero que sobrevive a?o tras a?os gracias a su reivindicaci¨®n de frutas y verduras. Exactamente igual que la dieta mediterr¨¢nea, que, por contra, s¨ª se aproxima a la excelencia, seg¨²n ilustran numerosos estudios, pero apuesta por lo verde sin aferrarse a la mentira del ph.
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