La FAO y el Vaticano piden liberar a los esclavos del mar
La trata de personas y la explotaci¨®n y abusos en el sector pesquero marcan el D¨ªa Mundial de la Pesca
"Torturaban y asesinaban a otros pescadores, y luego los tiraban al mar. Abusaban de la tripulaci¨®n de muchas formas: palizas, golpes y muertes en mar abierto". El testimonio de Tun Thet Soe, un joven de Myanmar que escap¨® de una red de explotaci¨®n y tr¨¢fico de personas en buques pesqueros de Tailandia, no es un caso aislado en el sector. Tampoco es algo excepcional en el mundo. El ?ndice global de la esclavitud, elaborado por la fundaci¨®n Walk Free, estima que en 2016 hay 45,8 millones de personas que viven sometidos y explotados. Talleres en India, China, Pakist¨¢n o Bangladesh (los pa¨ªses con m¨¢s casos seg¨²n el ¨ªndice) son las im¨¢genes que suelen venir a la mente al hablar de la esclavitud moderna.
Pero los buques pesqueros son tambi¨¦n escenario de estos abusos de derechos humanos, con una circunstancia que hace m¨¢s vulnerables a las v¨ªctimas. La estancia en alta mar, aislados, hace mucho m¨¢s dif¨ªcil escapar o denunciar a los explotadores. Este lunes, en el d¨ªa mundial de la pesca, la FAO (agencia de la ONU de la alimentaci¨®n) y el Vaticano han hecho un llamamiento conjunto a la comunidad internacional para luchar contra los abusos en los mares.
Cerca de 38 millones de personas se dedican directamente a la captura de pescado, seg¨²n datos de la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo. Pero la propia naturaleza clandestina del tr¨¢fico de personas y la explotaci¨®n laboral hace complicado encontrar cifras de estas actividades en la pesca. Un estudio de una ONG de Tailandia ¡ªuno de los pa¨ªses m¨¢s se?alados por las irregularidades en su industria pesquera¡ª calcula que solo all¨ª hay unas 200.000 personas trabajando sin que haya ning¨²n tipo de registro sobre sus condiciones.
Los sueldos, que los pescadores al final casi nunca cobran,? no suelen llegar a los cuatro euros diarios por turnos de entre 16 y 18 horas
El relato de Tun Tet Shoe, recogido en un estudio de la ONG brit¨¢nica Environmental Justice Foundation, cumple con los "rasgos comunes" de persona explotada, seg¨²n ha expuesto en un evento en la sede de la FAO en Roma el religioso Bruno Ciceri, miembro del pontificio consejo (una suerte de ministerio vaticano) para los Migrantes. El origen es casi siempre una situaci¨®n de pobreza y falta de oportunidades en su lugar de origen. "Son j¨®venes, en muchos casos analfabetos y sin experiencia en la vida. Es f¨¢cil enga?arlos", ha denunciado Ciceri, que trabaj¨® como capell¨¢n en Taiw¨¢n y Filipinas.
Tanto si caen una red de trata de personas como si firman contratos abusivos, las condiciones son parecidas, seg¨²n Ciceri. Lo que suele cambiar es el tipo de reclutador. En el segundo caso, muchas veces los conseguidores de trabajos prometedores que acaban siendo un infierno en alta mar son familiares o amigos de los explotados, que se niegan a denunciarlos complicando todav¨ªa m¨¢s la persecuci¨®n de estas redes.
Los que firman esos remedos de contrato ¡ª"muchas veces con el dedo"¡ª pagan dinero al reclutador para el pasaporte, el examen m¨¦dico y el transporte. Y con un visado de turismo, que no de trabajo, viajan a otro pa¨ªs en busca de su sue?o. "En realidad lo que comienza es una pesadilla" de hasta dos y tres a?os sin documentaci¨®n y sin apenas salir del barco, ha sentenciado el religioso, que tambi¨¦n colabora con la organizaci¨®n por los derechos de los marineros Seafarers Rights International. "Pocas veces los pescadores reciben el salario acordado", ha criticado. Pero adem¨¢s esos sueldos prometidos no suelen llegar a los cuatro euros diarios por turnos de entre 16 y 18 horas. ¡°Es peor que la esclavitud¡±, en palabras de Ciceri. Eso s¨ª, el trabajador s¨ª que debe pagar sumas de m¨¢s de 1.800 euros si en alg¨²n momento queda inhabilitado para cumplir con su parte.
Herramientas legales
El Acuerdo sobre medidas del Estado rector del puerto contra la pesca ilegal, auspiciado por la FAO, puede ser uno de los instrumentos para perseguir la trata de personas y la esclavitud moderna en el sector pesquero, dada la habitual coincidencia entre estas actividades criminales. El tratado prev¨¦ mecanismos de control en los puertos para evitar que los 'piratas' puedan descargar impunemente las capturas realizadas de forma ilegal o no registrada. Lo que tambi¨¦n permitir¨ªa revisar situaciones laborales irregulares. El reto, una vez entrado en vigor, es sumar a m¨¢s pa¨ªses al acuerdo.
Parecido desaf¨ªo afronta el Convenio 188 de la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo, que ha sido ratificado por 10 pa¨ªses y entrar¨¢ en vigor en 2017. El texto establece exhaustivamente normas de trabajo para los pescadores sobre alimentaci¨®n y acomodaci¨®n, tiempo de descanso o atenci¨®n m¨¦dica en el mar, seg¨²n Gianni Rosas, director de la OIT en Italia y San Marino.
Algo que no es poco habitual, dadas las condiciones de falta de alimentaci¨®n adecuada y atenci¨®n m¨¦dica, adem¨¢s de las carencias de equipamiento y seguridad para una actividad, la pesca, que ya es de por s¨ª de las m¨¢s peligrosas, con unas 24.000 muertes al a?o. Y eso sin contar las palizas, vejaciones y abusos sexuales o directamente homicidios que se cometen con impunidad por parte de oficiales en estas redes de explotaci¨®n.
Todas estos abusos van al alim¨®n con la pesca ilegal, ya que los intereses de ambas redes criminales coinciden. "Somos testigos de una situaci¨®n tr¨¢gica ante la cual la comunidad internacional debe desplegar sus esfuerzos para eliminar el trabajo forzoso", ha manifestado el secretario de Estado de la Santa Sede, el cardenal Pietro Parolin. En ese sentido, tanto Parolin como el resto de los intervinientes han destacado dos instrumentos que la legalidad internacional ha desarrollado recientemente: la convenci¨®n 188 de la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo, que entrar¨¢ en vigor en 2017, y el Acuerdo sobre Medidas del Estado Rector del Puerto, impulsado por la FAO y en funcionamiento desde este a?o.
Adem¨¢s de aplicar estos tratados y otras medidas coercitivas contra quienes cometen estos abusos, Parolin cree necesario desarrollar capacidades para rescatar y proteger a los explotados. El director general de la FAO, Jos¨¦ Graziano da Silva, se ha referido tambi¨¦n a la iniciativa Esperanza azul para el Mediterr¨¢neo, que pretende crear oportunidades de vida y trabajo para las comunidades costeras m¨¢s vulnerables. "Tenemos que garantizar que el pescado que llega a nuestros platos no es solo sostenible medioambientalmente, sino que respalda el bienestar social y econ¨®mico de quienes lo capturan y elaboran", ha instado Graziano.
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