Bolivia: en la frontera del cambio clim¨¢tico
En los p¨¢ramos y valles andinos, los peque?os agricultores se adaptan a la nueva realidad
Para el mundo en general, las alarmas sonaron a finales del a?o pasado, cuando se conoci¨® que el lago Poop¨®, el segundo m¨¢s grande de Bolivia despu¨¦s del Titicaca, se hab¨ªa secado. Para aquellos que trabajan en desarrollo rural en Bolivia, el problema era ya evidente mucho tiempo atr¨¢s.
Jaime Clavijo es un veterano ingeniero agr¨®nomo boliviano y el responsable para el departamento de Cochabamba del Plan Vida, uno de los tres programas financiados por el Fondo Internacional del Desarrollo Agr¨ªcola (FIDA) que operan en el pa¨ªs. Mientras recorremos los polvorientos caminos del municipio de Tapacar¨ª, subiendo y bajando cerros y navegando curvas tras las que se abren a nuestros ojos impresionantes paisajes monta?osos, Clavijo explica las duras condiciones de vida en la zona, a algo m¨¢s de 200 kil¨®metros al sudeste de La Paz. Dejando al un lado la majestuosidad del paisaje, nada parece invitar a vivir aqu¨ª, en estos p¨¢ramos a casi 4.000 metros sobre el nivel del mar.
¡°Siempre ha sido duro, pero desde hace unos diez a?os no deja de empeorar. Aqu¨ª siempre se ha practicado una agricultura de subsistencia basada en la papa y el cereal, parte del cual se utilizaba para alimentar peque?os reba?os de ovejas, llamas y alpacas. Ahora casi no da ni para eso¡±, resume el ingeniero.
Emigraci¨®n
Desde hace d¨¦cadas, la ¨²nica manera de salir adelante ha sido la emigraci¨®n temporal. Mientras las mujeres, los ni?os y los ancianos permanec¨ªan en las comunidades, los hombres j¨®venes iban a buscarse la vida en las ciudades, trabajando en la construcci¨®n y otros empleos no cualificados. ¡°Esa emigraci¨®n se est¨¢ transformando en permanente¡±, comenta Clavijo. As¨ª, en Cochabamba, casi un mill¨®n de los 1,3 millones de habitantes del departamento vive en la capital y las ciudades de alrededor, que crecen a un ritmo del 3% anual.
Las populosas calles de la ciudad de Cochabamba, repletas de coches, autobuses, poluci¨®n, luz y ruido en las horas punta, contrastan con el silencio del paisaje lunar que atravesamos. Al pie de algunos cerros, grupos de tres o cinco casitas de adobe y techos de paja seca. En algunas laderas, reba?os de unas pocas llamas, alpacas u ovejas. De vez en cuando, un terrenito arado, preparado para plantar papa. Son los ¨²nicos elementos que rompen la monoton¨ªa de un paisaje de polvorientos cerros de piedra y arena.
Tres comunidades del municipio de Tapacar¨ª se han unido para poner en marcha un proyecto de fortalecimiento de la producci¨®n de papa. Sin asistencia t¨¦cnica y sin recursos monetarios para renovar las semillas, la producci¨®n hab¨ªa deca¨ªdo. Y las menguantes lluvias, combinadas con fen¨®menos meteorol¨®gicos extremos no han sido para nada una ayuda.
¡°Es un proyecto que puede ser sostenible si verdaderamente reservan parte de los ingresos obtenidos por la mejora de la producci¨®n para renovar la semilla dentro de cinco o seis a?os¡±, explica Jaime Clavijo. A los ojos de un periodista no experto en agricultura, todo suena a ¨²ltima apuesta para no dejar que se extingan comunidades centenarias.
Gente de las monta?as, gente del valle
Algunos cientos de metros m¨¢s abajo, en el municipio de Sicaya, el paisaje es bien distinto. Remontamos el valle del r¨ªo Arque, encajonado entre cerros que van desde los 3.000 a los 4.000 metros de altitud. Aunque con el deshielo el r¨ªo se convierte en un caudal furioso, al comienzo de este invierno es apenas un riachuelo que discurre en medio de lo que parece una avenida de escombros. Esos restos son en realidad toneladas de suelo f¨¦rtil arrancadas de las laderas de las monta?as por la furia del Arque.
Hace un par de d¨¦cadas, a un vecino de Capinota se le ocurri¨® la idea de construir un peque?o dique abierto en un lado que le permitir¨ªa recoger una porci¨®n de ese suelo. Al cerrar el dique, se obten¨ªa una parcela de tierra extremadamente f¨¦rtil. La idea tom¨® fuerza y ejerci¨® un efecto llamada sobre otras comunidades que viv¨ªan en las monta?as.
¡°Toda la gente joven se iba. Decid¨ª que ten¨ªa que quedarme para intentar cambiar eso¡±
Francisco Aranga, uno de los l¨ªderes de la comunidad de Palermo, en Sicaya, lleg¨® aqu¨ª hace 20 a?os: ¡°Vinimos gentes de diversas comunidades de las lomas. En las alturas ya no quedaba casi vida. All¨ª, cuando hab¨ªa lluvia se produc¨ªa. Pero cuando no, no ten¨ªamos nada. Aqu¨ª siempre hay producci¨®n¡±, dice en su espa?ol entreverado de quechua. ¡°Tuvimos que construir muros para defendernos del r¨ªo y recoger tierra. No ten¨ªamos experiencia y lo ten¨ªamos que hacer todo con nuestras propias manos. M¨¢s tarde, conseguimos el apoyo del municipio y de otras instituciones y la cosa mejor¨®¡±.
El resultado es una comunidad pr¨®spera. A nuestro alrededor, decenas de personas se agachan sobre los campos, cosechando. El monocultivo de la papa ha sido sustituido por campos en donde tambi¨¦n crecen cebollas, ajo, remolachas y distintas verduras.
El FIDA entr¨® en la vida de las comunidades de Palermo hace dos a?os. Un proyecto dentro del programa Plan Vida permiti¨® a las 51 familias de esta ¨¢rea y a las 66 familias de la vecina comunidad de Thaqo Pampa construir o reacondicionar 480 metros de muro, garantizando la protecci¨®n de 50 hect¨¢reas de terreno cultivable ganadas al r¨ªo Arque.
Francisco explica c¨®mo su vida ha cambiado: ¡°Vendemos nuestros productos dentro del departamento de Cochabamba y m¨¢s all¨¢. Podemos mandar a nuestros hijos a estudiar y hasta dar empleo a compa?eros que no forman parte de la comunidad, pero que se ganan un jornalito¡±. El periodista no experto en antropolog¨ªa imagina que, dentro de d¨¦cadas, las historias de c¨®mo Francisco y su gente viv¨ªan en los altos cerros y bajaron a cultivar se habr¨¢n transformado en una especie de mito fundacional de la comunidad.
Grandes esperanzas en Villa Abecia
La esperanza de conseguir un cambio parecido late en los habitantes de Villa Abecia, un municipio en el coraz¨®n del departamento de Chuquisaca, al sur de Cochabamba y no lejos de la frontera con Argentina. Aqu¨ª las comunidades tambi¨¦n est¨¢n marcadas por la emigraci¨®n de sus miembros masculinos m¨¢s j¨®venes. Los destinos m¨¢s comunes son Santa Cruz de la Sierra, la ciudad m¨¢s pr¨®spera del pa¨ªs debido a la riqueza de su subsuelo lleno de petr¨®leo y gas, y la cercana patria de los gauchos.
Con la colaboraci¨®n de Accesos ¡ªel otro programa financiado por el FIDA activo en Bolivia¡ª y otras instituciones, las diferentes comunidades de Villa Abecia han dise?ado un ambicioso proyecto de desarrollo. La puesta en marcha de un sistema de regad¨ªo por aspersi¨®n y goteo que incluye la construcci¨®n de reservas de agua y la protecci¨®n de las parcelas con mallas y capas t¨¦rmicas va a permitir asegurar la producci¨®n frutal en la zona.
¡°Es una tierra excelente, dice el alcalde, Johny Ortega. Aqu¨ª lo que plantes se da. Sobre todo, el durazno y la uva. El problema aqu¨ª siempre ha sido la falta de lluvia, que va a m¨¢s cada vez. Adem¨¢s, tambi¨¦n desde hace unos a?os, tremendas tormentas de lluvia y granizo vienen y a veces acaban no solo con la producci¨®n, sino con las plantas de vid y de frutal¡±.
¡°Aqu¨ª siempre se ha practicado una agricultura de subsistencia basada en la papa y el cereal. Ahora casi no da ni para eso¡±
Una de las comunidades del municipio, T¨¢rkana, ha ido m¨¢s all¨¢ y ha decidido diversificar su producci¨®n y, al mismo tiempo, garantizar su seguridad alimentaria. As¨ª, 15 familias se han asociado para criar carpas en estanques excavados con la financiaci¨®n proveniente de Accesos. El aporte de este programa tambi¨¦n les ha permitido adquirir los insumos necesarios para la primera temporada de cr¨ªa: alevines y pienso para alimentarlos.
¡°La carpa crece en el estanque independientemente de las condiciones meteorol¨®gicas. No le afectan el granizo, ni la sequ¨ªa. Apenas da trabajo y nos asegura unas prote¨ªnas que los cultivos de fruta no pueden asegurar¡±, explica Daniel Aramayo, uno de los l¨ªderes de la comunidad.
La idea es que, adem¨¢s de garantizar la seguridad alimentaria de los habitantes de T¨¢rkana, los peces criados en esta comunidad puedan ser comercializados y tambi¨¦n servir para atraer turismo nacional a este apartado pero id¨ªlico rinc¨®n de los Andes bolivianos.
Aunque con sus dudas ¡ªes la primera vez que la comunidad se embarca en un proyecto de piscicultura¡ª los habitantes de T¨¢rkana miran ilusionados las pozas en las que los peces crecen. Saben que se juegan la supervivencia de su comunidad y piensan que las carpas pueden inclinar la balanza de su lado.
Daniel, que dej¨® la comunidad durante unos a?os para estudiar, cuenta: ¡°Cuando volv¨ª de la universidad, me sent¨ª muy triste. Ya no se ve¨ªan los camiones cargados de uva que sal¨ªan de aqu¨ª en el pasado. Y la escuela hab¨ªa quedado reducida a ocho ni?os. Toda la gente joven se iba. Decid¨ª que ten¨ªa que quedarme para intentar cambiar eso¡±.
Seg¨²n el alcalde, los proyectos en marcha est¨¢n consiguiendo revertir la situaci¨®n: ¡°De las 100 familias que se van a beneficiar del proyecto de regad¨ªo, casi la mitad son gente de la comunidad que hab¨ªa emigrado y que ha vuelto porque ahora tienen una posibilidad de futuro aqu¨ª¡±.
La vida en las fronteras del cambio clim¨¢tico en Bolivia no es f¨¢cil. Pero muchas comunidades no se dan por vencidas gracias al apoyo de las autoridades bolivianas y de organizaciones internacionales como el FIDA.
Juan Ignacio Cort¨¦s es consultor del Fondo Internacional de Desarrollo Agr¨ªcola (FIDA) de las Naciones Unidas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
M¨¢s informaci¨®n
Archivado En
- FIDA
- Desarrollo rural
- Cooperativas agrarias
- Opini¨®n
- Bolivia
- Pol¨ªtica demogr¨¢fica
- Organizaciones agrarias
- Medio rural
- Cambio clim¨¢tico
- Sudam¨¦rica
- Latinoam¨¦rica
- Demograf¨ªa
- Problemas ambientales
- Agricultura
- Organizaciones internacionales
- Am¨¦rica
- Agroalimentaci¨®n
- Relaciones exteriores
- Sociedad
- Medio ambiente
- Red de Expertos Planeta Futuro
- Planeta Futuro