Los que se van no son ciudadanos de segunda
La propuesta de la Junta Electoral para permitir el voto telem¨¢tico de los residentes en el extranjero es interesante, pero hay que garantizar la seguridad en la emisi¨®n y el recuento
En menos de un decenio, ha crecido en varios cientos de miles el n¨²mero de espa?oles con derecho a voto que reside en otros pa¨ªses. No sabemos bien cu¨¢ntos han decidido iniciar un proyecto de vida en el extranjero porque les interesa o les conviene, y cu¨¢ntos, sobre todo j¨®venes, lo han hecho por escasez de oportunidades profesionales o en busca de empleos menos precarios en medio de la Gran Recesi¨®n. Los datos a¨²n son incompletos.
Lo que no tiene duda es que, a medida que aumenta el n¨²mero de espa?oles fuera del pa¨ªs, son menos los que votan. En 2008 particip¨® en las elecciones generales un 31,8% de los 1,2 millones de residentes en el exterior con derecho a hacerlo. Tras los cambios legales de 2010, la participaci¨®n de votantes en el exterior baj¨® dr¨¢sticamente tanto en las generales del a?o siguiente como en 2015. El 26 de junio, con casi dos millones de electores residentes fuera de Espa?a, solo vot¨® el 6,3% pese a una liger¨ªsima recuperaci¨®n.
Este desaguisado qued¨® amparado bajo la extra?a denominaci¨®n de ¡°voto rogado¡±, y resulta chirriante el mero concepto de rogar el ejercicio de un derecho tan fundamental. Adem¨¢s, la reforma de marras ha llevado al l¨ªmite las dificultades. No resulta extra?o que el Parlamento Europeo, a petici¨®n de algunos afectados, haya llamado la atenci¨®n sobre ello. Ya se sabe que un toque desde el exterior siempre viene bien a la hora de combatir las desidias espa?olas, que en este caso convierten a un nutrido grupo de compatriotas en ciudadanos de segunda.
Por eso es interesante la propuesta de la Junta Electoral para permitir el voto telem¨¢tico de los residentes en el extranjero. Hay que garantizar la seguridad en la emisi¨®n y recuento de los votos por Internet, para evitar dificultades adicionales. Ahora bien, es evidente que todas las personas desean la mayor confidencialidad de sus datos fiscales, y eso no es ¨®bice para la continua presentaci¨®n telem¨¢tica de declaraciones tributarias.
Es verdad que el trasiego de votos sin fronteras puede convertirse en petr¨®leo electoral de dudoso origen cuando cae en manos poco escrupulosas, y de ah¨ª la necesidad de dise?ar y organizar cuidadosamente las soluciones. Una serie de irregularidades con el sistema anterior fue precisamente lo que provoc¨® la implantaci¨®n del malhadado voto rogado. Pero ha sido peor el remedio que la enfermedad: ahora se puede votar demasiado poco desde fuera de Espa?a.
Cuando los cuarteles generales de la pol¨ªtica se ocupen de este asunto, sin duda habr¨¢n reflexionado sobre a qu¨¦ sector perjudica y a qui¨¦n puede beneficiar un incremento de votos procedentes del exterior. Fuera c¨¢lculos partidistas. No hay que perder de vista la importancia de crear las condiciones para que sea posible irse, todav¨ªa m¨¢s para regresar sin precariedades... y poder votar mientras tanto.
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