La memoria es una fotograf¨ªa
El fot¨®grafo marroqu¨ª Amine Oulmakki expone en T¨¢nger la muestra 'Interior-noche'
?Qu¨¦ es ver?, fue una pregunta fundacional en la carrera del fot¨®grafo marroqu¨ª Amine Oulmakki (Rabat, 1986). Semejante cuesti¨®n se dispar¨® mientras estudiaba cine en la Universidad de Rabat, pero segu¨ªa yendo asiduamente a Mekn¨¦s, a visitar a la mujer que lo hab¨ªa criado, su bisabuela, y que acababa de quedarse ciega. A ella le dedic¨® la reflexi¨®n que sigui¨® a la pregunta, y su primera obra, que le llev¨® seis a?os. Son unos primer¨ªsimos primeros planos, llenos de emoci¨®n, de una mujer que vivi¨® 100 a?os. En blanco y negro, fort¨ªsimos contrastes narran los ¨²ltimos momentos de esa vida o de c¨®mo el rostro humano sigue captando luz y reflej¨¢ndola, aun mientras se apaga.
Oulmakki sonr¨ªe de esa aceptaci¨®n tan natural que ¨¦l ha desarrollado frente a los sucesos de la vida, que incluyen la muerte. La muerte de la abuela de su madre, la primera protagonista de su obra, puso punto final a aquella serie de retratos en blanco y negro. Hace unos meses, otro deceso importante, el del realizador iran¨ª Abbas Kiarostami, lo dej¨® a mitad de una tarea de aprendizaje, como disc¨ªpulo, en el marco de un seminario de formaci¨®n que qued¨® trunco. Eso fue, y no hace falta reemplazar a nadie por nadie. Hasta all¨ª lleg¨® la experiencia.
¡°En la fotograf¨ªa escribimos con la luz¡±, sostiene Amine. La caligraf¨ªa lum¨ªnica de su obra es precisa, detallista, con el cuidado y la paciencia de quien est¨¢ convencido de que de ese instante puede nacer la vida (y el movimiento al que no asistiremos). Presten atenci¨®n, sino, a las obras que componen la serie actual Interior-noche (que se ha mostrado este a?o en Camer¨²n y actualmente, cuelgan en gran formato en la galer¨ªa Photoloft de T¨¢nger): son escenas de una teatralidad apabullante, que incluso podr¨ªan ser un fotograma.
Oulmakki cuenta que andaba perdido entre el cine y el videoarte, y entre una localizaci¨®n de cine y preparando escenarios, se detuvo y vio que all¨ª moraba la fotograf¨ªa, justo en ese tiempo-espacio entre la puesta en escena y la ¡®acci¨®n¡¯. De hecho, as¨ª sucede cuando Oulmakki concibe una serie: trabaja como si fuera a rodar una pel¨ªcula, pero llega solo hasta ese instante en que el obturador se cierra. La pel¨ªcula la desarrollar¨¢ el espectador, y cada uno la suya.
¡°Es que la memoria no es en movimiento. La memoria es una foto. Luego esa foto nos empieza a contar historias¡±, afirma Amine. De ah¨ª que la idea de Interior-noche surgiera en una residencia parisina de la Cit¨¦ International des Arts : ¡°Par¨ªs no me dec¨ªa nada, no me tocaba, pero vino la evocaci¨®n¡±. Como siempre que uno est¨¢ lejos.
Oulmakki ve a Marruecos como un escenario donde el cine y el teatro se representan sin pausas, solo hay que estar atento a las escenas y ¡°hacerles espacio en el cuerpo¡±. Quiz¨¢ por eso se queda en Marruecos, sale a hacer exposiciones y residencias de formaci¨®n pero vuelve y desarrolla aqu¨ª su trabajo. Admira a los artesanos de su pa¨ªs.
La gente que trabaja con las manos tiene tanto por narrar y el fot¨®grafo anda busc¨¢ndolos para escribir su luz. Entonces, enumera, agradecido y devoto: ¡°la cer¨¢mica, los bordados, la pedrer¨ªa, los tejidos y la ef¨ªmera pintura sobre la piel en henna, que naci¨® en la India, con dibujos geom¨¦trico, y, pasando por Yemen, lleg¨® a Al Andalus con flores¡±. De ah¨ª que sus b¨²squedas para cada puesta en escena duren largo tiempo y la sesi¨®n para ese ¨²nico momento de luz se prepare minuciosamente: la serie Interior-noche, integrada por 10 trabajos, fue concebida y realizada a lo largo de un a?o completo, con el apoyo del Ministerio de Cultura marroqu¨ª.
¡°Empec¨¦ por las im¨¢genes de mi infancia (como la escena de la noche de bodas con s¨¢banas bordadas que vi a trav¨¦s de una cerradura cuando ten¨ªa diez a?os), o las cosas que me contaban mis amigos en la adolescencia. Imagin¨¦ mis meriendas (cuando mi abuela me mandaba a comprar esos t¨ªpicos bollos marroqu¨ªes dulces que, en la foto, cuelgan del ¨¢rbol, junto a la piscina de menta, con la que hacemos el t¨¦¡±, explica. Sin duda, hay todav¨ªa m¨¢s humor y paisaje on¨ªrico, como en el d¨ªptico del hombre que juega al cr¨ªquet con una pipa de kif en un riad del siglo XVII de Sal¨¦ (una foto en la que el autor resalta la delicadeza del trabajo del suelo de cer¨¢mica cortada a mano).
Puede que las escenas evoquen la luz de los pintores flamencos en unos ambientes magreb¨ªes y con unos actores absolutamente reconocibles. Oulmakki prefiere citar como referente al maliense Malick Sidib¨¦, mientras habla del germen de la pr¨®xima serie, que ser¨¢ tan teatral como esta, pero en el exterior y de d¨ªa.
Y as¨ª como a su abuela le ayud¨® conocerla para ¡®escribirla¡¯, ahora prefiere conocer a las personas/los personajes, antes de fotografiarlos, sin intermediaci¨®n de la t¨¦cnica, y vivir el cotidiano con ellas. En eso est¨¢. Expuso en la Biennale de Marrakech y trabaja para el teatro. Tambi¨¦n prepara el proyecto de un estudio m¨®vil con el que se ir¨¢ trasladando de pueblo en pueblo para que la gente lo use, en ese gran estudio-pa¨ªs que es Marruecos: ¡°amo este soporte art¨ªstico y quiero compartirlo¡±.
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