?Una peste salvaje?
La muerte en Mongolia de cientos de ant¨ªlopes saiga genera preocupaci¨®n por la expansi¨®n del virus PPR
Cayeron a cientos. Y no es la primera vez. Los saiga, una especie de ant¨ªlope f¨¢cilmente reconocible por su nariz tubular y los curiosos cuernos de sus machos, se esfuerzan por sobrevivir. Las cosas se pusieron dif¨ªciles con la ca¨ªda y fragmentaci¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Y ahora, las enfermedades. Mongolia ha registrado la muerte masiva de unos 900 ejemplares de este animal, que la?Uni¨®n Internacional para la Conservaci¨®n de la Naturaleza sit¨²a en "peligro cr¨ªtico de extinci¨®n". Descubrir que la causa es la peste de los peque?os rumiantes (PPR), genera una nueva preocupaci¨®n que va m¨¢s all¨¢ del futuro de esta amenazada especie y puede afectar a la salud animal global. Hasta ahora apenas se hab¨ªan observado s¨ªntomas de este virus ¡ªuna tremenda amenaza para las cabras y ovejas dom¨¦sticas de m¨¢s de 75 pa¨ªses¡ª en animales salvajes. Y, desde luego, nunca se hab¨ªan visto en ant¨ªlopes.
En agosto de 2016 se detectaron entre cabras y ovejas de las estepas de Mongolia los primeros casos de PPR, una enfermedad v¨ªrica prima de la peste bovina, que provoca en peque?os rumiantes fiebre alta y depresi¨®n, los deja con las defensas bajas y con una alta frecuencia (cerca de un 90% de los casos) los lleva a la muerte. La hip¨®tesis principal es que el contagio lleg¨® de China, pa¨ªs donde esta zoonosis (enfermedad animal) es end¨¦mica. Precisamente, la dificultad para controlar los movimientos transfronterizos de animales es uno de los grandes retos en la erradicaci¨®n de la dolencia, seg¨²n explica Bouna Diop, secretario del programa conjunto entre la FAO (agencia de la ONU de la alimentaci¨®n y la agricultura) y la OIE (organizaci¨®n mundial de salud animal) para acabar con esta peste.
Acabar con la enfermedad
La peste des petits ruminants, como fue bautizada originalmente en franc¨¦s, se identific¨® por primera vez en 1942 en Costa de Marfil, y se calcula que ocho de cada diez peque?os rumiantes del mundo viven en pa¨ªses o regiones afectadas por la enfermedad.
Esta se extiende principalmente por Asia y ?frica (no se ha registrado en las Am¨¦ricas), con una fuerte presencia en el Cuerno de ?frica y todo el sur del Sahel, Oriente Medio y Asia Central.
Acabar con ella se considera una paso b¨¢sico para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), ya que los animales vulnerables, como cabras y ovejas, son en muchos casos el ¨²nico medio de subsistencia de millones de pastores y peque?os ganaderos de los pa¨ªses en desarrollo m¨¢s afectados.
La estrategia conjunta de la FAO y la OIE para erradicarla, mediante el control, la formaci¨®n a los pastores y peque?os ganaderos para su identificaci¨®n y la vacunaci¨®n, se calcula que requerir¨¢ 1.000 millones de d¨®lares en los pr¨®ximos cinco a?os.
Ambas organizaciones, junto con las autoridades mongolas, comenzaron entonces un programa de vacunaci¨®n que, seg¨²n estas ¨²ltimas, alcanz¨® a m¨¢s de 11 de los 45 millones de ejemplares de ganado dom¨¦stico que hay en el pa¨ªs. Pero a finales de diciembre, se registraron muertes masivas de hasta 900 ejemplares (entre el 10% y el 20% de la poblaci¨®n total) de Saiga tatarica mongolica, la subespecie local. No es la primera vez que se ven desastres similares entre estos narigudos ant¨ªlopes. En 2015 un equipo de rodaje del exitoso documental de naturaleza Planet Earth II vivieron de cerca la muerte de m¨¢s de 150.000 de estos animales, de la otra subespecie, en Kazajist¨¢n.
Aquellas muertes se achacaron despu¨¦s a una infecci¨®n bacteriana, la pasteurelosis, y pusieron a¨²n m¨¢s en entredicho la supervivencia de la especie, cuya poblaci¨®n cay¨® casi un 95% cuando la caza ilegal se dispar¨® a ra¨ªz del desmembramiento de la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Los cuernos de los machos, que parecen cuidadosamente tallados, son muy apreciados por la medicina tradicional china, y por tanto codiciados por los furtivos, seg¨²n explican desde la UICN. Esa preferencia por los machos tambi¨¦n afecta a la reproducci¨®n, en la que ya de por s¨ª se pierden muchos ejemplares del g¨¦nero masculino por las luchas entre ellos. Algunos c¨¢lculos sit¨²an la proporci¨®n de hembras en una tasa de 10 a 1.
Adem¨¢s, los inviernos severos, la destrucci¨®n de algunos de sus h¨¢bitats o la desaparici¨®n de sus principales pastos suponen grandes amenazas para los saiga mongoles. Y probablemente lo que le ha llevado a pacer y beber en los mismos lugares que otros animales dom¨¦sticos. "Todo apunta que el contagio se produjo en ese contacto", apunta Diop. Cuando los expertos descubrieron la presencia del virus de la PPR en los ant¨ªlopes fulminados en las ¨²ltimas semanas, se dio la voz de alarma por la novedad.
"Nunca se hab¨ªan visto s¨ªntomas de PPR en animales salvajes", explica Diop. "Es preocupante, porque puede potenciar que la enfermedad se extienda", sostiene. Si ya de por s¨ª la vacunaci¨®n de animales dom¨¦sticos (y por tanto, controlados de una u otra forma) es un reto importante para el reto marcado de acabar con la enfermedad en 2030, tener que abordar brotes en la vida salvaje complicar¨ªa mucho las cosas, lamenta el experto. "Esto nos lleva a una nueva situaci¨®n, que tenemos que investigar y abordar cuanto antes". Y ya no solo por salvar a los saiga.
La cachemira, en peligro
La peste de los peque?os rumiantes es una enorme amenaza para Mongolia. Como el mayor exportador mundial de lana cachemira, un brote de la enfermedad entre la caba?a de cabras mongolas supondr¨ªa un grave riesgo para la econom¨ªa del pa¨ªs. Especialmente para los cientos de miles de pastores que viven de su ganado, ya sea por la cachemira, la carne, o la leche que obtienen de ellas.
Seg¨²n datos de la FAO, un tercio de los 2,8 millones de habitantes de Mongolia, un pa¨ªs con una gran tradici¨®n n¨®mada y de pastoreo por sus extensas estepas, depende directamente de sus animales para subsistir.
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