¡°Ser el par¨¢sito de la Tierra nos lleva a la autodestrucci¨®n¡±
El ec¨®logo David Nogu¨¦s Bravo publica en 'Science' el primer mapa de la diversidad gen¨¦tica del planeta
Hace doscientos a?os, la mera idea de que una especie animal pudiera extinguirse era completamente revolucionaria. ¡°No puedo evitar creer que el mamut todav¨ªa existe. La aniquilaci¨®n de cualquier especie carece de ejemplos en cualquier parte de la naturaleza que vemos¡±, escrib¨ªa en 1796 el paleont¨®logo (y tercer presidente de EE UU) Thomas Jefferson. El padre de la Declaraci¨®n de Independencia ten¨ªa muchas razones para pensar que, sin duda, la naturaleza era capaz de mantenerse en equilibrio a pesar de la presi¨®n que los humanos pudieran ejercer en determinado ecosistema. Hoy, buena parte de las noticias que tenemos sobre la biodiversidad son para conocer nuevas especies en peligro o ya en extinci¨®n en distintos rincones del planeta. Pero para determinar el estado de salud de la biodiversidad de la Tierra en su conjunto cada vez es m¨¢s necesario el uso de nuevos instrumentos que permitan atinar con el diagn¨®stico. A eso se dedica el macroec¨®logo David Nogu¨¦s Bravo, que ha desarrollado una nueva herramienta, ¡°como un nuevo tipo de telescopio¡± para observar la diversidad gen¨¦tica de los animales. ¡°Son los bloques de la vida que nos ayudan a adaptarnos a los cambios. Si tienes bloques que te ayudan con los cambios en el clima tienes m¨¢s posibilidades de sobrevivir¡±, explica Nogu¨¦s (Zaragoza, 1975), de la Universidad de Copenhague, que public¨® sus resultados en la revista Science, consiguiendo ser el tema de portada. La principal observaci¨®n que proporcion¨® este telescopio es que los humanos estamos acabando con la fortaleza gen¨¦tica de los animales. Ya sab¨ªamos que arrasamos con especies y ecosistemas, pero resulta que tambi¨¦n estamos empobreciendo su herencia gen¨¦tica, lo que les hace todav¨ªa m¨¢s vulnerables.
Uno de sus primeros trabajos de relevancia fue, precisamente, sobre la extinci¨®n de los mamuts, un estudio que mostraba c¨®mo el cambio clim¨¢tico dej¨® a estos primos lanudos de los elefantes pendiendo de un hilo justo cuando llegaron los humanos a sus ecosistemas para darle ¡°el golpe de gracia¡±. Se trata de un ejemplo tan prof¨¦tico como ¨²til para entender c¨®mo ser¨¢n las extinciones presentes y futuras que estamos provocando. ¡°Hacemos modelos sobre el futuro, pero no tenemos una m¨¢quina del tiempo para validar si estos modelos tienen sentido o no. Y por eso se comenz¨® a trabajar sobre el pasado¡±, explica este macroec¨®logo, profesor titular del Museo de Historia Natural de Dinamarca, un lugar en el que ¡°la ciencia es un pilar b¨¢sico¡±, lo que le permite tener proyectos de gran tama?o en el que se implican genetistas, paleont¨®logos, ec¨®logos, bi¨®logos y cient¨ªficos sociales. En su grupo de macroecolog¨ªa, de unos ochenta investigadores alrededor de veinte son economistas y soci¨®logos ¡°porque tenemos que entender c¨®mo los procesos econ¨®micos y sociales est¨¢n ligados a las din¨¢micas naturales¡±, explica.
Somos la especie que mejor compite de la historia del planeta. Y cuando compites muy, muy bien, desplazas y acabas extinguiendo a las otras
Durante un proyecto de ayuda al desarrollo, Nogu¨¦s tuvo una experiencia reveladora, en un mercado en Durban (Sud¨¢frica), en el que se hac¨ªan p¨®cimas y se comerciaba impunemente con trozos de animales muertos, muchos de ellos en peligro de extinci¨®n ¡ª"uno de los grandes problemas con los mam¨ªferos en ?frica¡±¡ª. Y viendo el trabajo de sus compa?eros del museo dedicados al estudio de los insectos sociales ha llegado a una conclusi¨®n: los humanos somos el par¨¢sito de la Tierra.
Pregunta. Hemos comenzado la sexta gran extinci¨®n de especies de la historia del planeta, equiparable a la que sufrieron los dinosaurios, ?somos los humanos un nuevo meteorito?
Respuesta. Lo que estamos seguros es que los niveles de extinci¨®n que estamos viendo en los ¨²ltimos 500 a?os son un hecho ¨²nico en la historia del planeta, que se asemeja como sabes a esos otros cinco grandes periodos de extinci¨®n. Es importante transmitir que nosotros como humanos estamos teniendo un impacto muy r¨¢pido y directo en la extinci¨®n de cientos y cientos de especies. Somos la especie que mejor compite de la historia del planeta. Y cuando compites muy, muy bien, puede ser bueno para tu especie, pero desplazas y acabas extinguiendo a las otras. Somos una especie con una capacidad para atraer y succionar energ¨ªa de nuestro planeta a escala global como posiblemente no ha habido antes. Tenemos la capacidad de modificar el ambiente, provocando que muchas especies no puedan sobrevivir con este nuevo competidor. Para la historia del planeta somos una especie muy reciente, tenemos 200.000 a?os, pero hemos sido capaces de competir con las otras hasta el extremo de tener un control global sobre la biosfera. En los pr¨®ximos 50 a?os vamos a ver desaparecer muchas especies de primates para siempre. De 1.300 especies de invertebrados marinos, el 25% est¨¢n amenazados de extinci¨®n; de 7.800 de invertebrados de agua dulce, el 34%. Se han extinguido casi 350 especies de vertebrados en los ¨²ltimos cinco siglos. A veces tenemos problemas para visualizarlo: esto est¨¢ pasando, no es algo que los cient¨ªficos estamos prediciendo. Asistimos a extinciones locales de forma continua. Estamos a tiempo de resolver muchos de esos problemas, pero para parar esa din¨¢mica hay que tomar medidas radicales, dr¨¢sticas y que sean r¨¢pidas.
P. ?Por eso dec¨ªa recientemente en un art¨ªculo que somos un par¨¢sito?
Seguimos sin saber cu¨¢ntos millones de especies hay en el planeta; sabemos seguro que hay muchas que se extinguen incluso antes de que las podamos describir
R. Me vino a la mente porque los compa?eros del primer piso han estado en Brasil observando c¨®mo un hongo parasita a las hormigas, meti¨¦ndose en su cabeza, y las convierte en zombi. As¨ª consigue controlarla por completo en su propio beneficio hasta que la hormiga muere. Desde el origen de nuestra especie hasta el Neol¨ªtico ¨¦ramos cazadores-recolectores y viv¨ªamos en relaci¨®n de comensalismo con nuestro planeta: obten¨ªamos beneficios de la naturaleza pero sin tener un impacto significativo. Pero a partir de la Revoluci¨®n Industrial se da una aceleraci¨®n exponencial de nuestra capacidad de obtener energ¨ªa y de transformar ecosistemas. Y en esa fase de nuestra historia de amor-odio con el planeta es cuando viene el ejemplo de la hormiga. Puede sonar muy radical, porque el planeta seguir¨¢ con nosotros o sin nosotros. Pero lo estamos manejando, como si fu¨¦ramos en la cabina de control, y lo estamos llevando hacia una zona que no asegura nuestra propia supervivencia. Ya hay estudios que se?alan que estamos cerca de alcanzar niveles insostenibles para nuestra propia supervivencia. Ser el par¨¢sito de la Tierra nos lleva a la autodestrucci¨®n.
P. Eso recuerda m¨¢s a la f¨¢bula del escorpi¨®n, que no puede evitar picar a la rana que lo transporta aunque suponga su propia muerte.
R. La biodiversidad de por s¨ª es importante. Pero si quieres pensar de una forma ego¨ªsta, dependemos en innumerables aspectos de lo que la naturaleza nos da. El cambio clim¨¢tico est¨¢ afectando a la capacidad de cultivar plantas pero tambi¨¦n a los animales que las polinizan para sobrevivir: desde los colibr¨ªes que polinizan el caf¨¦ en Jamaica hasta las abejas que son responsables de cientos y cientos de productos que encontramos en nuestros supermercados. Las abejas est¨¢n yendo hacia un declive acelerado en muchos lugares del planeta hasta el punto de que en algunas zonas de China las plantas no tienen abejas para poder polinizarlas y han tenido que poner a gente a polinizar los ¨¢rboles a mano. Los recursos que obtenemos de la naturaleza dependen de mantener diversidad de animales y plantas. Como especie, nuestra sociedad depende de estos servicios que nos dan los ecosistemas.
P. ?C¨®mo puede ayudar la macroecolog¨ªa?
R. Ayuda a estudiar a grandes escalas. En vez de analizar una especie en un solo ecosistema, estudiamos la distribuci¨®n de la vida a unas escalas continentales y globales. Si hici¨¦ramos una analog¨ªa: hay astr¨®nomos mirando a una sola estrella o planeta y nosotros hacemos un mapa de toda la galaxia. Todo est¨¢ conectado, los problemas son globales, y ver la naturaleza desde esa perspectiva permite entender mejor cu¨¢les son las din¨¢micas que nos rodean. En nuestra disciplina se impone la investigaci¨®n multidisciplinar, con experimentos a grandes escalas. Ahora tenemos ec¨®logos haciendo experimentos alrededor de todo el planeta a la vez. Se est¨¢ convirtiendo en una ciencia global a la hora de analizar la respuesta al cambio clim¨¢tico. Seguimos sin saber cu¨¢ntos millones de especies hay en el planeta; sabemos seguro que hay muchas que se extinguen incluso antes de que las podamos describir. Necesitamos convencer a quienes financian investigaci¨®n b¨¢sica que si no conocemos la diversidad tampoco podemos conservarla.
P. En ese contexto aparece su estudio en Science, una nueva herramienta para estudiar la biodiversidad con otra ¨®ptica.
La mejor manera de proteger la biodiversidad en los pa¨ªses del tercer mundo es ayudar a las comunidades locales a tener mejores formas de vida
R. Sabemos desde hace a?os que hay gran diversidad de especies y diversidad de ecosistemas en los tr¨®picos, pero hay un patr¨®n global que segu¨ªamos sin conocer: el de la diversidad gen¨¦tica. Ped¨ª un proyecto de m¨¢s de un mill¨®n de euros para responder a esa pregunta que parece sencilla pero tiene implicaciones bastante grandes a la hora de proteger la biodiversidad y responder a las amenazas en el futuro. Este primer mapa es un poco como haber construido un nuevo telescopio que nos permite mirar la galaxia completa. Hasta ahora hab¨ªa estudios a escalas m¨¢s locales: Nueva Zelanda, Espa?a, Brasil... Pero toda esa informaci¨®n no se hab¨ªa puesto junta: hemos logrado poner la informaci¨®n geogr¨¢fica al 30% de todas las secuencias que se han publicado para mam¨ªferos y anfibios. En los pr¨®ximos a?os, espero que pasemos hasta el 80% o el 90% en mi grupo de investigaci¨®n.
P. Ese estudio tambi¨¦n ha revelado el ¡°mapa de la ignorancia¡±.
R. Una de las principales ideas es que nos hemos dado cuenta de que lo que no sabemos sigue siendo mucho m¨¢s que lo que sabemos. Nos hemos dado cuenta de que las ¨¢reas del mundo que son m¨¢s biol¨®gicamente diversas son las que conocemos menos, los tr¨®picos. Sabemos que hay cientos de miles de especies, pero hay muy poca informaci¨®n sobre estas arcas de biodiversidad.
P. El estudio habla del efecto del Antropoceno, ?c¨®mo se nota la huella humana en la diversidad gen¨¦tica?
Una de las grandes ambiciones de la macroecolog¨ªa es descubrir cu¨¢les son las leyes b¨¢sicas que explican la evoluci¨®n de la vida en nuestro planeta
R. Nuestro trabajo muestra que el patr¨®n global de la diversidad gen¨¦tica del planeta ha sido ya modificado por impactos de origen humano. Las zonas del planeta usadas por humanos de forma m¨¢s intensa en los ¨²ltimos 2.000 a?os tienen niveles de diversidad gen¨¦tica muy bajos, mucho menores de lo que les correspond¨ªa por su posici¨®n geogr¨¢fica en el globo. Los humanos estamos destruyendo muchas poblaciones; no vemos un patr¨®n natural, sino una huella humana global directa sobre la diversidad gen¨¦tica.
P. ?Por qu¨¦ es importante conocer la diversidad gen¨¦tica?
R. Son los bloques de la vida que nos ayudan a adaptarnos a los cambios. Si tienes bloques que te ayudan con los cambios en el clima tienes m¨¢s posibilidades de sobrevivir. Por eso muchas especies con bajos niveles de diversidad gen¨¦tica est¨¢n mucho m¨¢s expuestas a sufrir impactos y extinciones.
P. ?C¨®mo la hemos destruido?
R. Una especie est¨¢ constituida por diferentes poblaciones. Por ejemplo, pensemos en los lobos europeos. Los hay en Espa?a, en Italia, en el este de Europa¡ Cada poblaci¨®n tiene una arquitectura gen¨¦tica diferente de las otras. Si empezamos a extinguir o reducir de forma radical muchas de estas poblaciones que son gen¨¦ticamente diferentes, vamos eliminando lo que se llaman genotipos. As¨ª es c¨®mo estamos haciendo que muchas especies est¨¦n perdiendo grandes niveles de diversidad gen¨¦tica.
P. ?C¨®mo se resuelve esa convivencia con los humanos?
Nos hemos dado cuenta de que lo que no sabemos sobre la biodiversidad sigue siendo mucho m¨¢s que lo que sabemos
R. Es una situaci¨®n complicada. Las poblaciones humanas est¨¢n creciendo a un ritmo muy elevado y la gente necesita comer, por eso se talan bosques para cultivos. La cuesti¨®n es que la gente en estos lugares est¨¢ en situaciones de pobreza alarmante. Dependen de conseguir comida y de vender recursos para poder vivir. Todo eso est¨¢ mezclado con los grandes intereses econ¨®micos extranjeros, con gobiernos locales y extranjeros con sus propias agendas, en los que la conservaci¨®n de la naturaleza no es uno de sus mayores objetivos. La mejor manera de proteger la biodiversidad en los pa¨ªses del tercer mundo es ayudar a las comunidades locales a tener mejores formas de vida, porque cuando no tienes recursos la defensa de la biodiversidad pasa a un segundo plano. Tenemos que encontrar formas de ayudar a desarrollar econ¨®micamente de forma sostenible a las poblaciones que viven alrededor de los grandes centros de biodiversidad de nuestro planeta, ser¨ªa una de las mejores formas de fomentar la conservaci¨®n.
P. ?Cu¨¢l va a ser el gran ¨¦xito de la macroecolog¨ªa en el futuro?
R. Descubrir las leyes de la naturaleza. Los f¨ªsicos son muy buenos cuando hablan de las leyes de la f¨ªsica. Pero en la ecolog¨ªa se ha sido m¨¢s reticente a la hora de hablar de las grandes leyes que gobiernan la naturaleza. Creo que la macroecolog¨ªa en eso es bastante menos modesta: en nuestro campo, una de las grandes ambiciones es descubrir cu¨¢les son las leyes b¨¢sicas que explican la evoluci¨®n de la vida en nuestro planeta: d¨®nde est¨¢n las cosas hoy y d¨®nde van a estar, si est¨¢n, dentro de cien a?os. Sin esas leyes no podremos predecir correctamente cu¨¢l ser¨¢ el futuro de la biosfera dentro de cien a?os.
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