Mucho que mejorar en democracia interna
Tambi¨¦n hay que respetar las reglas del juego en el interior de los partidos
Iron¨ªas de la vida pol¨ªtica. Se busca la m¨¢xima fiabilidad en las elecciones a las que est¨¢n convocados los ciudadanos, pero se mantiene un aire de duda o escasa seriedad en algunas votaciones internas de los partidos pol¨ªticos. Cuarenta a?os de democracia despu¨¦s, importantes asambleas y reuniones siguen celebr¨¢ndose con una estrechez de garant¨ªas que cuestiona la democracia interna, como si las exigencias hacia el interior fueran naturalmente m¨¢s laxas que a la hora de obtener, en la batalla hacia el exterior, m¨¢s proporcionalidad entre votos y esca?os o el paso a una democracia mayoritaria, por ejemplo.
?C¨®mo fue derrotada la enmienda anti-Cospedal en el ¨²ltimo congreso del PP? Se resolvi¨® como en otras ocasiones, pero era el ¨²nico tema realmente controvertido. Una votaci¨®n a mano alzada y un recuento de sufragios a ojo que despej¨®, por poca diferencia, los planes de reparto del poder interno decididos previamente por Mariano Rajoy. Llama la atenci¨®n que el procedimiento fuera lo de menos, sacrificado en beneficio de mostrar un liderazgo incontestable del PP y de su presidente.
Mucho m¨¢s sofisticadas han sido las decisiones de Podemos, tomadas a trav¨¦s de Internet tras una pugna entre las facciones sobre el sistema electoral a utilizar, ya que cada una ten¨ªa el suyo. Y no con tiempo suficiente para que todos supieran de antemano a qu¨¦ atenerse, sino que se decidi¨® pr¨¢cticamente en las v¨ªsperas de Vistalegre?II. Pablo Iglesias habr¨ªa ganado con cualquiera de los sistemas propuestos, pero sin resultados tan favorables si se hubiera aplicado otro distinto del patrocinado por su entorno. Ah¨ª queda otro tema sepultado en el caj¨®n de las minucias formalistas, una vez que los focos est¨¢n encendidos sobre la cuota que corresponder¨¢ a pablistas, errejonistas o anticapitalistas en el ¨®rgano de direcci¨®n.
Cierto, fue mucho peor lo que le sucedi¨® al comit¨¦ federal del PSOE en el oto?o pasado. En plena lucha entre los que quer¨ªan defenestrar a Pedro S¨¢nchez y la resistencia de este ¨²ltimo a dejarse, se escondi¨® una urna detr¨¢s de un panel para empezar una votaci¨®n a la que nadie hab¨ªa llamado. ?Otra minucia en un d¨ªa de nervios desatados? No: una manifiesta falta de respeto a las garant¨ªas m¨ªnimas en una votaci¨®n interna. Los papeles no pueden perderse hasta ese punto.
Hay que dar importancia a la democracia interna de las fuerzas pol¨ªticas, que debe incluir muchos m¨¢s aspectos: qui¨¦n controla las listas electorales, cu¨¢l es el margen de poder de los dirigentes, la transparencia en la financiaci¨®n. Pero las reglas de votaci¨®n, los censos fiables y las garant¨ªas m¨ªnimas no pueden improvisarse, forzarse o resolverlas a base de inercias. Mucho queda por hacer para que las votaciones internas se efect¨²en sin sospechas de manipulaci¨®n y con recuentos fiables. Hasta que eso ocurra, el margen de confianza hacia la acci¨®n de los l¨ªderes y de sus soluciones se mantendr¨¢ a medias.
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