Pasar la ESO

Una vez eliminadas las rev¨¢lidas, el aspecto m¨¢s controvertido de la LOMCE, el Gobierno prepara ahora un decreto sobre los requisitos para la obtenci¨®n del t¨ªtulo al final de la ESO. Ha causado un cierto revuelo que el borrador contemple que se pueda obtener el t¨ªtulo con dos asignaturas suspendidas ¡ªsiempre que no sean Matem¨¢ticas y Lengua y Literatura a la vez¡ª y con menos de 5 de nota media. El Consejo Escolar de Estado ha considerado una ¡°anomal¨ªa¡± la posibilidad de obtener el t¨ªtulo por debajo del aprobado y algunas voces han alertado de que eso supondr¨¢ una rebaja de la calidad educativa.

Estas inquietudes no est¨¢n justificadas. En primer lugar porque el decreto mantiene pr¨¢cticamente los mismos requisitos que reg¨ªan antes de la LOMCE, a la espera del resultado de los trabajos de la subcomisi¨®n del Congreso para el pacto educativo. Y en segundo lugar, porque ser¨¢ insignificante el n¨²mero de alumnos que habiendo superado 38 de las 40 materias de la ESO, se queden por debajo del 5. Pero adem¨¢s, es un debate obsoleto. Cada vez hay m¨¢s consenso sobre la necesidad de ir a un modelo distinto del de acreditaci¨®n por un t¨ªtulo, que es excesivamente r¨ªgido, deja sin posibilidades de continuar a m¨¢s del 12% de los alumnos y tiene efectos irreversibles.

Hay que avanzar, por el contrario, hacia un modelo de acreditaciones como el que rige en muchos de los sistemas educativos m¨¢s exitosos. A partir de unas exigencias m¨ªnimas en materias b¨¢sicas, el sistema de acreditaciones certifica el nivel de competencias alcanzado por el alumno. Quienes acrediten m¨¢s tendr¨¢n m¨¢s posibilidades de continuar y m¨¢s opciones laborales, pero quienes acrediten menos no ser¨¢n excluidos y podr¨¢n buscar una salida acorde a su nivel de preparaci¨®n. No todos los alumnos avanzan al mismo ritmo ni todos tienen las mismas capacidades y posibilidades, pero todos tienen derecho a llegar tan lejos como puedan sin que el sistema se convierta en una barrera infranqueable.