Hablamos con los creadores de 'la sandalia' que le est¨¢ volando la cabeza a la industria de la moda
Dos valencianos de 55 a?os recortaron un d¨ªa sus zapatillas para no pasar calor y con esa idea acaban de montar una l¨ªnea de calzado que ha despertado el inter¨¦s de las grandes compa?¨ªas textiles
En la cronolog¨ªa de los hechos, 2007 fue el ¨²ltimo a?o en el que a la opini¨®n p¨²blica le pareci¨® que aquello de que en la Comunitat Valenciana se construyeran tantas viviendas como en todo Reino Unido era una gran noticia. Los titulares manten¨ªan el ardor tibio de una digesti¨®n a base de M?et y gamba roja de D¨¦nia y los casos de corrupci¨®n en la prensa apenas ribeteaban las p¨¢ginas de Local. La tasa de paro entre los mayores de 55 era del 5,6 % y a ojos de cualquier lince ib¨¦rico hab¨ªa sistema boyante para Rato. En 2016, 10 ejercicios econ¨®micos m¨¢s tarde y dos reformas laborales despu¨¦s, el mismo colectivo multiplicaba por tres el dato hasta convertirse en un nicho de referencia con el 16,4 % de paro. Y mientras las startups y sus sue?os con tacto de app acaparaban la escasa inversi¨®n privada, dos tipos del selecto club fracasaban en Kickstarter intentando reunir la pasta necesaria para poner en marcha ¡°una idea muy loca; muy sencilla. Unas zapatillas que son sandalias. Unas sandalias que son zapatillas¡±.
La que sigue es la historia de SunLlas, el motivo por el cual dos empresarios ajenos al sector del calzado, pasada la barrera de los 55, sin LinkedIn pero con una idea brillante, han acabado por hipotecar sus casas por una nueva oportunidad laboral. La genialidad del asunto surgi¨® gracias al primer y ¨²nico paso en su estudio del mercado: pisar la calle. ¡°Era junio en Val¨¨ncia y ya hac¨ªa un calor impresionante. Iba a un concierto y a m¨ª nunca me han gustado las sandalias, pero ponerme unas zapatillas me hac¨ªa sudar solo de pensarlo. Les di unos cortes con cuidado de no desmontarlas y despu¨¦s all¨ª, en el concierto, veo que alguien me pregunta que de d¨®nde las he sacado¡±. Chema de la Fuente, incombustible y conocido festivalero, llev¨® al d¨ªa siguiente aquel estropicio al zapatero de su barrio. Unas costuras m¨¢s tarde, algo parecido a un prototipo se hab¨ªa hilvanado:"La gente me segu¨ªa preguntando y yo pens¨¦, bueno¡ ?por qu¨¦ no hago algo de todo esto?".
De la Fuente, peluquero con ¡°ganas de intentar otra vida¡±, decidi¨® informarse sobre la conveniencia de registrar el asunto: ¡°es un dise?o, as¨ª que no puedes ¡®meterlo¡¯ en Patentes y Marcas. Eso s¨ª, todos los modelos que registras, como dise?o industrial, s¨ª que se quedan protegidos¡±. Hizo 284. ¡°Ocho o nueve meses, horas y horas despu¨¦s de cerrar la peluquer¨ªa dibujando hasta la madrugada¡±. Casi un a?o despu¨¦s, con aquella cantidad de sandalias ¡°que te cogen el pie, m¨¢s estables que una chancla, m¨¢s fresca que cualquier zapatilla¡±, decide ense?arle su in¨¦dito portfolio a dos amigos. Uno de ellos, Fernando Landa, acaba de extinguir judicialmente la empresa con la que se ha dedicado a la obra civil durante d¨¦cadas: ¡°a los 55 nadie te contrata. Da igual a qui¨¦n conozcas. Te tienes que buscar la vida y est¨¢s m¨¢s solo que nunca. Yo estaba en esas¡±. El entusiasmo del estilista reconvertido en dise?ador de calzado encandil¨® al CEO de una ingenier¨ªa sentenciada por la crisis econ¨®mica. El rigor y la puesta en marcha de la empresa, en su sentido m¨¢s estructural y administrativo, acababa de encontrar la horma de su zapato.
De hecho, en el mundo empresarial, pese a que en la comunicaci¨®n de aceleradoras y el mundo del emprendedurismo prime una imagen de j¨®venes profesionales, la historia de De la Fuente y Landa no suena tan rara. Acumulan experiencia y tienen una idea m¨¢s aproximada de lo que pueden ser capaces de perder, valores ¡°fundamentales¡± para ellos. Entre la mitad de 2015 y aquella salida frustrada en busca de un crowdfunding que pagara la idea (¡°nos marcamos un objetivo demasiado ambicioso de partida, 50.000 d¨®lares¡±), en la empresa sucedieron muchas cosas. Todas ellas, derivadas de un plan de negocio que, m¨¢s o menos, ha cumplido sus plazos. Primero empez¨® una extensa investigaci¨®n en cuanto a las posibilidades de fabricaci¨®n, moldes y materiales, luego sobre la idea de producci¨®n en serie, posteriormente sobre su distribuci¨®n y, finalmente, sobre qu¨¦ aliados encontrar para llevar aquellos modelos hasta el punto de venta. ¡°Con toda nuestra cara, en 2016, empezamos a enviar una serie de cartas a algunas grandes empresas del calzado y del textil. Les oblig¨¢bamos a firmar un contrato de confidencialidad, sin conocerles de nada, pero asegur¨¢ndoles que les ¨ªbamos a ense?ar algo que deb¨ªan tener¡±.
De la Fuente repasa las tarjetas de directores de ventas, socios y hasta propietarios de empresas. Entre otras, dos de las marcas de calzado juvenil con mayor volumen de facturaci¨®n en el Estado. Entre otras, dos de las tres multinacionales espa?olas de moda con mayor volumen de facturaci¨®n en el mundo: ¡°Nos ofrec¨ªan algo rid¨ªculo. Rid¨ªculo si pensamos que el producto puede explotar y sobre todo comparado con la reacci¨®n que ten¨ªan cuando ve¨ªan los modelos. Dec¨ªan "esto habla del ADN de nuestra marca" o "esto solo lo podemos comercializar nosotros. Es nuestro"¡±. A veces, los mismos interlocutores se sorprend¨ªan de no tener algo similar en el mercado. ¡°Lo importante es que ellos tienen la fabricaci¨®n y con una inversi¨®n pueden poner en marcha todo el sistema. Nosotros ofrec¨ªamos la venta de algunas colecciones, pero por royalties o por unos pocos modelos, aunque bien pagados, no pod¨ªamos vendernos¡±. La puerta fr¨ªa encontr¨® en aquel contrato de confidencialidad un arma de persuasi¨®n que bien podr¨ªa estudiarse en las escuelas de negocio, aunque el final de algunas de aquellas muchas reuniones acab¨® con un posicionamiento lapidario: ¡°Nos dec¨ªan: "producidlas. Sacadlas a la venta. En cuanto est¨¦n de moda, las copiaremos y pasar¨¦is por aqu¨ª con vuestra demanda judicial. No negociaremos. Nunca lo hacemos¡±.
Dicho y hecho: un a?o m¨¢s tarde, despu¨¦s de haber invertido m¨¢s de 50.000 euros solo en la matriz y generaci¨®n de una suela con un agarre y jugabilidad para el resto de la sandalia que marca la diferencia, SunLlas -que en la voz de sus cincuentones creadores suena /san/llas/- sale a la venta a trav¨¦s de su tienda online. ¡°Estamos apenas dando los primeros pasos con estos 2.000 primeros pares, pero en semanas o meses vamos a ver al nivel al que nos movemos por nuestra propia cuenta¡±, apunta Landa. De la Fuente advierte que no han descartado ¡°volver a negociar con ¡®las grandes¡¯. Son ellos los que ahora est¨¢n pendientes del impacto de venta y por eso buena parte de nuestra inversi¨®n se centra en las pr¨®ximas semanas en la comunicaci¨®n¡±. El mundo del rock sigue presente en la aventura del peluquero que, m¨¢s lejos que nunca, sigue con su oficio de toda la vida ¡°ahora que he hipotecado hasta mi casa¡±. Luis G¨®mez, guitarrista de Maldita Nerea, es uno de los primeros fichajes para su promoci¨®n.
Por su cuenta, desde una tienda online y propia, SunLlas inicia su camino con 22 dise?os pisando fuerte.
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