No, cuando se enfadan no est¨¢n m¨¢s feas
Enojarse es una emoci¨®n humana necesaria, que ni entiende de sexos ni hay que reprimir. ?Lo sabe su hija?
En las librer¨ªas, la secci¨®n de pedagog¨ªa ocupa cada vez m¨¢s espacio: la crianza es la principal preocupaci¨®n de los padres, que en todo momento se esfuerzan por mantener el control y no cometer ninguna negligencia con sus hijos. Aun as¨ª, algunas normas sociales y tradiciones prevalecen sobre la l¨®gica educativa y se cuelan en nuestro d¨ªa a d¨ªa. Por eso, en muchas ocasiones es el g¨¦nero del beb¨¦ el que define el tipo de educaci¨®n que va a recibir. Y en esta separaci¨®n binaria, una de las diferencias m¨¢s evidentes surge cuando los padres tratan los primeros enfados con sus hijos. ¡°En el caso de los ni?os, se toleran e incluso se elogian; en cambio, cuando una ni?a se enfada mucho, se da por hecho que tiene problemas¡±, explica?Jara P¨¦rez, psic¨®loga y responsable de Therapy Web.
Los cabreos de las j¨®venes durante la adolescencia siempre se invalidan mediante dos estrategias: "O bien trivializando el enfado ('Est¨¢s muy fea cuando te enfadas') o bien tach¨¢ndolo de inapropiado ('?Qu¨¦ problema tienes?, ?No puedes comportarte como una buena chica?'). Como consecuencia, las ni?as tienden a cuestionar su propio juicio sobre el incidente, o a sentirse avergonzadas por haber tenido ese arrebato", detalla la psic¨®loga y experta en enfado femenino Sandra P. Thomas en su libro Transformando el estr¨¦s y el enfado de las enfermeras: pasos hacia la curaci¨®n (Springer Publishing Company).?
A esta censura social, se suma el hecho de que las chicas no est¨¢n acostumbradas a que otras mujeres muestren su enfado, por eso cada vez que expresan su malestar se genera en ellas una sensaci¨®n de desconcierto. ¡°Cada g¨¦nero tiene unas emociones asignadas y se supone que debemos actuar conforme a esos par¨¢metros. Las ni?as aprenden desde muy peque?as que los sentimientos de rabia e ira no concuerdan con lo que se espera de ellas y eso les genera mucha ansiedad¡±, resume P¨¦rez. Algunas adolescentes han sido educadas para pensar que su mal car¨¢cter podr¨ªa resultar poco atractivo e incluso perjudicar sus relaciones de amistad o de pareja. ¡°Decirle a una ni?a que no se enfade porque est¨¢ muy fea es lo mismo que decirle que da igual c¨®mo se sienta, que lo ¨²nico que importa es que est¨¦ guapa¡±, desarrolla el psic¨®logo infantil Gabriel Pozuelo.?
Por todo ello, el estudio que llev¨® a cabo la psic¨®loga Deborah Cox junto a otros investigadores de la Universidad de Southwest Missouri State (EE UU) revel¨® que las peque?as ¡°se sent¨ªan avergonzadas cuando se enfadaban e intentaban controlarlo, esconderlo, o pedir disculpas por ello¡±. Sin embargo, en la gu¨ªa Vivir como un camale¨®n, la consagrada investigadora Cheryl van Daalen-Smith describe el enfado como ¡°una emoci¨®n humana necesaria¡±. No se trata de ser violentos, sino de entender que si lo gestionamos bien, puede resultar beneficioso. Pozuelo suscribe sus palabras: ¡°Enfadarnos nos ayuda a luchar por lo que queremos o a combatir situaciones injustas¡±. De hecho, en esta investigaci¨®n, Sandra P. Thomas aclara que ¡°no se trata de adoptar los aspectos m¨¢s negativos de la agresividad masculina¡± sino de llevar a cabo ¡°debates racionales, negociaci¨®n y compromiso¡±.
El precio de ser una bienqueda
A pesar de la teor¨ªa, la mayor¨ªa de las adolescentes no consiguen sobreponerse a la presi¨®n social, puntualiza P¨¦rez: ¡°Para ellas supone un conflicto, porque todos queremos que nos quieran y sabemos los riesgos relacionales que corremos al enfadarnos. Adem¨¢s, al no estar acostumbradas a dar rienda suelta a esa emoci¨®n, en muchas ocasiones se sienten culpables, o creen que han sobrepasado sus l¨ªmites y est¨¢n fuera de control, entre otras cosas, porque nunca les han ense?ado a gestionar esa emoci¨®n¡±.
Y cuando esto ocurre, surgen conflictos que pueden derivar en problemas de salud f¨ªsica y mental, y aparece un "mayor riesgo de sufrir ataques de nervios, de p¨¢nico y tensi¨®n¡±, argumenta la investigaci¨®n de Sandra P. Thomas. En este sentido, Pozuelo considera que la represi¨®n de una parte de la personalidad genera infelicidad y se manifiesta de muchas formas, dependiendo de la persona: ¡°Desde estados de ansiedad, baja autoestima o depresi¨®n. Que no dejen sentirnos mal siempre pasa factura. Es como si le decimos a una ni?a que se cae y se hace una herida que no pasa nada, que tiene que ser fuerte. Lo que hacemos es multiplicar el sufrimiento. Por eso, siempre y cuando no se desborde, expresar el enfado est¨¢ bien; lo malo es ocultar las emociones¡±.
Pero no es tan simple, porque cuando las chicas logran expresarlo, aparecen los obst¨¢culos. ¡°Muchas personas fallan al distinguir entre el enfado, que es una emoci¨®n, y la agresi¨®n, que es un comportamiento, as¨ª que ceban a las chicas con antidepresivos¡±, advierte la investigadora Van Daalen-Smith en su estudio. Por eso resulta tan importante que los padres y los profesores sepan reconocer esta emoci¨®n. ¡°Si la familia y el c¨ªrculo social de estas personas han sabido gestionar la situaci¨®n de manera ordenada, mostrando su enfado sin resultar violentos, seguramente podr¨¢n ofrecer un buen ejemplo a sus hijos o alumnos¡±, resuelve Pozuelo.
?Son m¨¢s guerreras ahora?
La psic¨®loga Deborah L. Cox, experta en la materia, considera que las chicas j¨®venes se muestran m¨¢s desinhibidas que sus madres y sus abuelas a la hora de expresar enfado. As¨ª, P¨¦rez cree tambi¨¦n que cada vez est¨¢ m¨¢s normalizada la asertividad en las mujeres, aunque lamenta que ¡°se acepta porque no queda otra, pero no se hace de buena gana¡±. Y Pozuelo, por su parte, recomienda que la b¨²squeda de la aprobaci¨®n sea siempre algo intr¨ªnseco a nosotros mismos, y que nunca la busquemos en los otros: ¡°Si consideramos que hemos actuado bien, no nos deber¨ªa importar lo que nos digan los dem¨¢s¡±. Seamos chicas o chicos. Tengamos 4 a?os o 52.
?Las jefas no gritan?
Un estudio reciente de la American Psychological Association demostr¨® que cuando un hombre se mostraba enfadado, inmediatamente los dem¨¢s le conced¨ªan m¨¢s autoridad. Sin embargo, con las mujeres ocurr¨ªa lo contrario. ?La explicaci¨®n? Tradicionalmente, el enfado siempre se ha considerado una habilidad masculina. Quiz¨¢s por eso, en el entorno laboral, a los encuestados no les molestaba tener jefes malhumorados y agresivos, pero no ocurr¨ªa lo mismo en el caso de las mujeres.
Otro informe de la Association for Psychological Science pone sobre la mesa que las emociones femeninas suelen atribuirse a caracter¨ªsticas internas como la personalidad y el temperamento, mientras que las masculinas se relacionan con circunstancias externas. "Un hombre que sabe imponerse es digno de un 'buen hombre' y est¨¢ haciendo 'lo correcto'. Aunque moleste, se asume como necesario. En cambio cuando una mujer se muestra asertiva, se entra en descalificaciones sobre su persona: o que no tiene vida privada, o que est¨¢ falta de sexo, o que piensa que va a heredar la empresa", lamenta Jara P¨¦rez, psic¨®loga y responsable de Therapy Web. "Adem¨¢s, si no se muestran complacientes, son castigadas con comentarios despectivos, con el vac¨ªo de sus compa?eros o incluso con el despido", denuncia.
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