Si lo doy todo en el gimnasio, ?puedo comer despu¨¦s pizza de 'pepperoni'¡ y adelgazar?
Ahora que toca elegir traje de ba?o, se nos acumulan las preguntas en torno a la p¨¦rdida de peso. Advertencia: la ciencia a¨²n est¨¢ tratando de desmadejar el proceso
¡°La actividad f¨ªsica tiene muchos beneficios: reduce enfermedades card¨ªacas, diabetes y c¨¢ncer y mejora la salud mental y el ¨¢nimo¡ Pero, al contrario de lo que se piensa com¨²nmente, no ayuda a perder peso¡±. Es la conclusi¨®n de un art¨ªculo firmado por cient¨ªficos de la Loyola University Chicago Stritch School of Medicine, en el que abundan en la importancia del deporte para mejorar la salud en general y la forma f¨ªsica en particular. ¡°Pero hay evidencia limitada para sugerir que puede acabar con la obesidad. Es necesario replantearse las estrategias para combatirla¡±, escrib¨ªan en International Journal of Epidemiology. Aunque incluyamos en nuestro d¨ªa a d¨ªa un paseo, un partido de algo o una clase de yoga, contar calor¨ªas (y, sobre todo, nutrientes) sigue siendo clave a la hora de perder peso. ¡°Solo hay una manera efectiva de adelgazar: comiendo menos¡±, sentencian.
Para borrar toda duda de que una alimentaci¨®n adecuada es mucho m¨¢s importante que el ejercicio a la hora de adelgazar, los expertos de la Loyola University rebaten en su art¨ªculo argumento por argumento lo que la industria, el saber popular o incluso los estudios cient¨ªficos previos, han querido que rez¨¢ramos por los siglos de los siglos, am¨¦n. ?La culpa de que estemos m¨¢s gordos es que ¡°ya no somos cazadores¡±? Nos pasamos el d¨ªa sentados frente al ordenador en vez de huyendo de los depredadores; vamos en coche, autob¨²s o metro a todas partes en vez de a pie; conseguimos toda la comida necesaria (y m¨¢s) de unos c¨®modos mostradores de supermercado¡ ¡°El cuerpo humano fue dise?ado para otra cosa¡±, suena razonable. La ciencia dice que no lo es. ¡°La bibliograf¨ªa sobre la que se apoya el argumento aporta pruebas contradictorias y las conclusiones son inconsistentes, de no asociaci¨®n o solo en circunstancias muy espec¨ªficas que ¨²nicamente cumple una peque?¨ªsima parte de la poblaci¨®n¡±. As¨ª zanjan la cuesti¨®n los autores, Amy Luke y Richard S. Cooper: ¡°No se puede asegurar que la mecanizaci¨®n del trabajo produjera un menor gasto cal¨®rico porque no hay datos registrados¡±. Entonces la factura cal¨®rica aument¨®, dicen, ¡°animada por un cambio en el suministro de alimentos¡±. Sugieren de esta forma que la calidad de lo que se come, pesa. Adem¨¢s, ¡°dado que esta mecanizaci¨®n se asent¨® en los a?os 60-70, tampoco explicar¨ªa porqu¨¦ se ha disparado la obesidad ahora¡±.
Para otro de los m¨¢s manidos argumentos, ¡°los delgados lo est¨¢n porque queman m¨¢s¡±, extra¨ªdo de las conclusiones de muchos estudios cient¨ªficos previos, tambi¨¦n tienen respuesta: ¡°En varios informes se concluye que las bajas cifras de obesidad de africanos, indios o chinos son, en parte, atribuibles a sus extenuantes rutinas de trabajo. Pero la evidencia lo contradice. El hombre modula la ingesta de calor¨ªas para que est¨¦ equilibrada con el gasto a trav¨¦s de los mecanismos de control del apetito-saciedad¡±. Seg¨²n explicaron en otro estudio m¨¢s reciente, a m¨¢s actividad f¨ªsica, m¨¢s hambre, llenar¨¢ m¨¢s sus platos y har¨¢ que adelgazar sea una complicada misi¨®n. O incluso imposible para la mayor¨ªa. Como ejemplo, solo un 0,3% de los americanos cumple, de verdad, con las recomendaciones diarias de actividad f¨ªsica (la mayor¨ªa miente o habla de actividades que realmente no pueden considerarse como ejercicio).
Tambi¨¦n parece estar claro que estos mecanismos de control no funcionan con normalidad en las sociedades donde la obesidad es casi la norma. ¡°Y que son alimentos como el az¨²car, especialmente en bebidas, los que bypasean este circuito de control¡±. Por si fuera poco, m¨¢s estudios avalan el hecho de que la suma de dieta y ejercicio consigue el mismo resultado que la dieta sola. Para colmo de males, cient¨ªficos del Hunter College de City University of New York aseguran que no existe relaci¨®n entre consumo cal¨®rico y cambio de peso: aunque fulmine marcas puede que su b¨¢scula ni se entere (quiz¨¢ al principio s¨ª, pero no a la larga). No busque m¨¢s argumentos ni consuelo. Tarde o temprano hay que cerrar el pico¡ en todos los sentidos.
Lo sentimos: nadie le librar¨¢ de hacer ejercicio
Que no sirva para adelgazar (o no ayude demasiado) no significa que puede olvidar c¨®mo se atan las zapatillas de deporte... No moverse tiene peores efectos en su salud que estar obeso. Seg¨²n un estudio de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) publicado en la revista American Journal of Clinical Nutrition, el ejercicio es m¨¢s importante en nuestra salud que el peso corporal: la falta de actividad f¨ªsica es dos veces m¨¢s letal que la obesidad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.