Smartick, la ¡®app¡¯ espa?ola que ayuda a 11.000 ni?os a mejorar en matem¨¢ticas
Daniel Gonz¨¢lez de Vega y Javier Arroyo son los responsables de la 'startup' que ha atra¨ªdo en cinco a?os a 32.000 menores
En 2009, en el apogeo de la crisis econ¨®mica, dos emprendedores espa?oles, Daniel Gonz¨¢lez de Vega y Javier Arroyo, fundaron Smartick, un sistema online de ense?anza de matem¨¢ticas destinado a ni?os de entre cuatro y 14 a?os. Lo hicieron con dos pr¨¦stamos que sumaban en total 100.000 euros y con el apoyo de familiares y amigos. Hoy su startup tiene 45 empleados entre ingenieros, matem¨¢ticos, pedagogos, psic¨®logos y educadores; oficinas en Madrid, M¨¢laga y Boston, y clientes en 70 pa¨ªses. ¡°Estamos orgullosos de haber crecido a pulm¨®n¡±, afirma Javier Arroyo, que destaca que Smartick ha construido en estos ocho a?os de aventura un ¡°modelo de negocio rentable¡±, con una facturaci¨®n el ¨²ltimo a?o de tres millones de euros y m¨¢s de un mill¨®n de euros de beneficio, lo que les permite ¡°seguir invirtiendo fuerte en el proyecto, contratando gente y mejorando sin descanso el producto¡±.
La startup espa?ola, que cuenta con 11.000 usuarios activos y ha atra¨ªdo en sus apenas cinco a?os en el mercado a 32.000 ni?os, fue seleccionada el a?o pasado entre las 15 mejores startups a nivel mundial en un evento celebrado en Nueva York. ?Sue?a uno con llegar tan alto? ¡°Pues no, la verdad. Solo nos propusimos ser capaces de ayudar a miles de ni?os a mejorar en matem¨¢ticas. Pero est¨¢n muy bien los reconocimientos sobre todo porque creemos que en Espa?a hay gente haciendo cosas punteras en el mundo de las startups y es algo que conviene decir sin complejos. De todas formas el mejor premio que tenemos es el incre¨ªble feedback que recibimos de los usuarios y de sus padres porque es nuestra gasolina emocional¡±, explica Arroyo.
Una rebeli¨®n contra los resultados en PISA
Smartick tiene su inspiraci¨®n en el reconocido m¨¦todo Kumon [un sistema de aprendizaje desarrollado por el japon¨¦s T¨ru Kumon cuyo principal objetivo es ense?ar a sus alumnos a aprender por s¨ª mismos a trav¨¦s de la resoluci¨®n de cuadernillos de ejercicios]: ¡°pensamos que algo parecido, pero online podr¨ªa facilitar la vida a los padres. Sin tener que llevar a los ni?os a ning¨²n sitio, sin tener que corregir, con los resultados de cada sesi¨®n de manera inmediata en el buz¨®n del correo¡±. Y su origen en el papel de Javier como padre y en el de Daniel como t¨ªo; y, sobre todo, en una rebeli¨®n contra los resultados que los estudiantes espa?oles sacan en matem¨¢ticas en el informe PISA y contra el concepto que se tiene de estas a menudo.
¡°A nosotros dos nos encantan las matem¨¢ticas y sabemos que el desarrollo tecnol¨®gico se construye con ellas, pero, adem¨¢s, son fundamentales para el razonamiento y la l¨®gica. S¨ª que nos daba cierta rabia el apreciar que hay como una especie de orgullo en el ¡°yo es que soy de letras¡±, dando, adem¨¢s, de manera err¨®nea el mensaje de que hay como una especie de gen que inhabilita para entender los n¨²meros. Y es un problema que miles de ni?os odien las matem¨¢ticas o piensen que ni siquiera son capaces de aprobarlas¡±, reflexiona Javier.
¡°Es esa capacidad de cocinar el plato exacto de matem¨¢ticas que necesita cada ni?o lo que nos hace ¨²nicos"
Ante este panorama, ambos emprendedores se preguntaron por qu¨¦ no iban a ser capaces de mejorar la ense?anza de las matem¨¢ticas. Y se pusieron manos a la obra con Smartick, un sistema basado en 15 minutos diarios de ejercicios y que tiene en la inteligencia artificial, una de sus marcas de diferencia respecto a otras herramientas similares.
Gracias a ella, como explica Javier Arroyo, el sistema se adapta ¡°al nivel exacto de cada ni?o¡±. Es decir, dependiendo de c¨®mo cada menor va haciendo los ejercicios que se le plantean, el m¨¦todo va proponiendo los siguientes, de tal manera que ning¨²n usuario hace la misma sesi¨®n. ¡°Es esa capacidad de cocinar el plato exacto de matem¨¢ticas que necesita cada ni?o lo que nos hace ¨²nicos. Sabemos que hay miles de recursos gratis en la red, pero nosotros somos como un entrenador personal de cada ni?o al que se le va poniendo justo en el nivel que precisa, listo para avanzar pero con confianza¡±, a?ade el cofundador.
Y confianza es una palabra fundamental en Smartick, ya que uno de los objetivos es que los ni?os recuperen la confianza con las matem¨¢ticas. ¡°Al acabar con esa angustia de no creerse capaces, mejoran mucho¡±, explica Javier, que a?ade que los beneficios van mucho m¨¢s all¨¢: ¡°Tambi¨¦n los vemos en los ni?os a los que siempre les gustaron las matem¨¢ticas y que ahora disfrutan mucho viendo que entienden todo a la perfecci¨®n en clase; o los de altas capacidades que nos necesitan porque pueden hacer mucho m¨¢s que lo que les exige en el cole; y en aquellos con TDAH, ya que Smartick les ayuda a reforzar esa atenci¨®n y concentraci¨®n que con tanto esfuerzo necesitan trabajar. Pero es que, adem¨¢s, nos hemos encontrado con beneficios colaterales que nos encantan, como ver que tambi¨¦n mejoran en comprensi¨®n lectora porque todos los d¨ªas ponemos problemas y se tienen que fijar muy bien en los enunciados. Adem¨¢s, al tener que hacerlo a diario, son ni?os que saben lo que es esforzarse, la disciplina, aspirar a m¨¢s y eso influye en su car¨¢cter¡±.
El poder de la gamificaci¨®n
El precio medio de una suscripci¨®n a Smartick es de 30 € mensuales, aunque este puede variar en funci¨®n del n¨²mero de hermanos y de la forma de pago elegida (mensual, trimestral o semestral). Esta suscripci¨®n da acceso a 15 minutos diarios de ejercicios y problemas matem¨¢ticos. ¡°Despu¨¦s de investigar, leer y probar sabemos que 15 minutos es el tiempo que podemos tener a los ni?os a su m¨¢ximo nivel de concentraci¨®n y, adem¨¢s, nos pareci¨® un tiempo prudente para estar con el ordenador precisamente para aquellos padres que no quieren que sus hijos est¨¦n demasiado tiempo con pantallas¡±, argumenta Arroyo.
¡°Despu¨¦s de investigar, leer y probar sabemos que 15 minutos es el tiempo que podemos tener a los ni?os a su m¨¢ximo nivel de concentraci¨®n"
Un cuarto de hora diario en el que las matem¨¢ticas se convierten en una diversi¨®n gracias a la introducci¨®n en la herramienta de la gamificaci¨®n. ¡°Los ni?os, al hacer la sesi¨®n, van ganando clics con los que luego pueden comprar cosas para su avatar y su mundo virtual y es cierto que les motiva. En ese mundo virtual acceden a unos juegos dise?ados con ayuda de investigadores para mejorar sus habilidades cognitivas, la atenci¨®n, la l¨®gica¡ y tienen una biblioteca donde Hipatia guarda una librer¨ªa con los diplomas que van ganando¡±. Desde Smartick, no obstante, matizan que la gamificaci¨®n ¡°no lo es todo¡± y que su herramienta ¡°no es un juego¡±, recelosos del da?o que ha hecho el concepto de poder aprender ¡°sin esfuerzo¡±. ¡°Somos matem¨¢ticas serias que, adem¨¢s, mejoramos cada seis semanas con versiones nuevas en las que filtramos lo que nuestro equipo ve que funciona, ya sean ejercicios de Montessori para los m¨¢s peque?os o algunas de las partes del m¨¦todo Singapur¡±.
Instalado ya Smartick en 70 pa¨ªses del mundo, a sus fundadores a¨²n le quedan retos por alcanzar. Por un lado ser capaces de entrar m¨¢s a fondo y asentarse en el mercado de EE UU (¡°all¨ª nos estamos batiendo con gigantes¡±); por otro seguir creciendo con fuerza en Latinoam¨¦rica; y, por ¨²ltimo, quitarse la ¨²nica espina que tienen clavada, la implantaci¨®n en los colegios. ¡°Llevamos a?os en Maristas en Madrid, por ejemplo, o en los Jesuitas de Le¨®n y acabamos de entrar en el Mulhac¨¦n de Granada, pero crecemos en colegios m¨¢s despacio de lo que nos gustar¨ªa. Nuestra propuesta de valor para los centros escolares es muy ambiciosa y visionaria y los colegios, muchas veces, pecan de conservadores, aunque tenemos la sensaci¨®n de que esto est¨¢ cambiando¡±, concluye Javier Arroyo.
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