Juegos para cambiar el futuro de un ni?o peque?o
La atenci¨®n a los menores hasta los 36 meses marcar¨¢ su desarrollo f¨ªsico y cognitivo. Un programa en Per¨² apoya en esta etapa a las comunidades con menos recursos


Nacer en un hogar rico o pobre marca la vida incluso en aspectos que, aparentemente, nada tienen que ver con el dinero. A menudo, los ni?os con menos recursos desarrollan peor y m¨¢s tarde la motricidad y el lenguaje, seg¨²n varios estudios. Detr¨¢s de esto parece estar, entre otras variantes, una que sale gratis: el juego y la comunicaci¨®n con sus padres en los 36 primeros meses de vida.
Los tres primeros a?os son una etapa crucial en la vida de una persona. C¨®mo se alimente, se vacune y qu¨¦ est¨ªmulos reciba un ni?o en esa etapa puede marcar el desarrollo f¨ªsico y cognitivo del resto de su existencia. En Per¨² han puesto en marcha un programa pionero para que quienes han nacido en las zonas m¨¢s rurales y pobres no pierdan oportunidades.
Se llama Cuna M¨¢s, lleva cinco a?os en marcha y se basa en dos pilares: centros de d¨ªa, que funcionan como guarder¨ªas para las familias de menos recursos, y visitas domiciliarias de personas de su propia comunidad que han sido formadas para mostrarles cu¨¢les son las mejores interacciones con sus beb¨¦s.
Francisca Quispe, una de estas facilitadoras, acude cada semana a la casa de Lidia Due?as, un hogar humilde construido con ladrillos de adobe en el distrito de Lucre, provincia de Quispicanchi, a 45 minutos de la tur¨ªstica ciudad de Cuzco. En el patio de suelos terrosos hay un colorido espacio de juego para Jos¨¦ Orlando que, con un a?o y medio, es el peque?o de la familia.
Al llegar, saluda en quechua, el idioma materno de la mayor¨ªa de las comunidades de esta zona, se lavan las manos y empieza el juego, que se basa en una constante comunicaci¨®n oral con el ni?o mientras manipula objetos, come, gatea y r¨ªe con las canciones que le cantan. Su madre, vestida con la ropa que reserva para las fiestas y las visitas, explica que Francisca le ha ense?ado que tiene que dedicar m¨¢s tiempo a su hijo, hablarle m¨¢s y que, gracias a eso, ¡°est¨¢ progresando m¨¢s r¨¢pido que los otros dos¡±. Confiesa que a los mayores, de 10 y cuatro a?os, no les prestaba tanta atenci¨®n ni les prepar¨® el ¨¢rea de juegos donde cada d¨ªa pasa un buen rato con Jos¨¦ Orlando. ¡°Estoy aprendiendo c¨®mo debo tratar a mi hijito¡±, resume esta mujer de 33 a?os, que se encarga de la casa mientras su marido va a trabajar al campo, la principal actividad econ¨®mica de la provincia.
Un 44% de los menores de tres a?os en Per¨² tiene anemia, lo que contribuye sustancialmente al retraso en el desarrollo f¨ªsico y cognitivo
Los progresos de su beb¨¦ no es solo una percepci¨®n de Due?as. Hace unas semanas, la primera evaluaci¨®n de impacto del programa mostr¨® sus resultados mediante pruebas espec¨ªficas y encuestas. Con una muestra aleatorizada de familias beneficiarias del programa y otras en la misma situaci¨®n socioecon¨®mica a las que no lleg¨®, se mostr¨® que los hijos de las primeras superaban en desarrollo cognitivo y de lenguaje a las segundas. Tambi¨¦n hay un mayor porcentaje de matriculaci¨®n en preescolar al cumplir los tres a?os entre quienes estuvieron apoyados por Cuna M¨¢s: el 59,2% en el caso los ni?os de los distritos de tratamiento frente al 50,7% de los otros.
¡°Adem¨¢s de ese impacto podemos ver que en los hogares se les ofrece m¨¢s actividades, m¨¢s juguetes y libros y las familias reportan menos pr¨¢cticas de disciplina violenta, m¨¢s positiva, di¨¢logo, explicaciones y premios por buenos comportamientos para los peque?os¡±, explica Mar¨ªa Caridad Ara¨²jo, economista l¨ªder en la Divisi¨®n de Protecci¨®n Social y Salud del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que ha venido acompa?ando e impulsando este programa con asesoramiento t¨¦cnico desde su inicio. Ahora est¨¢ atendiendo la solicitud de numerosos pa¨ªses que se interesan por un programa que, seg¨²n sus palabras, ¡°nunca se hab¨ªa experimentado a una escala similar en el mundo¡±.
Entre los retos pendientes se?ala que no todos los ni?os objetivo del programa recibieron asistencia en las localidades que se implant¨®, dispersas por los 25 departamentos de Per¨². ¡°Solo lleg¨® al 60%, hay que seguir trabajando para que alcance a todos¡±, subraya. La ministra de Desarrollo e Inclusi¨®n Social, Cayetana Aljov¨ªn, asegura que tras evaluar el impacto de los primeros a?os del programa, el compromiso del Gobierno es continuarlo y potenciarlo: ¡°El programa de cuidado diurno atiende a unos 53.000 ni?os, la idea es doblarlo al final del mandato [te¨®ricamente en 2021]. En el acompa?amiento se atiende a 90.000 familias y queremos que alcance a 150.000¡±.
En cinco a?os, el programa Cuna M¨¢s ha demostrado que con m¨¢s juegos y mejor alimentaci¨®n los ni?os muestran mejoras cognitivas y motrices
Cuna M¨¢s tambi¨¦n est¨¢ siendo utilizada para luchar contra uno de los grandes problemas que tiene la infancia del pa¨ªs: la anemia. Un 44% de los menores de tres a?os la padecen, lo que contribuye sustancialmente al retraso en el desarrollo f¨ªsico y cognitivo. Es una enfermedad silenciosa que los padres no captan, que es compatible incluso con el sobrepeso de los peque?os, que tienden a sufrir una dieta desequilibrada con enormes cantidades de carbohidratos (papa, ma¨ªz, yuca).
Cuando Francisca entra por primera vez a la casa de una de las diez familias a las que atiende, una de sus labores es hacer pedagog¨ªa sobre lo que debe ser una alimentaci¨®n equilibrada para los ni?os, as¨ª como aportarles chispitas, unos peque?os sobres con micronutrientes que complementan los d¨¦ficits m¨¢s usuales en las zonas donde funciona el programa.
Igual hacen en los centros de d¨ªa. Las cuidadoras voluntarias disuelven estos polvitos en las primeras cucharadas de comida de los peque?os. Esta segunda pata del programa no solo es un apoyo para la infancia, sino tambi¨¦n para la inserci¨®n laboral de las mujeres, que en estos entornos son a menudo reacias a dejar a sus peque?os con desconocidos. ¡°Yo no dejar¨ªa a mi hija en una guarder¨ªa, no la van a cuidar igual y se va a enfermar¡±, responde Mar¨ªa Elena Valencia, otra de las madres ¡ªlos padres a veces tambi¨¦n participan, pero en mucha menor medida¡ª que recibe asistencia domiciliaria en Lucre.
Para luchar contra estos prejuicios, las cuidadoras de las guarder¨ªas de Cuna M¨¢s son madres de otros ni?os que tambi¨¦n est¨¢n all¨ª, voluntarias que reciben un peque?o estipendio como recompensa por su labor. En los centros, la filosof¨ªa es la misma que las facilitadoras aplican en las casas, potenciar el juego y la conversaci¨®n para que, junto a una alimentaci¨®n equilibrada, los ni?os con menos recursos de Per¨² no tengan todav¨ªa m¨¢s desventajas que las que supone la falta de dinero.
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