La trampa de los ¡°primeros¡± yogures o cacaos para ni?os
Estos productos se anuncian como necesarios para una dieta completa cuando son poco recomendables, seg¨²n muchos nutricionistas
La industria alimentaria busca a sus consumidores potenciales a edades cada vez m¨¢s tempranas y se sirve de las buenas intenciones de los padres para ampliar su nicho de mercado. Prueba de ello son los famosos ¡°primeros¡±: mi primera galleta, mi primer yogur, mi primer cacao... Todos, seg¨²n los expertos, productos completamente innecesarios que se muestran ante los padres no solo como adecuados, sino pr¨¢cticamente como imprescindibles para que nuestros hijos consigan una dieta ¡°completa¡± y saludable bajo la creencia de que ¡°si los venden y los anuncian ser¨¢ porque son buenos¡±.
La Organizaci¨®n de Consumidores y Usuarios (OCU) ha puesto recientemente el punto de mira en Mi primer Cola Cao y, tras analizar su composici¨®n, ha llegado a la conclusi¨®n de que el mensaje que la compa?¨ªa transmite sobre el mismo es enga?oso e induce a pensar que el conglomerado de vitaminas y minerales a?adidos convierten a este producto en un alimento id¨®neo y saludable para los ni?os de tres a cinco a?os.
La preocupaci¨®n por este tipo de productos no es nueva. Ya en octubre de 2016 el dietista nutricionista Julio Basulto denunciaba a trav¨¦s de las redes sociales y de su blog lo peligroso de la inclusi¨®n de un sello de una sociedad m¨¦dica, en concreto de la Sociedad Espa?ola de Pediatr¨ªa Extrahospitalaria y Atenci¨®n Primaria (SEPEAP ), en un producto como 'Mi primer Cola Cao¡¯. Seg¨²n Basulto, este tipo de acciones, que solo responden a intereses econ¨®micos, llevan a identificar el producto en cuesti¨®n con la salud; lo cual puede inducir a los consumidores a su compra sin que realmente exista semejante relaci¨®n.
Y es que es obvio que a la industria alimentaria le gustan los sellos por el refuerzo que suponen para sus estrategias de marketing. Lo vimos en 2015 con las galletas Dinosaurus que, amparadas en el poderoso aval de la Asociaci¨®n Espa?ola de Pediatr¨ªa (AEP), se proclamaban como el mejor desayuno para los ni?os. Les bastaba un tranquilizador ¡°Desayunar¨¢n seguro¡± custodiado por el logo de la AEP a un lado y por una espiga de trigo a otro para camuflar una gran cantidad de az¨²car y de grasas poco o nada recomendables. Gracias al trabajo divulgativo de muchos profesionales de la salud infantil y de dietistas y nutricionistas como Basulto o la nutricionista Luc¨ªa Mart¨ªnez, autora del blog Dime qu¨¦ comes, el famoso logo desapareci¨® de las cajas. No la esencia del mensaje, claro.
Coincidiendo con aquella reivindicaci¨®n, Luc¨ªa Mart¨ªnez tambi¨¦n alertaba acerca de las llamadas ¡°primeras galletas¡± de Hero, dirigidas, seg¨²n su envoltorio, a ni?os a partir de cuatro meses. Con ellas Hero borraba de un plumazo las recomendaciones oficiales de la OMS: lactancia materna en exclusiva hasta los seis meses, o en caso de no ser posible, leche artificial. Y esto no ocurre solo con las galletas. Cuatro a?os antes la OCU ya advert¨ªa tambi¨¦n de lo poco recomendable de los ¡°primeros yogures¡±. Se insist¨ªa en que, a partir de los seis meses, la leche materna o en su defecto la artificial deb¨ªan continuar siendo el principal alimento del beb¨¦. El yogur puede esperar perfectamente al a?o y, llegado el momento, mejor ofrecer un yogur natural sin edulcorar.
Promesas con trampa
No es f¨¢cil identificar, entre los alimentos dirigidos al p¨²blico infantil, los alimentos insanos. Este tipo de productos procesados se amparan, bajo el paraguas de mi primer cacao, mi primer yogur o mi primera galleta, en una formulaci¨®n espec¨ªfica y adaptada a las vitaminas y minerales que un beb¨¦ o un ni?o necesita. Micronutrientes que se consiguen a trav¨¦s de la propia alimentaci¨®n sin necesidad de incluir galletas, yogures o cacaos de ning¨²n tipo.
Para Azahara Rup¨¦rez, investigadora en obesidad infantil y autora del blog NutriNenes, al final, este tipo de productos ¡°solo sirven para complicar la alimentaci¨®n de los beb¨¦s y ni?os peque?os¡± y advierte que, por ejemplo, en el caso del Cola Cao, resulta ir¨®nico c¨®mo se promueve el consumo de un producto azucarado (36% de az¨²car) para conseguir vitaminas y minerales, ¡°ya que el consumo de estos productos con tanto sabor dificulta la aceptaci¨®n futura de los alimentos saludables y desplaza el consumo de frutas y verduras, en general menos dulces, que son las que realmente contienen cantidades elevad¨ªsimas de micronutrientes¡±.
Seg¨²n la investigadora, adem¨¢s, este producto contiene cantidades muy peque?as de algunos de los compuestos en los que se escuda para su promoci¨®n. ¡°En general, el vaso de leche con 15 gramos de Cola Cao tiene un 15% de las necesidades diarias de muchos de los compuestos que, por supuesto, necesitan ser completadas con el resto de la alimentaci¨®n. Entre los minerales, hay dos con un mayor aporte, que son el calcio y el f¨®sforo, solamente porque su contenido tambi¨¦n es elevado en la leche que acompa?a al Cola Cao. En cuanto a la vitamina D, est¨¢ enriqueciendo la mezcla tambi¨¦n en una cantidad m¨ªnima, que ser¨ªa muy superior con solo utilizar leche enriquecida¡±, explica.
En cuanto al az¨²car, bas¨¢ndose en las ¨²ltimas evidencias aceptadas por la OMS, la cantidad m¨¢xima recomendable al d¨ªa para un beb¨¦, y hasta los dos a?os, es de cero gramos. Es decir, nada. Para ni?os m¨¢s mayores, de 12 a 15 gramos (lo que vendr¨ªa a ser un m¨¢ximo de 3 cucharadas). Y para adultos, 25 (5 cucharadas). El problema es que los productos enfocados para beb¨¦s y ni?os llevan az¨²car o edulcorantes en grandes cantidades y, aunque aseguren que han reducido el az¨²car en algunos, la acumulaci¨®n diaria, si sumamos todos los productos consumidos, supera con creces dicha recomendaci¨®n.
En el caso de Mi primer Cola Cao, desde Idilia Foods, la multinacional que lo fabrica y lo comercializa, aseguran que es ¡°una respuesta a la demanda de algunos consumidores para disponer de un producto enfocado a ala franja de edad de 3 a 5 a?os¡±. Un producto para el que, seg¨²n la empresa alimentaria, han sido conscientes de la demanda de los consumidores de ¡°reducir la ingesta de az¨²cares sin renunciar al sabor¡±. En ese sentido, la fabricante asegura que un vaso de leche con Mi Primer Cola Cao ¡°aporta 15 gramos de az¨²cares totales, de los cuales 10 provienen de la leche (la lactosa) y 5 de Mi Primer Cola Cao¡±. La propia etiqueta del producto recomienda dos vasos diarios, ma?ana y noche, con lo que hablar¨ªamos de 10 gramos de az¨²car, casi el m¨¢ximo que marca la OMS. Y solo a base de este producto. Si le a?adimos un simple yogur de sabores el ni?o sobrepasar¨ªa con creces las recomendaciones sanitarias.
Las buenas intenciones de los padres
Pese a que los alimentos especialmente formulados para beb¨¦s y ni?os no son necesarios ni recomendables, es dif¨ªcil no sentirse arrastrado por las buenas declaraciones alimenticias sobre algunos de ellos que nos ofrece la industria alimentaria. En este sentido, Azahara opina que ¡°la alimentaci¨®n de los peque?os se ha convertido en tal negocio que los padres muchas veces perciben la necesidad de darles estos alimentos a sus hijos como algo ¡°obligatorio¡±. Y lo acaban sufriendo, ya que se les har¨¢ m¨¢s complicada la introducci¨®n de los alimentos reales a sus hijos, as¨ª como la incorporaci¨®n del ni?o a las comidas familiares¡±.
Tambi¨¦n entra en juego el factor del miedo. Y los mitos, claro. Desde Cola Cao, por ejemplo, vemos como se apoyan en la opini¨®n de ¡°los¡± pediatras para manifestar que su producto ¡°facilita el consumo de la leche de vaca, esencial para el crecimiento, por su suave sabor achocolatado¡±. ?Ponerle cacao para que ¡°se tomen¡± la leche? ?Realmente este alimento es esencial? Para Carlos Casabona, pediatra especializado en nutrici¨®n infantil y autor del libro T¨² eliges lo que comes, es muy f¨¢cil desmontar su argumento: ¡°los beb¨¦s y ni?os peque?os que toman lactancia materna (se aconseja un m¨ªnimo de dos a?os), f¨®rmulas adaptadas (en el primer a?o de vida si no se ha dado pecho) o leche de vaca o de cabra (a partir del a?o) no conocen el sabor exageradamente dulce de productos que tienen mucho az¨²car, por lo que no hay necesidad de acostumbrarles a ¨¦l. Adem¨¢s, ahora sabemos que la leche, pasada la etapa de lactante, no es imprescindible y en el caso de tomarla, porque la leche de vaca o de cabra es un buen alimento, para nada es necesario echarle"polvos azucarados". Por tanto, si a un ni?o le gusta le leche y la tolera bien, ?para qu¨¦ acostumbrarlo a disfrazar su sabor? Y si no le gusta, como no es imprescindible, ?para qu¨¦ camuflar su gusto con el objetivo de que s¨ª o s¨ª, tenga que tomarla como si fuera una medicina? Adem¨¢s, no deja de ser una estrategia para hacer de puente para llegar a consumir el Cola Cao tradicional, el que tiene el 70% de az¨²car, cuando ya no sea un ni?o peque?o, es decir, fidelizar al peque?o consumidor para siempre¡±.
La regulaci¨®n de productos infantiles
Al final el problema es que la industria alimentaria vende sus productos como lo que no son aprovechando la confianza o desinformaci¨®n de su destinatario. Para Francisco Jos¨¦ Ojuelos G¨®mez, abogado especializado en derecho alimentario, no es admisible que se d¨¦ a entender que este tipo de productos infantiles son saludables y no insanos: "Este tipo de productos no est¨¢n entre las recomendaciones de opciones saludables de ninguna entidad sanitaria de prestigio del mundo. Se cuelan quiz¨¢ en "pir¨¢mides alimenticias" obsoletas, sin rigor a la luz de la evidencia actual bajo el par¨¢metro de ser "tolerables" o "compatibles" con una dieta sana a la que no aportan nada. Tienen un doble car¨¢cter: por un lado son superfluos con relaci¨®n a lo que aportan, porque puede ser obtenido de alimentos indiscutiblemente saludables; por otro son insanos en cuanto tienen una notable presencia de componentes ya se?alados por la legislaci¨®n como incompatibles con un perfil saludable, como el az¨²car (art. 4.1.a del Reglamento CE 1924/2006, de 20 de diciembre). El valor nutricional del az¨²car es nulo y adem¨¢s tiene el efecto de desplazar el consumo de alimentos sanos, que se hacen menos apetecibles y que son, justo, esos que recomiendan las entidades sanitarias serias. La publicidad de estos productos en su conjunto ofrece un mensaje presuntamente enga?oso".
Desde el punto de vista del abogado, la Ley 3/1991, de 10 de enero, de Competencia Desleal, art. 5.1.b, cumple aqu¨ª el papel de poner en duda la legalidad del mensaje que sugiere el car¨¢cter saludable de estos productos: "Si le parece enga?oso, entonces le parece ilegal y si el consumidor medio se confunde, incluso aunque la informaci¨®n sea cierta, tenemos un problema de incompatibilidad con la ley", explica antes de a?adir que, si las administraciones y la sociedad en general no nos tomamos en serio la alimentaci¨®n "lo vamos a pagar en salud y en dinero para sostener el sistema sanitario por los costes generados por las muy serias enfermedades asociadas a la mala alimentaci¨®n y el estilo de vida".
La estrategia es perfecta. Tanto que muchas familias llegan a cuestionarse qu¨¦ darles si no incluyen este tipo de productos. ¡°La industria alimentaria no quiere tu salud ni la del ni?o, quiere ganar dinero; los que queremos la salud de tu hijo somos los pediatras y los dietistas-nutricionistas. Cuando un producto tenga muchas alegaciones de salud y lo vendan como un alimento hipersano y repleto de minerales y vitaminas, huye del pasillo del s¨²per donde est¨¢ ubicado y dir¨ªgete al rinc¨®n de frutas, verduras y otros productos frescos sin procesar o m¨ªnimamente procesados¡±, concluye Casabona.
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