¡°Las nigerianas no necesitan est¨ªmulos para ser cient¨ªficas, sino infraestructuras¡±
Si la investigaci¨®n en el pa¨ªs africano suele ser dif¨ªcil de realizar, centrarse en una enfermedad olvidada como la esquistosomiasis presenta a¨²n m¨¢s obst¨¢culos, seg¨²n la microbi¨®loga Chiaka Anumudu
Para la investigadora Chiaka Anumudu no es frustrante dedicarse a la esquistosomiasis, miembro del selecto club de las llamadas enfermedades tropicales desatendidas. Pero siempre hay matices. "Hacer investigaci¨®n en Nigeria en general es frustrante. Punto", sostiene la experta del departamento de Zoolog¨ªa de la Universidad de Ibadan, en el suroeste del pa¨ªs africano. A los obst¨¢culos que acechan al mundo acad¨¦mico del pa¨ªs africano ¡ªcomo la falta de infraestructuras o la escasa transparencia de la administraci¨®n p¨²blica¡ª, se suma el enorme reto de conseguir fondos para una dolencia end¨¦mica olvidada que est¨¢n en riesgo de padecer alrededor de 29 millones de personas solo en Nigeria.
El objetivo de Anumudu, de 46 a?os, es secuenciar un genotipo y encontrar un indicador exacto para el diagn¨®stico de la enfermedad. Para lograrlo se ha trasladado hasta Madrid, donde a lo largo de seis meses estar¨¢ trabajando en el Centro Nacional de Investigaciones Oncol¨®gicas (CNIO) con el apoyo del programa Ellas investigan de la Fundaci¨®n Mujeres por ?frica.
El amor de la cient¨ªfica por la microbiolog¨ªa no fue el cl¨¢sico flechazo. De peque?a no so?aba con dedicarse a la parasitolog¨ªa celular, ni esta disciplina fue su primera elecci¨®n a la hora de escoger facultad. ¡°Ya desde ni?a me encantaba estudiar, pero solo me di cuenta de lo que quer¨ªa ser de mayor en mi segundo a?o de universidad. Como muchos otros j¨®venes nigerianos, yo tambi¨¦n quer¨ªa estudiar medicina, pero no logr¨¦ acceder y me dirig¨ª hacia la microbiolog¨ªa¡±, recuerda. Despu¨¦s de un m¨¢ster y un doctorado en zoolog¨ªa, obtuvo una beca para contribuir desde zonas end¨¦micas de malaria al desarrollo de una vacuna.
La fuerte competencia para obtener fondos en lo relacionado con la malaria se junt¨® con las ganas de hacer algo distinto, lo que la empuj¨® a fijar la mirada en otra enfermedad parasitaria end¨¦mica en Nigeria. ¡°En los pueblos, todos est¨¢n expuestos al contacto con agua contaminadas, pero solo algunos contraen la esquistosomiasis. Decid¨ª centrarme en investigar si existen genes que te predisponen¡±, explica.
Las mujeres generan cambios, pero muchas veces lo hacen desde posiciones menos relevantes
El contagio ocurre por una larva que vive en estanques o r¨ªos y entra en el cuerpo a trav¨¦s de la piel. Una vez llegado al torrente sangu¨ªneo, las hembras ponen sus huevos, da?ando los ¨®rganos de manera progresiva. Las heces y la orina contin¨²an el ciclo vital del par¨¢sito fuera del organismo y contribuyen a que la enfermedad se siga propagando. Afecta a 230 millones de personas en todo el mundo, ceb¨¢ndose de manera especial con los pa¨ªses m¨¢s pobres, especialmente en las comunidades sin acceso a agua potable segura ni a saneamiento adecuado. Cada a?o es responsable de la muerte de unas 200.000 personas, seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS).
En un pa¨ªs tan grande y con una red de carreteras en p¨¦simas condiciones como Nigeria, los medicamentos para tratar la enfermedad a menudo no llegan hasta los que los necesitan. La distribuci¨®n de los f¨¢rmacos, adem¨¢s, se ve limitada tambi¨¦n por cuestiones de seguridad, como en la zona del noreste, epicentro del grupo terrorista Boko Haram.
En su primera experiencia sobre terreno vinculada con la esquistosomiasis, Anumudu tuvo que enfrentarse a obst¨¢culos culturales que finalmente la obligaron a trasladar sus investigaciones a la regi¨®n de Iwo. "Se trataba de una zona muy rural y la gente no quer¨ªa que se le tomaran muestras de sangre, ya que cree que es vida". En su segundo destino tampoco faltaron los problemas, desde las largas distancias que hab¨ªa que recorrer, hasta el dif¨ªcil acceso a electricidad y refrigeraci¨®n, pero no se rindi¨®.
"Cuando vi el trabajo del grupo de epidemiolog¨ªa gen¨¦tica y molecular del CNIO, centrado en el genotipo, pens¨¦ que se adaptaba perfectamente a mis necesidades", sostiene la cient¨ªfica, que tiene previsto quedarse en Espa?a hasta enero. "La estancia me servir¨¢ tambi¨¦n para determinar en qu¨¦ direcci¨®n quiero seguir con mi investigaci¨®n".
Alrededor de 29 millones de personas est¨¢n expuestas al riesgo de padecer esquistosomiasis en Nigeria
"Cuando las cosas no funcionan muy bien, como es el caso de Nigeria, la soluci¨®n m¨¢s f¨¢cil es irse a otro lado, pero no todos pueden. Tenemos que hacer todo lo posible para que los que se quedan disfruten de las mismas oportunidades. El Gobierno dispone de un sistema para la distribuci¨®n de los fondos para la ciencia, pero lamento tener que decir que no es transparente", se queja. "Y recaudar fondos para investigar una enfermedad desatendida es a¨²n m¨¢s complicado".
Anumudu asegura que nunca se ha sentido discriminada por ser mujer en el trabajo. "Pero s¨ª es cierto que los hombres mantienen el control sobre muchas cosas", a?ade. "Las mujeres generan cambios, pero muchas veces lo hacen desde posiciones menos relevantes".
En Nigeria, en la actualidad, el n¨²mero de chicas que estudian casi se ha equiparado al de los chicos. "Las nigerianas no se enfrentan a m¨¢s obst¨¢culos por el hecho de ser mujeres", asegura la experta. "La ¨²nica discriminaci¨®n que sufren es por la falta de herramientas. No necesitan est¨ªmulos para convertirse en cient¨ªficas, sino infraestructuras".
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