El gallipato zombi
Una especie de trit¨®n es capaz de usar sus costillas como lanzas venenosas
En la naturaleza existe una regla de oro no escrita: si un animal tiene colores llamativos, no lo toques ni te lo comas; probablemente ser¨¢ venenoso. En biolog¨ªa, esta forma de avisar de que eres malo se conoce como aposemasis, y significa que si besas esa ranita de colores, t¨² te morir¨¢s y ella no se convertir¨¢ en un pr¨ªncipe. Tambi¨¦n vale para las serpientes, los moluscos, las salamandras, los peces, las orugas o las mariposas, pero no para tu cu?ada, aunque se ponga mucho colorete. Otros bichos optan por disimular; a esa habilidad que poseen algunos seres vivos para asemejarse a otros organismos con los que no guardan relaci¨®n o a su propio entorno se la conoce como mimetismo. Los camaleones son unos maestros. Los pulpos, alumnos aventajados.
Amarillo salamandra
Negro m¨¢s amarillo igual a peligro. La piel de la salamandra com¨²n (Salamandra salamandra) tiene una coloraci¨®n t¨ªpicamente aposem¨¢tica ¡ªtambi¨¦n la usan las avispas¡ª, formada por franjas negras y amarillas que advierten a sus posibles depredadores de que sabe muy mal y se pueden poner malitos si se la comen. Distribuida por los territorios del oeste, centro y sur de Europa, se trata de uno de los urodelos m¨¢s llamativos, aunque no suele superar los 20 cent¨ªmetros de longitud.
Tritones mort¨ªferos?
Otras especies de anuros como el trit¨®n de manchas rojas (Notophthalmus viridescens) y el trit¨®n de california (Taricha torosa) segregan una sustancia llamada taricatoxina o salamandrina, qu¨ªmicamente similar al veneno neurot¨®xico de los peces globo: en el caso del trit¨®n de California, una sola gota de este veneno bastar¨ªa para matar a siete mil ratones.
Los anfibios no poseen ning¨²n aparato inoculador; sin embargo, hace poco se descubri¨® que el trit¨®n espa?ol o gallipato (Pleurodeles waltl), el mayor urodelo que existe en Europa (30 cent¨ªmetros), es capaz de utilizar sus propias costillas como lanzas venenosas. Al sentirse amenazado, las empuja hasta que estas atraviesan la piel para exponer una hilera de huesos que act¨²an como p¨²as envenenadas. Seg¨²n la investigaci¨®n, publicada en 2009 en el Journal of Zoology, tan radical mecanismo de defensa no causa ning¨²n da?o al trit¨®n, que adem¨¢s es capaz de regenerar posteriormente su piel.
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