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Se trata del primer programa de ?frica oriental financiado ¨ªntegramente por el Estado. Desde abril de 2016, las personas de m¨¢s de 70 a?os reciben 20.000 chelines tanzanos (unos ocho euros) en met¨¢lico al mes. Pueden cobrarlos en uno de los 70 puntos de pago de pensiones de las islas de Pemba y Unguja, las dos mayores que forman el archipi¨¦lago de Zanz¨ªbar. "No pod¨ªa imaginar que me iba a pasar algo as¨ª en la vida", comenta Fatma Hassan Makama durante una espera de varias horas en una larga cola delante de un colegio de Bububu, en las afueras de la capital, Stonetown. A sus 81 a?os, ha caminado dos kil¨®metros desde su casa para cobrar su primera pensi¨®n.

El programa no ha hecho m¨¢s que empezar y muchos nuevos pensionistas aseguran que apenas cubre sus necesidades b¨¢sicas. Pero para los beneficiarios resulta algo poco menos que revolucionario. "Hemos decidido poner en marcha este proyecto porque la situaci¨®n de la gente mayor es muy dif¨ªcil. La mayor¨ªa no tiene ning¨²n ingreso", explica Salum Mohamed, jefe de la Unidad de Protecci¨®n Social del Gobierno de Zanz¨ªbar.

La importancia de esta clase de iniciativas ser¨¢ mayor a medida que ?frica envejezca. Naciones Unidas calcula que, de aqu¨ª a 2050, el n¨²mero de personas de m¨¢s de 60 a?os se multiplicar¨¢ por cuatro y alcanzar¨¢ los 200 millones. Seg¨²n el Banco Mundial, en los ¨²ltimos 15 a?os la esperanza de vida ha aumentado entre un 20 y un 40%. En Tanzania pas¨® de 50 a?os en 2000 a 65 en 2014.

Sin embargo, la opini¨®n mayoritaria es que el continente no est¨¢ haciendo lo suficiente para prepararse para ello. Los informes de la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (OIT) afirman que en la mayor¨ªa de los pa¨ªses del ?frica oriental y occidental, menos del 10% del total de la poblaci¨®n activa contribuye a un plan de pensiones.

En ?frica oriental y occidental, menos del 10% de la poblaci¨®n activa contribuye a un plan de pensiones

Y aunque en la cultura africana los mayores gozan de una elevada consideraci¨®n social y la familia, consangu¨ªnea o pol¨ªtica, cuida de ellos sin pens¨¢rselo dos veces, la presi¨®n sobre los sistemas de apoyo tradicionales se ha vuelto excesiva. La r¨¢pida emigraci¨®n a las ciudades y la modernizaci¨®n han acabado con las estructuras familiares y han dejado a los mayores sin apenas ayuda. Algunos incluso se han quedado en la calle.

"Mis hijos no ganan mucho y no vienen a visitarme muy a menudo. A veces me dan comida y jab¨®n, pero no dinero", dice Halima Sleyum Hassan, que ha venido a Bububu desde el vecino pueblo de Kihinani para cobrar su pensi¨®n. Tras la muerte de su hija, cuida de sus siete nietos y tiene que comprar comida, ropa y uniformes para el colegio. Seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, en Tanzania las mujeres mayores se ocupan de alrededor del 40% de los hu¨¦rfanos y tienen a su cargo los denominados "hogares con salto generacional", en los que la generaci¨®n intermedia ha muerto o est¨¢ gravemente enferma de sida.

Maulidi Molid Mbaruk, de 71 a?os, se encuentra en Bububu al igual que Halima para cobrar su pensi¨®n. Agradece el dinero, pero reconoce que, desde luego, 20.000 chelines tanzanos /unos 7,5 euros) no bastan para cambiar la dif¨ªcil situaci¨®n de los mayores. "Un kilo de arroz cuesta 2.000 chelines; un coco, 1.000; la verdura, 800, y una bolsa de carb¨®n, 600. Antes de que te des cuenta, te has gastado la mitad", se lamenta.

Salum promete que el Gobierno har¨¢ m¨¢s por ayudar a los mayores. "Esto no es m¨¢s que el principio. Tenemos que asegurarnos de que damos algo que podemos dar y mantener. Sin duda, en el futuro aumentaremos el importe de las prestaciones, y por otra parte, rebajaremos el l¨ªmite de edad hasta los 60 a?os", afirma.

Pero Melis Guven, un experto del Banco Mundial que ha publicado recientemente un estudio sobre los beneficios y los costes de las pensiones en ?frica Subsahariana, advierte de que los Gobiernos deber¨ªan ser m¨¢s cautelosos con esta clase de promesas. "Los altos costes de las pensiones p¨²blicas universales tambi¨¦n tienen repercusiones importantes en otros gastos de protecci¨®n social. En Mauricio, por ejemplo, el programa de pensiones universales para la tercera edad representa el 80% del gasto social", advierte.

La situaci¨®n de la gente mayor es muy dif¨ªcil. La mayor¨ªa no tiene ning¨²n ingreso

Salum Mohamed, jefe de la Unidad de Protecci¨®n Social del Gobierno de Zanz¨ªbar

Pero el dinero no es el ¨²nico problema al que se enfrenta el Gobierno de Zanz¨ªbar a la hora de poner en pr¨¢ctica el programa. Los funcionarios tambi¨¦n se encuentran con dificultades a la hora de verificar la edad de los beneficiarios. Muchos no tienen certificado de nacimiento u otra documentaci¨®n que la confirme. Y aunque la tengan, a veces la informaci¨®n que consta en ella es err¨®nea. "En esos casos tienen que declarar ante un tribunal que tienen al menos 70 a?os. Tambi¨¦n pueden acudir a un funcionario de la administraci¨®n local para que hable directamente con alguien y averig¨¹e si es veros¨ªmil que la persona tenga 70 a?os", explica Mohamed.

Al otro lado del canal de Zanz¨ªbar no existe ning¨²n programa universal de pensiones, y solamente un grupo reducido de ex funcionarios del Estado cobra dinero. El resto tiene que pedir ayuda a sus familias o arregl¨¢rselas por su cuenta. El Gobierno de Dodoma ha prometido introducir un programa de pensiones similar al que se est¨¢ aplicando en Zanz¨ªbar, pero no ha especificado cu¨¢ndo. Blandina Isaya Mbaji, una exenfermera de 70 a?os de Mharakani, un pueblo situado a unos 40 kil¨®metros de Dar es Salaam, ha intentado movilizar a los mayores para que luchen por sus derechos. "Como es natural, envidiamos las pensiones de Zanz¨ªbar y esperamos recibir pronto las mismas prestaciones", remacha.

Este proyecto ha sido financiado por el Centro Europeo de Periodismo (EJC, por sus siglas en ingl¨¦s) a trav¨¦s de su Programa de Becas para la Innovaci¨®n en la Informaci¨®n sobre el Desarrollo (www.journalismgrants.org).

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