Horarios lectivos y extraescolares, incompatibles con la vida familiar
Los desfases no solo complican la log¨ªstica, tambi¨¦n ponen en peligro la convivencia, la comunicaci¨®n y los buenos h¨¢bitos de alimentaci¨®n y sue?o
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Llega septiembre, y con ¨¦l la vuelta al cole y a madrugar. Estamos en los d¨ªas finales de verano, me levanto antes de las siete de la ma?ana y a¨²n es de noche. As¨ª cuesta mucho levantarse, es m¨¢s sencillo despertarse cuando ya ha amanecido. Tenemos una hora de diferencia con los canarios, los portugueses o los ingleses, pero madrugamos igual. As¨ª que nos levantamos de noche desde septiembre hasta marzo, como poco. Lo bueno es que despu¨¦s tenemos luz hasta tarde, y as¨ª podemos exprimir el d¨ªa mucho m¨¢s, ?verdad? Y en ese af¨¢n de sacar el jugo al d¨ªa, tenemos horarios muy intensos hasta horas nocturnas.
Nunca he entendido el horario intensivo y extenuante de los institutos de Secundaria, no me ha gustado tampoco atiborrar a mis hijos con extraescolares, y sobre todo he tratado de que cen¨¢ramos todos juntos y la mayor¨ªa de los d¨ªas, comida casera. Adem¨¢s, los horarios de los institutos y los colegios de Primaria est¨¢n desfasados. Cuando tienes hijos en un nivel y en otro es una locura. Cualquier rutina diaria ocurre en dos turnos. Los mayores se levantan temprano para ir al instituto, de noche, medio dormidos, y los que est¨¢n a¨²n en el colegio, con suerte, si no se ven arrastrados por el horario de los hermanos mayores y de los padres, pueden apurar un poco m¨¢s en la cama. En mi casa, hay dos turnos, los mayores se levantan a las 7.30 y la peque?a a las 8.30.
As¨ª que los desayunos transcurren desde las 8.00 hasta las 9.00 de la ma?ana. Las salidas al colegio a las 8.10 y a las 9.20. A mediod¨ªa pasa algo similar, tenemos un primer turno de comidas sobre las 13.30 y otro despu¨¦s, dependiendo del d¨ªa, una o dos horas m¨¢s tarde, porque unos d¨ªas hay seis horas de clase en el instituto y otros siete, demasiadas, me parece a m¨ª. Casi se junta el segundo turno de comidas con la merienda de la peque?a. Parece que tengamos todo el d¨ªa la mesa puesta.
Por la tarde por fin se podr¨ªa normalizar la situaci¨®n, pero este a?o, al ir creciendo los ni?os, tambi¨¦n sus horarios de extraescolares han crecido. Tanto, que ya hemos llegado a unas horas que m¨¢s que ir patinar o a tocar un instrumento parece que se vayan de marcha. Me parece de locos, actividades hasta las diez de la noche, para ni?os que a¨²n est¨¢n en Primaria. Y tengo que dar gracias, me han dicho, porque el a?o pasado la clase acababa a las once, y a esas horas hab¨ªa incluso ni?as m¨¢s peque?as que mi hija. No s¨¦ c¨®mo hemos consentido esto.
Deber¨ªa ser f¨¢cil ponerle remedio, desde luego, es tan sencillo como que el ni?o deje de ir a esa activad. Pero cuando sabes que a tus hijos les gusta lo que hacen, que llevan ya varios a?os perfeccionando y mejorando, y quieren seguir haci¨¦ndolo, te encuentras en un aprieto, y no es nada f¨¢cil decidirse entre seguir adelante, en horarios nocturnos, o dejarlo todo. Y aqu¨ª entra en juego nuestra tan arraigada cultura del esfuerzo, para ponernos en la tesitura de decidir cu¨¢nto podemos exigir a nuestros hijos, o cu¨¢nto debemos permitir que se comprometan. Claro, como los d¨ªas son tan largos en Espa?a, nos permitimos locuras como esta. No me imagino a ning¨²n ni?o alem¨¢n saliendo de su casa a las nueve de la noche para ir a practicar un deporte.
As¨ª que alg¨²n d¨ªa tambi¨¦n vamos a tener dos turnos de cenas, lo cual me horroriza. Estos desfases de horarios no solo complican la log¨ªstica, tambi¨¦n ponen en peligro la convivencia familiar, la comunicaci¨®n y los buenos h¨¢bitos de alimentaci¨®n y sue?o. No s¨¦ c¨®mo se puede ir un ni?o a dormir media hora despu¨¦s de haber estado realizando una actividad estimulante.
He estado tratando durante a?os que pasen m¨¢s tiempo en casa y menos en actividades extraescolares, que coman alimentos m¨¢s saludables, que duerman y descansen las horas que necesitan, y ya casi lo hab¨ªamos conseguido, pero lo cierto es que es complicad¨ªsimo, es como nadar contracorriente. La inercia de nuestro ritmo de vida te empuja a todo lo contrario: a comer deprisa; a no cocinar; a comprar lo que nos venden como sano, sin que ni por asomo lo sea; a dormir poco, y a pasar cada vez menos tiempo en familia.
Resulta agotador tratar de mantener un entorno familiar similar a aquel en el que crecimos la mayor¨ªa de nosotros, con esas comidas en familia que siempre me dec¨ªa la pediatra que eran lo mejor para que un ni?o aprendiera a comer adecuadamente, cuando el mundo se empe?a en que cada vez consumamos m¨¢s, estemos m¨¢s formados y seamos m¨¢s independientes. Ya no solo los horarios laborales son incompatibles con la vida familiar, tambi¨¦n los escolares y los extraescolares lo son.
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