El desarrollo en transici¨®n: nuevas realidades, nuevos enfoques

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El a?o 2013 el Comit¨¦ de Ayuda al Desarrollo (CAD), perteneciente a la OCDE, revis¨® la lista de los pa¨ªses elegibles para la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) y determin¨® que Chile, Uruguay y Antigua y Barbuda, pa¨ªses de renta media alta, se graduar¨ªan en octubre del a?o 2017 si continuaban superando el umbral de renta per c¨¢pita fijada por el Banco Mundial (aproximadamente 12.700 d¨®lares). Es decir, en t¨¦rminos concretos, para el CAD los tres pa¨ªses mencionados han alcanzado un nivel de desarrollo que los deja fuera de la posibilidad para ser destinatarios de cooperaci¨®n.

Chile apunta a un sentido diferente. En distintos foros hemos planteado la necesidad de distinguir entre crecimiento econ¨®mico y desarrollo, materias que el proceso de graduaci¨®n trata como si fueran sin¨®nimos. Hemos se?alado con total claridad a nuestros socios de la cooperaci¨®n internacional que el procedimiento de graduaci¨®n sustentado en una l¨®gica como la se?alada constituye un error, y va en sentido contrario de la Agenda 2030. Suspender la cooperacion internacional afectar¨¢ a naciones como las que hoy deben transitar por este proceso, sociedades que deben avanzar y cumplir con los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible ¡ªque tienen un car¨¢cter universal¡ª, pero tambi¨¦n a una larga lista de otros pa¨ªses que se encuentran en una situaci¨®n similar.

Es evidente que Chile est¨¢ en una situaci¨®n diferente a la que enfrentaba durante los primeros a?os de la d¨¦cada de los noventa. Ello supone que el tipo de cooperaci¨®n que el pa¨ªs requiere es distinta a la que en ese per¨ªodo pudo necesitar, pero de la misma forma es evidente que el pa¨ªs a¨²n necesita cooperaci¨®n, especialmente al momento de dar solidez a los cambios positivos que pueda anotar dentro de sus logros. Por eso es necesario refutar la ficci¨®n que anima la graduaci¨®n. B¨¢sicamente, es posible decir que se trata de pa¨ªses que han registrado un cierto crecimiento econ¨®mico, lo cual se refleja en sus rentas per c¨¢pita. Sin embargo, la existencia de problemas estructurales como son la enorme desigualdad, econom¨ªas que se sustentan en la exportaci¨®n de recursos naturales (por tanto expuestos a los importantes ciclos de fluctuaci¨®n que les caracterizan), baja capacidad de innovaci¨®n y de valor agregado en los productos que exportan; todo ello, supone que las amenazas que se ciernen sobre los pa¨ªses de renta media y media alta sean tangibles e incluso condicionen los procesos en los cuales se encuentran.

Es evidente que Chile a¨²n necesita cooperaci¨®n, especialmente al momento de dar solidez a los cambios positivos que pueda anotar dentro de sus logros

Los pa¨ªses que est¨¢n en camino a ser graduados necesitan cooperaci¨®n, pues su situaci¨®n es especialmente delicada. Estos pa¨ªses est¨¢n en transici¨®n; sus procesos de desarrollo pueden ser caracterizados justamente por esta condici¨®n. De all¨ª que restar cooperaci¨®n internacional constituye m¨¢s un desincentivo a la senda que hoy est¨¢n recorriendo. No se trata de la misma cooperaci¨®n, ni tan siquiera de pensar en recursos financieros, sino de imaginar c¨®mo se contribuye a consolidar procesos de desarrollo en transici¨®n, de trabajar colaborativamente para impedir que esfuerzos que han costado tanto a los pa¨ªses del sur no se vean truncados por visiones de corto plazo. Es un hecho que, estos mismos procesos a los que aludimos, hoy asisten a una complejidad in¨¦dita. El cambio clim¨¢tico y las transformaciones medioambientales justamente afectan de una manera brutal a las naciones que luchan por fortalecer sus procesos de desarrollo. Nada m¨¢s irrefutable que la tragedia vivida en Antigua y Barbuda tras el paso del hurac¨¢n Irma.

De tal manera, Chile ha expresado en el CAD la necesidad de repensar la cooperaci¨®n internacional y establecer nuevas herramientas. Estamos ciertos que no se puede terminar con la cooperacion internacional. Las transformaciones globales a las que asiste la humanidad aconsejan avanzar en un di¨¢logo que aporte nuevas orientaciones y enfoques, los cuales se hagan cargo de los mencionados cambios y contribuyan desde ese marco a un esfuerzo de cooperaci¨®n que debe continuar. En la medida en que un gran grupo de pa¨ªses se mueven hacia los ingresos medios y altos, a la vez que se mantienen los desaf¨ªos del desarrollo, el problema que se plantea es c¨®mo cooperar con aquellos que el CAD gradu¨® o graduar¨¢ a mediano plazo.

Es por ello que abogamos por la gestaci¨®n de nuevas perspectivas. Aun muchos de los viejos problemas se mantienen, no obstante ¡ªy sin pausa¡ª surge un sinn¨²mero de nuevos desaf¨ªos. La cooperaci¨®n necesita entonces de estrategias que permitan dar cuenta de una situaci¨®n tan l¨ªquida como ¨¦sta. Estamos convencidos que contribuir, mediante una cooperaci¨®n de nuevo cu?o, a los procesos de transici¨®n que, en materia de desarrollo, presentan los pa¨ªses que hoy se busca graduar, permitir¨¢ que estos mismos puedan aportar (como ya lo hacen mediante la cooperaci¨®n Sur-Sur y Triangular) de forma m¨¢s decidida y eficaz a la cooperaci¨®n con aquellos que luchan por surgir desde posiciones a¨²n m¨¢s desaventajadas.

Juan Pablo Lira Bianchi es director ejecutivo de la Agencia de Cooperaci¨®n Internacional de Chile.