Que no, que el amor no es eso
'Archivos Estelares' es una recopilaci¨®n de m¨¢s de 200 vi?etas que Flavita Banana public¨® el pasado septiembre
Ni chiribitas en los ojos, ni finales obligadamente felices, ni susurros al o¨ªdo, ni culos prietos en la playa, ni mensajitos motivacionales. Aqu¨ª la realidad es la que es, y la realidad a menudo es m¨¢s basura que alhaja y m¨¢s ojera que contouring (para quien no lo sepa, es esa t¨¦cnica de maquillaje que necesita rato largo frente al espejo y te deja la cara como si no fuese tuya). Con esa indiscutible realidad como base, Flavia ?lvarez se convirti¨® hace ya un tiempo en Flavita Banana; el pasado septiembre publicaba Archivos Estelares (Astiberri), una recopilaci¨®n de m¨¢s de 200 vi?etas en carton¨¦.
¡°No es un diario, aunque s¨ª es la forma en la que yo pienso. Que quede claro que es ficci¨®n¡±, dice Flavia ?lvarez, Flavita a partir de ahora, nacida en Oviedo en 1987 pero mudada a Barcelona con un a?o y medio. Apunta al tel¨¦fono que est¨¢ en su sof¨¢ bebi¨¦ndose una cerveza mientras lee; aunque eso no significa que no est¨¦ trabajando. Con la treintena en ciernes, pasa el 90% de su d¨ªa en eso que la gente llama tiempo libre, pero en realidad no lo es. ¡°Voy a mi aire, como me viene. Puedo estar dando una vuelta en bici o haciendo la compra pero estoy pensando en ideas. La parte t¨¦cnica ocupa muy poco. Por fuera puedo parecer una jubilada, pero por dentro estoy hirviendo¡±, cuenta Flavita. ¡°O fundi¨¦ndome¡±. Claro, depende.
Gregaria, dice, y tranquila; lectora obstinada de ciencia ficci¨®n y policiaca; implacable aficionada a los sudokus (solo en el m¨®vil, no encuentra cuadernillos de su gusto y nivel en papel); trabaja en casa desde que se dio cuenta de que, nada m¨¢s levantarse, su cabeza se activaba y al final no sal¨ªa para el estudio. Ha sido heladera, gu¨ªa tur¨ªstica, inform¨¢tica o camarera y, por fin, el a?o pasado lo dej¨® todo para dedicarse al dibujo; a esa desmo?ada, irreverente, c¨ªnica, realista y l¨²cida ilustraci¨®n que da (la mayor¨ªa de veces) voz a aquello que le pasa a cualquiera, cualquier d¨ªa. Porque no solo habla de amor y no hay mirada femenina que valga.
Tal vez tenga algo que ver haber crecido en un pueblo a las afueras de Barcelona con su madre y con su hermana, sin que nunca hubiese nada demasiado institucionalizado, protocolario o rutinario: ¡°Mi madre es francesa, pas¨¢bamos los veranos en Francia, las influencias ven¨ªan de muchos lugares distintos¡¡±. Y as¨ª, voluntad y deseo propio en mano, termin¨® bachillerato con Matr¨ªcula de Honor en la rama cient¨ªfica; fue despu¨¦s cuando se puso a estudiar arte. Ahora, ya forma parte de una generaci¨®n internacional de ilustradoras que reivindican las protagonistas femeninas, la igualdad, el feminismo y la lucha por la libertad de ser, decir y sentir sin estar constre?idas por los par¨¢metros hist¨®ricos y sociales.
Cuando Flavita dec¨ªa que era tranquila, parec¨ªa referirse m¨¢s bien a su actividad f¨ªsica de cara a la galer¨ªa. Si le preguntas por sus inquietudes, espeta ¡°epistemofilia¡±. El impulso de querer saber m¨¢s, siempre. ¡°Siempre he sido as¨ª. De peque?a me las ve¨ªa negras con mi madre por respondona. Le doy dos millones de vueltas a todo, me fijo en todo, me gusta conocerlo todo¡±. Escribe desde que recuerda y lo de dibujar, al principio, era m¨¢s un entretenimiento. No hubo epifan¨ªa ni an¨¦cdota clave, simplemente, se fue encaminando hacia donde est¨¢. ¡°No hace tanto que hago vi?etas, un par de a?os o tres. Pas¨¦ por muchos estilos, escrib¨ª, dibuj¨¦, pero nunca hab¨ªa combinado las dos. Al final, encontr¨¦ el medio para contar mi verdad¡±.
La suya, se niega a decir ¡°la verdad¡± como si fuese universal. ¡°Cada uno tendr¨¢ una¡¡±. Lo que s¨ª hizo fue pensar en qu¨¦ se met¨ªa cada vez que iniciaba un trazo: ¡°No todo el mundo tiene pareja, pero casi todos tienen ex, es m¨¢s f¨¢cil llegar as¨ª a la gente. Y adem¨¢s es terap¨¦utico, si te r¨ªes de tus cosas malas acaba siendo una escapatoria¡±. ¡°Lo malo, pa¡¯fuera¡±. Asegura que al final es bals¨¢mico y lo que parec¨ªa una tremendo barullo termina por no ser tan grave.
Quiz¨¢s eso, en parte, la haya hecho conectar con un p¨²blico tremendamente amplio, mayoritariamente femenino, que hasta ahora hab¨ªa conocido pocas (o ninguna) protagonistas que dieran voz, y voz clara, a lo que cruza por la mente cada d¨ªa, lo que atormenta o a aquellas exigencias arcaicas que con mucho esfuerzo las mujeres se intentan sacudir. Hablamos del amor para toda la vida, los ellos protectores, las ellas cuidadoras, las proporciones pecho - cintura - cadera, la dependencia -de lo que sea o de quien sea-, el autoenga?o, lo que se supone que ha de ser, debe ser o tiene que ser¡ Nuestro pan de cada d¨ªa. El de todas pero tambi¨¦n el de todos.
¡°Con el pie izquierdo nos levantamos nosotras y ellos y ya hay mucho historial gr¨¢fico con hombres como protagonistas y narradores y todo el mundo lo ha comprendido siempre", cuenta de carrerilla. "Si lo cuenta una mujer, ?por qu¨¦ no se va a comprender igual?¡±. Las miserias pocas veces entienden de g¨¦nero, aunque por lo general se ceben m¨¢s en uno que en otro; en ese c¨²mulo de desdichas anda trasteando Flavita, que ya empieza a permitirse a s¨ª misma hablar de algo m¨¢s que de amor o desamor o lo que se parece al amor. ¡°Que conecta muy bien con el p¨²blico, s¨ª, pero me gusta tocar otros temas que a m¨ª tambi¨¦n me gustan. Un humor cada vez m¨¢s absurdo¡±. Absurdo, puede. Y procaz y negro y real, sobre todo real.
Flavia ?lvarez colabora semanalmente con S Moda, una vez al mes con Orgullo y Satisfacci¨®n, El Salto y Mongolia. Ha ilustrado Curvy (Lumen, 2016), de Covadonga D'lom y ya tiene tres libros en su curr¨ªculo: Archivos Imperiales (autoedici¨®n, 2016), Las cosas del querer (Lumen, 2017) y Archivos Estelares (Astiberri, 2017).
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