Que el campo no sea solo una huerta
El informe sobre el Estado Mundial de la Agricultura insiste en el potencial de la agroindustria rural para evitar el hambre, la pobreza y la migraci¨®n descontrolada
La gente se va a las ciudades, cada vez m¨¢s. En menos de 15 a?os, dos de cada tres personas vivir¨¢n en zonas urbanas. Y se van all¨ª porque las rurales?¡ªsobre todo en los pa¨ªses en desarrollo¡ª ofrecen perspectivas muy pobres. Literalmente: la mayor parte de la pobreza del mundo est¨¢ en el campo, alejada de los servicios, de la educaci¨®n, la atenci¨®n sanitaria, las infraestructuras... Y en medio de este panorama, en el que los pobres rurales migran a la ciudad para, en muchos casos, engrosar las listas de pobres urbanos, hay quien ve una gran oportunidad para mejorar la vida de millones de personas.
En su 70? informe anual sobre el estado de la agricultura en el mundo, presentado este lunes, la FAO (agencia de la ONU para la alimentaci¨®n y la agricultura) insiste en que la creaci¨®n de una verdadera industria alrededor de la producci¨®n de alimentos y sus actividades relacionadas es la receta para acabar con el hambre y la pobreza en zonas como ?frica subsahariana o el Sudeste asi¨¢tico, donde m¨¢s crece el n¨²mero de j¨®venes, que en tres a?os ser¨¢n 1.300 millones, seg¨²n el estudio. "La agroindustria es nuestro futuro", proclamaba hace unos meses Audu Ogbeh, ministro de Agricultura de Nigeria. "Tenemos tierras f¨¦rtiles, y millones de j¨®venes. Pero tenemos que apostar por ello de verdad", se?alaba ante las autoridades del Borno, uno de los Estados m¨¢s pobres y rurales del pa¨ªs.
Si todas esas nuevas generaciones tienen la oportunidad de ganarse la vida en la agricultura y acceder a servicios, sostienen los autores, se pueden abatir varios fantasmas de un golpe de azada: el del hambre (que ha aumentado por primera vez en 15 a?os), el de la pobreza, el de la superpoblaci¨®n en las ciudades, el de las migraciones descontroladas... Y un elemento clave, insiste el informe, es el de potenciar las ciudades intermedias: desarrollar pueblos o peque?as ciudades, como puntos intermedios de conexi¨®n con las megaurbes. Romper ese blanco-negro (campo-ciudad), y explotar los grises.
"Hasta ahora se ha invertido en la cadena de producci¨®n de alimentos, pensando en llegar desde el campo hasta la gran ciudad", ilustra Marco S¨¢nchez Cantillo, experto de la FAO. "Entre ambos hay lugares que atender y grandes oportunidades", a?ade. Esa red de mercados, que van creciendo desde el de la aldea a las puertas de la huerta hasta la gran ciudad, pero pasando por pueblos y urbes de mediano tama?o. Como ya vienen advirtiendo otras voces, har¨¢ falta invertir miles de millones en transformar el campo.
En las ciudades, donde se consume el 70% de los alimentos, est¨¢ habiendo un cambio de dietas que el campo puede aprovechar para crecer
Lo que la FAO reclama ahora, es ensanchar los beneficios de ese desarrollo, y que no sea unidireccional. En definitiva, vertebrar la industria y el comercio de un pa¨ªs. Algo que en los pa¨ªses m¨¢s pobres es hoy una quimera: faltan carreteras, trenes, escuelas, telecomunicaciones... y a veces incluso energ¨ªa, agua o saneamiento.
"Hay pa¨ªses que no lograron dar ese paso a la industrializaci¨®n", apunta S¨¢nchez Cantillo. Otros, como Vietnam, lo hicieron de forma mod¨¦lica y, seg¨²n el experto, han logrado un desarrollo con desigualdades mucho menores que en otras regiones, como por ejemplo Am¨¦rica Latina. Porque ese punto no debe olvidarse, se?ala el documento. El paso adelante y la inversi¨®n en el campo no debe beneficiar a la gran industria en detrimento de los peque?os productores, que producen el 70% de los alimentos del mundo. Si no se integra a estos, ni habr¨¢ reducci¨®n del hambre y la pobreza, ni reorganizaci¨®n de las migraciones, advierte el experto.
Por eso las inversiones, las pol¨ªticas, no deben centrarse solo en conectar el campo y la gran ciudad. Tambi¨¦n hay que facilitar que un grupo de granjeros que cultivan tomates y pimientos en Chad puedan asociarse para aunar esfuerzos. Y puedan tener la seguridad de que la tierra que trabajan ser¨¢ suya. Y acceso acceso al cr¨¦dito, para comprar m¨¢s ¨²tiles. Y para, por ejemplo, desarrollar un negocio paralelo de conservas, que a su vez de lugar a uno de envasado. Es decir, que coger la azada o pastorear el ganado no sea la ¨²nica alternativa posible. Y as¨ª generar riqueza en sus comunidades, que a su vez atraiga nuevos servicios. Y entonces, claro, que sus productos puedan llegar a mercados cada vez m¨¢s grandes. Y generar un c¨ªrculo virtuoso...
Dicho as¨ª puede parecer f¨¢cil, pero los obst¨¢culos (empezando por la falta de dinero para desarrollo) son enormes. Los autores del informe, sin embargo, remarcan que se trata de una oportunidad ¨²nica. Parad¨®jicamente (o no), el aumento de la poblaci¨®n en las ciudades puede resucitar el campo. Porque en las urbes (donde se consume el 70% de los alimentos que se producen en el mundo) se est¨¢ gestando un cambio en las dietas. Cada vez se demandan m¨¢s prote¨ªnas, m¨¢s frutas y verduras... Y las poblaciones rurales ¡ª"el campo"¡ª tienen las semillas (tierra, poblaci¨®n joven...) para aprovechar esa demanda y despegar, como dec¨ªa el ministro nigeriano. Falta que el agua y el abono (servicios, cr¨¦ditos, formaci¨®n, pol¨ªticas...) se viertan en los lugares adecuados.
Encuentro mundial por la seguridad alimentaria
Esta semana se celebra en la sede de la FAO (Organizaci¨®n de las Naciones Unidas para la alimentaci¨®n y la agricultura) en Roma (Italia), la 44? sesi¨®n del Comit¨¦ de Seguridad Alimentaria. Una reuni¨®n de todos los actores (Gobiernos, agencias internacionales, sociedad civil y sector privado) que tienen algo que decir en la lucha contra el hambre y la malnutrici¨®n.
Este a?o la reuni¨®n del organismo se abre con malas noticias: la propia FAO anunciaba el mes pasado que el hambre en el mundo ha aumentado por primera vez desde 2003.
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