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La movilidad urbana es un concepto que admite distintas interpretaciones puesto que no es lo mismo que sea de coches privados, que de transporte p¨²blico, peatones o ciclistas, ya que sus movilidades son muchas veces incompatibles. Es un eufemismo que se concreta algo m¨¢s cuando se dice movilidad urbana sostenible, apuntando hacia la compatibilidad de los distintos modos de moverse, pero tambi¨¦n la sostenibilidad ha sido tan usada, abusada y tergiversada, que se ha vuelto un concepto multiusos y banal.

Se ha celebrado del 16 al 22 de septiembre 2017 la Semana Europea de la Movilidad Urbana con el lema de hacer le movilidad compartida m¨¢s limpia e inteligente. Madrid ha acudido a la convocatoria con el programa La Celeste, Madrid por el cielo, y la siguiente explicaci¨®n del lema: "Cada vez que vamos en bici, o en transporte p¨²blico, cada vez que compartimos coche o caminamos, nos llevamos el aire sucio y vuelve el aire a Madrid". Con este bienintencionado fin se han celebrado diferentes actividades para "aprender y compartir la ciudad que queremos". Pero ni siquiera el ¨²ltimo d¨ªa de la ciudad sin coches se cort¨® el tr¨¢fico en ninguna parte. Y eso que la responsable del ?rea de Gobierno de Medio Ambiente y Movilidad repiti¨® en todas las emisoras de forma contundente que: "apenas 27% de los desplazamientos son en veh¨ªculo privado mientras que el espacio que se le consagra es de 80%".

La calle Galileo del barrio de Arapiles, en el distrito de Chamber¨ª, en Madrid, se ha hecho famosa en estos meses por una modest¨ªsima operaci¨®n piloto de peatonalizaci¨®n, de apenas 60 metros, entre la calle Mel¨¦ndez Vald¨¦s y Fernando Garrido, delante del Centro Cultural Galileo, la antigua Funeraria, ni siquiera toda la manzana.

El experimento pertenec¨ªa a un conjunto de peque?as intervenciones integradas en el programa Chamber¨ª 30, que ha mudado a dEspacio Galileo (las ocurrencias nunca cesan, tras el verano del ¡°Despacito¡±). Ni a tres meses ha llegado la medida de supresi¨®n del tr¨¢fico. Los vecinos se movilizaron en contra, todos los grupos de la oposici¨®n, de forma bastante oportunista, votaron la reversi¨®n, y el equipo de gobierno rectific¨® el 24 de agosto. Se reabr¨ªa el tr¨¢fico por un solo carril, el que hab¨ªa quedado para bicis y emergencias, y se reinstalaban las plazas del SER (Servicio de Estacionamiento Regulado). Por parcial que sea esta rectificaci¨®n lo grave es que queda reivindicado el paso de autom¨®viles privados por la calzada de una calle residencial, al que traen ruido, contaminaci¨®n, privatizaci¨®n del espacio p¨²blico, es decir restablecida la movilidad de los coches. Pero, adem¨¢s, los que lo han pedido, y lo han conseguido son los vecinos, los que aparentemente ser¨ªan los beneficiarios de la peatonalizaci¨®n.

Ahora, la pol¨¦mica se ha traslado al uso por lo visto abusivo del radar para obligar en el tramo a la velocidad m¨¢xima de 20 km/hora. Pero adem¨¢s, se est¨¢n ya recogiendo firmas para evitar que se supriman los coches de la plaza del Conde del Valle de Suchil, una de las escasas plazas verdes disponibles en esa parte de Chamber¨ª y a la que la desaparici¨®n de los coches, si se acierta en el dise?o, arborizaci¨®n y jardiner¨ªa, conceder¨ªa la calidad requerida.

Puede parecer un asunto menor por el tama?o, pero no lo es por el principio. Es un hecho absolutamente anacr¨®nico. Va en contra de todo lo que se sabe, se hace, se mide y se piensa en el mundo, que es librar a las calles residenciales del tr¨¢nsito de paso. Admito que la operaci¨®n piloto de la calle Galileo pod¨ªa estar mal escogida, mal consultada, mal planteada y mal dise?ada. Que esto que se llama ahora "urbanismo t¨¢ctico", de poca inversi¨®n pero reversible, resulta, como su nombre indica, demasiado reactivo y tacticista.

Es grave que intervenciones que se hacen desde la convicci¨®n de que son para mejorar la salud p¨²blica y el derecho a la ciudad retrocedan. Al inicio de la democracia, la diputada provincial encargada de la direcci¨®n del entonces Hospital de la Diputaci¨®n, hoy Gregorio Mara?¨®n, tom¨® la decisi¨®n, previas todas las consultas necesarias, de prohibir el aparcamiento en el interior del recinto, ya que no dejaba ni siquiera que las ambulancias accedieran a las urgencias. Era una decisi¨®n de sentido com¨²n, de responsabilidad. Las protestas fueron tremendas, pero no se retrocedi¨® y necesariamente se calmaron con el tiempo.

Lo ocurrido en la calle Galileo va en contra no solo del futuro, incluso del pasado. Recordemos lo que propon¨ªa el Programa de Acciones Inmediatas (PAI) realizado para todos los distritos y municipios del ?rea Metropolitana de Madrid, por el antiguo ¨®rgano de coordinaci¨®n y planeamiento del ?rea Metropolitana, COPLACO, programa que no se lleg¨® a aprobar por iniciarse los trabajos del Plan General de 1985. Tras un estudio sistem¨¢tico y mucha participaci¨®n p¨²blica, postulaba para Chamber¨ª la progresiva desaparici¨®n del tr¨¢fico de paso hacia (o desde) el centro, y la peatonalizaci¨®n de un cierto n¨²mero de calzadas. Apenas se iniciaban los a?os ochenta y se empezaba a hablar de calmar o tranquilizar el tr¨¢fico. La construcci¨®n de aparcamientos de residentes (y luego la crisis que hizo creer en el espejismo de una reducci¨®n del tr¨¢fico) aplazaron estas medidas. Quiz¨¢ tambi¨¦n se deber¨ªa volver a ver estos documentos.

El reciente alcalde de Londres, el laborista Sadiq Khan, ese al que insulta Donald Trump porque es musulm¨¢n, pretende con nuevos instrumentos ser el que por fin lleve a cabo la anhelada peatonalizaci¨®n de Oxford Street. La alcaldesa de Par¨ªs, Anne Hidalgo, ha conseguido lo que parec¨ªa imposible: que la circulaci¨®n de (al menos) la orilla derecha del Sena quede libre de coches y se recupere para los ciudadanos. Hechos aislados que pertenecen a proyectos mucho m¨¢s amplios. Consideran que los principios de salud p¨²blica y recuperaci¨®n de la ciudad son indiscutibles.

Pero hay algo todav¨ªa m¨¢s preocupante. Uno de los argumentos de los vecinos de la calle Galileo (que probablemente vuelva a ser la Plaza del Conde Valle Suchil) es que m¨¢s espacios p¨²blicos (mal atendidos) "favorecer¨ªan el botell¨®n". Y puede que en eso no estuvieran errados. El director de la National Gallery de Londres se ha quejado de que Trafalgar Square libre de coches aumenta los ruidos que perturban la visita tranquila del Museo. Pero a nadie se le puede ocultar que el argumento es perverso: ?contra el botell¨®n m¨¢s coches!, circulaci¨®n de veh¨ªculos privados, contaminante, peligrosa, ruidosa.

Ojal¨¢ el Plan A de Calidad del Aire y Cambio Clim¨¢tico de Madrid, que se acaba de aprobar y que, para reducir la contaminaci¨®n de gases de efecto invernadero, plantea suprimir el tr¨¢fico de no residentes en el centro de la ciudad, tenga m¨¢s ¨¦xito. Al menos parece tener m¨¢s fundamento y m¨¢s convicci¨®n.

Josefina G¨®mez Mendoza es profesora em¨¦rita de la Universidad Aut¨®noma de Madrid y acad¨¦mica de n¨²mero de las Reales Academias de la Historia y de la Ingenier¨ªa. Trabaja sobre territorio y paisajes, en particular los urbanos (josefina.gomez@uam.es)?