Pescadores de hombres en T¨²nez
Los marinos tunecinos que viven cerca de Libia llevan a?os rescatando emigrantes y recogiendo cuerpos del Mediterr¨¢neo. El hostigamiento a las ONG por los guardacostas libios les carga de responsabilidad
Ninguna se?al indica qu¨¦ yace bajo los pedregosos mont¨ªculos de tierra y hierbas amarillentas de la costa tunecina. Es una parcela vac¨ªa, de propiedad estatal, a la que se llega por una accidenta pista sin asfaltar. Pero Chamseddine Marzoug, un pescador retirado, no puede olvidar lo que hay debajo.
"All¨ª, en aquella esquina, hay un hombre sin cabeza", explica se?alando un c¨²mulo de tierra en el que sepult¨® a uno de los cientos de personas an¨®nimas halladas muertas en el mar. "Lo encontramos ya decapitado en el agua".
En plena ofensiva libia y europea para impedir el paso en direcci¨®n a Italia de los barcos de emigrantes procedentes del Norte de ?frica, varias organizaciones humanitarias han tenido que suspender sus operaciones de rescate en el Mediterr¨¢neo central. Pero mucho antes de la llegada de estas ONG, los pescadores tunecinos ya auxiliaban a los emigrantes de las embarcaciones que se iban a pique. Y tambi¨¦n enterraban los cuerpos de los que no sobreviv¨ªan a la mort¨ªfera traves¨ªa.
En la ciudad costera de Zarzis, al sur del T¨²nez y a solo 80 kil¨®metros de la frontera con Libia, estos pescadores llevan m¨¢s de 30 a?os rescatando a migrantes que huyen de la pobreza, la violencia y la persecuci¨®n para buscar una vida mejor en Europa.
Las fr¨¢giles embarcaciones empleadas para trasladar ilegalmente a los emigrantes suelen acabar en aguas tunecinas. Cada a?o, las tripulaciones de los pesqueros salvan all¨ª a centenares de personas, muchas procedentes de pa¨ªses de ?frica occidental como Nigeria, Senegal, Mali, Costa de Marfil y Guinea. "Aqu¨ª todos los barcos han salvado a alguien", dice Chamseddine Bourassine, presidente de la asociaci¨®n de pescadores de Zarzis. "Los rescates no son nada nuevo".
"?l salv¨® a una mujer embarazada que dio a luz a una ni?ita cuando la subieron a bordo", cuenta Marzoug refiri¨¦ndose al propio Bourassine, sentado a su lado en el puerto, mientras recuerdan historias de salvamentos. La madre la llam¨® Bahr, que en ¨¢rabe significa "mar", a?ade.
Entre enero y agosto de este a?o han llegado a Italia unas 98.000 personas y 2.200 han muerto en el intento
En 2014, cuando aument¨® el n¨²mero de embarcaciones que zarpaban de Libia, la tarea de salvar vidas recay¨® todav¨ªa m¨¢s sobre los pescadores. El desgobierno de aquel pa¨ªs favoreci¨® la proliferaci¨®n de los traficantes de personas, y el antiguo feudo de Gadafi acab¨® por convertirse en el principal punto de partida de la emigraci¨®n hacia Europa. Seg¨²n la Organizaci¨®n Internacional para las Migraciones, entre enero y agosto de este a?o han llegado a Italia alrededor de 98.000 personas, y otras 2.200 han muerto intentando hacer la traves¨ªa.
"Para m¨ª, lo m¨¢s doloroso es que las familias creen que su hija o su hijo est¨¢n con vida en Europa, y estar¨¢n esperando una llamada o una carta", dice Marzoug ante las tumbas an¨®nimas de Zarzis. "En cambio, est¨¢n enterrados aqu¨ª".
"El problema no es salvar a la gente"
Para los pescadores, el tiempo es oro, y haber interrumpido salidas para poner a salvo a los emigrantes tambi¨¦n ha tenido su coste. En 2016, Bourassine cuenta que tir¨® las redes ¡ªque le hab¨ªan costado caras y eran vitales para ganarse la vida¡ª y dej¨® que todo lo capturado se perdiera para evitar que una embarcaci¨®n de emigrantes se hundiese. Pero, como otros, asegura que lo hizo sin vacilar ni arrepentirse. "Todos prestamos ayuda humanitaria", zanja.
M¨¢s all¨¢ de los sacrificios econ¨®micos, salvar un barco a punto de irse a pique puede entra?ar graves riesgos para la seguridad de los propios pescadores. Durante a?os, estos han hecho lo que han podido con los medios a su alcance y sin ninguna preparaci¨®n. En 2015 y 2016, M¨¦dicos Sin Fronteras les dio cursos de formaci¨®n para mejorar su capacidad de concluir los rescates con ¨¦xito. Se les dio orientaci¨®n sobre los pasos a seguir en esta clase de operaciones y se les ense?¨® a tratar adecuadamente los cad¨¢veres para honrar a los muertos y evitar los riesgos para la salud. Las embarcaciones se equiparon con equipos salvavidas profesionales, gracias a lo cual, dicen los pescadores, ahora pueden auxiliar a m¨¢s gente.
Salvar un barco a punto de hundirse puede entra?ar graves riesgos para la seguridad de los propios pescadores
Pero han aparecido nuevas dificultades. "El problema no es salvar a la gente. El problema es la navegaci¨®n cuando los que necesitan que los rescaten est¨¢n en aguas libias", explica Marzoug, que asegura que las tripulaciones de los pesqueros suelen avistar en ellas embarcaciones en apuros, pero que no pueden acercarse.
En pleno vac¨ªo de seguridad en Libia despu¨¦s de la revoluci¨®n de 2011, el respeto a las fronteras mar¨ªtimas entre este pa¨ªs y T¨²nez es poco riguroso. Muchos pescadores tunecinos han sido detenidos y acusados de haberse adentrado en aguas libias. Lograr su liberaci¨®n suele suponer el pago de elevados rescates, adem¨¢s de interminables negociaciones.
Actualmente, las organizaciones pro derechos humanos y los cooperantes temen que a las amenazas que se ciernen sobre los pescadores se sume la reciente osad¨ªa de la Guardia Costera liba. El a?o pasado, las autoridades italianas incrementaron las medidas para acabar con las salidas de emigrantes desde Libia. Entre otras iniciativas, entrenaron a los guardacostas del pa¨ªs para que interceptasen las embarcaciones.
En julio de este a?o, las autoridades libias anunciaron que estaban estableciendo una zona de b¨²squeda y rescate, y que iban a restringir el acceso de los barcos de salvamento a aguas internacionales. Unos d¨ªas despu¨¦s, la ONG espa?ola Proactiva acus¨® a los guardacostas libios de disparar al aire mientras se acercaban a su barco.
El 12 de agosto, M¨¦dicos Sin Fronteras comunic¨® que suspend¨ªa los rescates en el Mediterr¨¢neo e hizo referencia a las amenazas por parte de la Guardia Costera libia. Al d¨ªa siguiente, Save the Children y la alemana Sea Eye la imitaron y suspendieron sus operaciones. "Su argumento es que, al socorrer a los emigrantes, las ONG han creado un efecto llamada", dice Marwa Mohamed, investigadora de Amnist¨ªa Internacional en Libia. "Se hostiga constantemente a las organizaciones humanitarias, y esto no es m¨¢s que otro paso en esa direcci¨®n".
Poner obst¨¢culos a los rescates y devolver las embarcaciones a Libia? no bastar¨¢ para acabar con las traves¨ªas
Pero, posiblemente, poner obst¨¢culos a los rescates y devolver las embarcaciones a Libia ¡ªdonde hay numerosas pruebas de las p¨¦simas condiciones en las que se encuentran los migrantes¡ª no bastar¨¢ para acabar con las traves¨ªas. Mongi Slim, director de la Media Luna Roja en Medenine, asegura que muchos de los que fueron rescatados y llevados a T¨²nez, incluso los que aceptaron volver a sus pa¨ªses de origen, volvieron a intentar el viaje por mar.
Seg¨²n Bourassine, con la llegada de ONG en los ¨²ltimos a?os las cosas se hab¨ªan vuelto m¨¢s f¨¢ciles para los pescadores tunecinos. La responsabilidad ya no era solo suya. Pero con la marcha de los barcos de salvamento puede que tengan que volver a hacerse cargo de los rescates o sacar m¨¢s cad¨¢veres del mar.
De nuevo en el cementerio, Chamseddine Marzoug contempla los mont¨ªculos donde est¨¢n las tumbas. Este a?o los pescadores locales han encontrado 83 cuerpos y el camposanto est¨¢ lleno. No hay dinero para comprar m¨¢s terreno, as¨ª que los trabajadores siguen enterr¨¢ndolos en cualquier hueco que puedan hacerles. "Queremos que las organizaciones nos den medios suficientes para honrar al ser humano", solicita Marzoug. "Lo m¨ªnimo es respetar el cuerpo. No como ahora", concluye sacudiendo la cabeza mientras se aleja.
Este texto fue publicado originalmente en ingl¨¦s en la p¨¢gina web de Newsdeeply en este enlace.
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