Ocho claves para entender c¨®mo piensan las m¨¢quinas
La inteligencia artificial trata de replicar los procesos que realiza la mente humana, como el aprendizaje o el razonamiento l¨®gico, pero su forma de 'pensar' es muy distinta a la nuestra
?Has le¨ªdo Yo, robot (1950)? La famosa recopilaci¨®n de relatos de Isaac Asimov muestra robots cada vez m¨¢s perfectos y parecidos al hombre, seres artificiales intuitivos, inteligentes y con sentimientos que incluso llegan a tener sentido del humor. Sin embargo, con tanta humanidad, algunos acaban volvi¨¦ndose locos e, incluso, desarrollando impulsos asesinos. Todo ello acaba convirti¨¦ndose en una enorme fuente de problemas, y en un dif¨ªcil desaf¨ªo para sus creadores¡
?Ser¨¢ ese el camino que est¨¢ tomando la tecnolog¨ªa? ?Es as¨ª como piensan, sienten y se comportan las m¨¢quinas? A continuaci¨®n, siete claves que explican el camino de desarrollo que est¨¢ siguiendo el pensamiento artificial.
1. Las m¨¢quinas tambi¨¦n crean
Las m¨¢quinas tambi¨¦n pueden ser creativas. Las pruebas est¨¢n al alcance de todos. Un ejemplo es el caso de Benjamin, una inteligencia artificial que en 2016 escribi¨® un guion cinematogr¨¢fico de ciencia ficci¨®n. Se entren¨® a una red neuronal recurrente (un programa del estilo del que, por ejemplo, predice lo que vamos a escribir en el teclado de nuestros smartphones) con los textos de pel¨ªculas como 12 Monos, 2001: Una odisea en el espacio, Alien, Dune, El quinto elemento, Jurassic Park, Matrix¡ as¨ª hasta m¨¢s de 150 t¨ªtulos. En el fondo es un proceso no dista tanto del de cualquier escritor o guionista.
El resultado es Sunspring, un sorprendente y extra?o drama psicol¨®gico futurista. Se trata un corto de nueve minutos que tiene momentos y di¨¢logos dif¨ªciles de entender y, desde luego, no es una obra maestra. Sin embargo, tuvo una gran acogida en el Festival de Ciencia Ficci¨®n de Londres y, posteriormente, entre el p¨²blico mundial, lo que explica que Benjamin ya tenga un nuevo trabajo entre manos: Randle is Benign.
2. Les gusta mucho aprender
En la actualidad, las m¨¢quinas pueden aprender con todo tipo de informaci¨®n, por lo que absorben tanto datos ¡°estructurados¡± (informaci¨®n t¨ªpica de una base de datos, organizada por lo general en filas y columnas) como informaci¨®n ¡°no estructurada¡± (el texto de un correo, comentarios de las redes sociales, videos y pel¨ªculas, etc¨¦tera). De esta forma, cuantos m¨¢s datos obtengan mayor ser¨¢ su precisi¨®n a la hora de descubrir patrones y de hacer predicciones, por lo que casi siempre ¡°aspiran a saber m¨¢s¡± lo que, por supuesto, tiene un l¨ªmite: el coste de la capacidad de almacenaje y procesamiento que hay que pagar por ello.
3. Se han vuelto intuitivas
La tecnolog¨ªa avanza tan r¨¢pido que, muy probablemente, hace unos meses no me hubiera atrevido a escribir estas l¨ªneas. Hubiera subrayado que las m¨¢quinas superan al ser humano en la capacidad de c¨¢lculo, y que nosotros somos mejores que ellas en la habilidad de intuir, pero ya no estoy tan segura.
Pues bien, ?son las m¨¢quinas intuitivas? La respuesta es ¡°s¨ª¡±, lo son, como demuestra el hecho de que DeepStack, una simple inteligencia artificial, ha conseguido ganar al p¨®ker a jugadores profesionales en miles de partidas. Esto se confirm¨® igualmente en 2016, cuando el programa AlphaGo venci¨® al campe¨®n del mundo del Go, un juego de estrategia chino donde, como en el ajedrez, la ¨²nica forma de ganar es intuir los pr¨®ximos movimientos del adversario. Estas computadoras aprenden a jugar tras estudiar, procesar y participar en millones de partidas, descubriendo qu¨¦ movimiento es el m¨¢s apto en cada caso para continuar jugando. Los humanos profesionales hacen b¨¢sicamente lo mismo hasta el l¨ªmite de sus capacidades, aunque con factores como la emoci¨®n o la improvisaci¨®n.
4. Tienen su propia personalidad
Un chatbot es un programa inform¨¢tico que simula conversaciones con un ser humano de forma cada vez m¨¢s natural, hasta el punto de que podr¨ªa llegar a enga?arle haci¨¦ndole pensar que est¨¢ interactuando en realidad con otra persona. Son programas dise?ados para automatizar la interactuaci¨®n de una empresa con sus clientes y, para conseguirlo, se debe programar, como es l¨®gico, su propia personalidad, encontr¨¢ndose el reto, precisamente, en que esta consiga reflejar los valores de la marca que representa. De hecho, ?imaginas un chatbot triste para una marca que ¡°venda¡± felicidad? ?Y uno demasiado animado para una empresa que promueva el relax? Para lograr dotarse de personalidad, los chatbots adquieren un l¨¦xico determinado, una forma concreta (m¨¢s o menos respetuosa, por ejemplo) de dirigirse a su interlocutor, e incluso determinados giros del lenguaje o expresiones que usar¨ªa un tipo de persona (de una edad, clase social o territorio) en concreto.
5. Tienen muy buena memoria
Todos sabemos que si hay algo de lo que pueden presumir las m¨¢quinas es de su capacidad de memorizar cantidades masivas de datos imposibles de recordar por un ser humano porque, simplemente, nuestra naturaleza no nos ha hecho as¨ª. Y no pasa nada porque, precisamente, es una de las cosas para las que las creamos a ellas, para almacenar las cosas y que nos las puedan recordar cuando nos puedan hacer falta: ?un tel¨¦fono? ?Los datos de una factura? ?El detalle de una obra?
Sin embargo, que nadie piense que con el tsunami digital solo se mejoran las m¨¢quinas, y aquello que las rodea¡ Aqu¨ª hay para todos, por lo que es el momento de recordar los anuncios de La Agencia de Proyectos de Investigaci¨®n Avanzados de Defensa de Estados Unidos (DARPA): ¡°Si usted ha sido herido en acto de servicio y no puede recordar a su familia, queremos ser capaces de restaurar este tipo de funciones¡±. Sus investigadores aseguran que, gracias al uso de implantes cerebrales, pronto podr¨¢n resolver la p¨¦rdida de memoria de soldados heridos y beneficiar, con su trabajo, a enfermos de Alzheimer y demencia. En otras palabras: los robots avanzan y lo que aprendemos con ellos nos sirve a nosotros tambi¨¦n.
6. Su sentido del humor es mejorable
Hasta aqu¨ª hemos visto enormes avances en la tecnolog¨ªa que han hecho que cada vez compartamos m¨¢s cosas con las m¨¢quinas. Pero hay algo que se les est¨¢ resistiendo un poco m¨¢s: la imitaci¨®n y comprensi¨®n de nuestro sentido del humor.
El sentido del humor es un ingrediente necesario para una vida personal y profesional satisfactoria y, por lo tanto, para que nos podamos relacionar con total normalidad con las m¨¢quinas. Sin embargo, al menos por el momento, no es f¨¢cil de replicar artificialmente porque se trata de algo muy personal y que combina un uso avanzado del idioma con la facultad para comprender el tono en que se usa, algo extremadamente complicado para una m¨¢quina. Se nos sigue dando mejor a nosotros, los humanos, explicando por qu¨¦ en la calidad de las relaciones personales dif¨ªcilmente podremos competir lo que no impide que los robots nos puedan ayudar en esa y otras cosas.
7. Pueden ser (relativamente) emocionales
Muchos afirman que las m¨¢quinas son insensibles, incapaces de empatizar con las emociones de los dem¨¢s, y que eso no les permitir¨¢ llegar lejos. Pero cada vez son m¨¢s las empresas y los equipos cient¨ªficos que trabajan para resolverlo con criaturas que ya son capaces de detectar nuestras emociones y de responder en consecuencia, lo que explica la participaci¨®n de la Comisi¨®n Europea en proyectos como el desarrollo de Hugo, un robot que llega para mejorar la calidad de vida de nuestros ancianos y minimizar su sensaci¨®n de soledad.
Dicho esto, pensar¨¢n: ?Qu¨¦ barbaridad sustituir la compa?¨ªa humana, de un familiar, por un robot! Pues bien, os recuerdo que en nuestro pa¨ªs, seg¨²n el INE, el 34,7% de las personas mayores de 85 a?os viven solas, cifras que aumentan durante las vacaciones.
8. Pero no, no piensan como nosotros
Las m¨¢quinas aprenden, igual que nosotros. Pero su m¨¦todo tiene mucho que ver con las probabilidades. Un video de la publicaci¨®n The New Scientist pon¨ªa como ejemplo un peque?o robot sin informaci¨®n alguna. Al terminar su primer d¨ªa ha observado que ha salido el sol y que tras unas horas se ha ocultado. No sabe si eso volver¨¢ a ocurrir. En su mente artificial registra que hay un 50% de posibilidades de que se vuelva a hacer la luz. El v¨ªdeo lo plasma con un vaso en el que el androide introducir¨¢ una canica blanca por si se sale el sol y una negra por si eso no ocurre. Con el paso del tiempo, la m¨¢quina ir¨¢ a?adiendo canicas blancas y aprendiendo as¨ª que hay m¨¢s posibilidades de que el sol vuelva a salir. Al cabo de 100 d¨ªas tendr¨¢ 99 canicas blancas y solo una negra por lo que predecir¨¢ al 99% de certeza que el sol saldr¨¢. Pero, como precisa el video, no sabe que es una estrella en el centro de un sistema de planetas y que el d¨ªa es el resultado de un giro completo de la Tierra sobre s¨ª misma. La Inteligencia Artificial m¨¢s compleja har¨ªa b¨¢sicamente eso pero con cantidades ingentes de datos. Sin entender muchas cosas pero llegando a resultados fiables.
Silvia Leal es consejera y experta en inno-liderazgo y transformaci¨®n digital. Doctora en Sociolog¨ªa y asesora de la Comisi¨®n Europea en competencias digitales, liderazgo y emprendimiento y directora del Programa en Direcci¨®n TIC & Innovaci¨®n Digital de IE Business School. Es autora de los libros e-Renovarse o morir, Ingenio y Pasi¨®n e Ingenio, Sexo y Pasi¨®n (LID Editorial).
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