Primera incursi¨®n africana de una voluntaria en Angola
La joven cordobesa Mar¨ªa Medina cuenta su experiencia durante dos semanas en una biblioteca de Gove
La joven cordobesa Mar¨ªa Medina Ca?ete comparte con ?frica no es un pa¨ªs su primera incursi¨®n en el continente como voluntaria. Cuenta el durante y el despu¨¦s de sus dos semanas de colaboraci¨®n en el proyecto de una biblioteca en el poblado angole?o de Gove. Aqu¨ª su experiencia:
Despu¨¦s de casi dos d¨ªas de viaje y muchos kil¨®metros a nuestras espaldas, despu¨¦s de largas horas que han ido esparci¨¦ndose por eternas carreteras llenas de polvo, despu¨¦s de aeropuertos y escalas en las que hemos ido dejando algo de nosotros, mientras nos aferramos a un equipaje que a su regreso torna m¨¢s ligero, aterrizamos en la terminal cuatro de Barajas.
Aunque no digamos mucho, los cinco compa?eros de viaje sabemos que este vac¨ªo no es exclusivo de cada uno: apenas somos conscientes de que esta aventura se ha acabado. Tras una despedida extra?a me dirijo a mi peque?o pero acogedor apartamento en Madrid, aunque no estoy segura de si tengo ganas de llegar. Me doy cuenta de que he perdido mi tarjeta SIM espa?ola, aunque me viene a la cabeza que probablemente ser¨¢ mejor as¨ª, no puedo volver a la realidad de mi vida tan de golpe. Abro la puerta de mi casa, dejo la maleta a un lado, y por primera vez rompo a llorar. Desde mi tarjeta de Whatsapp angole?a, la ¨²nica que tengo operativa, escribo a mi primo un mensaje descorazonado.
?l responde pronto y por suerte decide que esta noche nos iremos de camping para que el proceso de vuelta no me resulte tan traum¨¢tico. Me viene muy bien hacerlo as¨ª, pero la primera noche es dura. Me siento vac¨ªa en demasiados aspectos. Nunca hab¨ªa sentido con tanta intensidad como las pasadas dos semanas y ahora me enfrento de nuevo a mi banal y rutinaria vida, a mi trabajo, a mis amigos, y a m¨ª misma. ?C¨®mo les dar¨¦ significado? Mientras mis dos acompa?antes hablan entre ellos, rememoro algunas de las vivencias que he tenido. Decido inmediatamente que bajo ning¨²n concepto voy a olvidar la valiosa lecci¨®n que he aprendido en este viaje, ni todo el amor que he recibido de las personas que he conocido.
"Bajo ning¨²n concepto voy a olvidar la valiosa lecci¨®n que he aprendido en este viaje"
Ahora recuerdo el primer trayecto en coche de Huambo a Gove, el peque?o poblado que ser¨ªa nuestro hogar por dos semanas. Ensimismada, contemplaba por la ventana im¨¢genes que recordar¨¦ por mucho tiempo. Ni?os peque?os trabajando, mujeres con hijos atados a la espalda, que caminan con perfecto equilibrio mientras cargan con kilos de le?a en la cabeza, basura por el suelo, chabolas ¨ªnfimas que se apelotonan sin organizaci¨®n o grupos de mujeres vendiendo cualquier cosa en la carretera. Gove no tiene ni calles, ni alumbrado, ni sistema de saneamiento p¨²blico, ni de gesti¨®n de basura, ni pr¨¢cticamente nada de lo que damos por hecho en la vida moderna.
Recuerdo que en ese momento, mirando a trav¨¦s de la ventanilla, sent¨ª miedo. Miedo de no tener en mis manos el poder para ayudar, o miedo de que no quisieran ser ayudados. Miedo de que me miraran con extra?eza, de que me rechazaran por ser extranjera y de ser solo una intrusa, una farsante que irrumpe en la vida de otros solo por vivir otras experiencias. ?Y si m¨¢s que aportar, perjudico sus vidas? ?Y si provoco envidia o malestar? ?Y si en realidad estoy aqu¨ª por otras razones, por mi ego, por demostrarme algo a m¨ª misma, cuando no tengo nada que dar?
Todo lo que ve¨ªa me ven¨ªa demasiado grande y mis ilusiones se empezaron a desmoronar. No podr¨ªa cambiar nada, esa gente estaba demasiado empobrecida y no estaba en mis manos mejorar sus vidas. Desde la cobard¨ªa pens¨¦ que me limitar¨ªa a estar con los ni?os, ya que iba a ser demasiado dif¨ªcil mezclarme con una cultura tan distinta de la m¨ªa. Qui¨¦n me iba a decir que el ¨²ltimo d¨ªa estar¨ªa paseando por el poblado, entre sus casas y de la mano de 20 o 30 ni?os, cantando y jugando. Qui¨¦n me iba a decir que perder¨ªa todo el miedo a pasear sola, que me sentir¨ªa como en casa en cuanto descubriera que solo hab¨ªa sonrisas y buenas palabras para m¨ª. Que hombres y mujeres se acercar¨ªan a saludarme con cari?o para regalarme alguna fruta, para preguntarme como me hab¨ªa ido el d¨ªa, o simplemente me mirar¨ªan con timidez, deseando ser capaces de iniciar una conversaci¨®n conmigo. Qui¨¦n me iba a decir que una vez en Espa?a no dejar¨ªa de recibir mensajes cargados de cari?o agradeci¨¦ndome toda mi labor, cuando ser¨ªa yo la que deber¨ªa darles las gracias.
La fundaci¨®n Elecnor inaugur¨® en marzo de este a?o el proyecto H2ome, proporcionando a Gove una planta potabilizadora esencial para aliviar el riesgo de enfermedades al que la poblaci¨®n se expone por beber agua de pozos poco profundos. El mismo proyecto incluye una biblioteca de unos 100 metros cuadrados que contrasta con la deficiente escuela de la que disponen los alumnos. Nosotras mismas constatamos como los ni?os de primaria se apelotonan a cientos en una peque?a aula, sin apenas ventilaci¨®n ni iluminaci¨®n, ni mobiliario b¨¢sico como mesas y sillas. Por eso mismo, la biblioteca supone para los j¨®venes de Gove una gran oportunidad.
Libros, material escolar, aire acondicionado, ventanas, tres ordenadores y una televisi¨®n: son instalaciones muy buenas y los ni?os quedaban maravillados al conocerlas. La pena es que por falta de organizaci¨®n interna no la estaban utilizando. Mientras dos de nuestros compa?eros se dedicaban a formar a la poblaci¨®n local para que operaran correctamente la estaci¨®n potabilizadora de agua, la biblioteca ser¨ªa el lugar de trabajo de mi compa?era y m¨ªo. Pronto decidimos que nos reunir¨ªamos con quien hiciese falta y las veces que fueran necesarias, para garantizar que a nuestra partida los j¨®venes tuvieran acceso a las instalaciones siempre que quisiesen.
Desde el primer d¨ªa, los ni?os acud¨ªan a cientos: estaban emocionados por utilizar el material escolar para dibujar, colorear, leer o simplemente ojear cuentos mirando los dibujos. Desde menores de tres a?os que aparec¨ªan de la nada, sin ning¨²n padre o supervisor, hasta chicos de 23 entusiasmados ante la idea de poder escoger un libro, consultar un diccionario o realizar manualidades. Hablamos mucho con los j¨®venes, que acabaron abri¨¦ndose totalmente a nosotras. Nos sent¨¢bamos en c¨ªrculo para que no hubiese ninguna barrera y les ped¨ªamos que nos contaran lo que quisieran, sus sue?os, sus inquietudes, sus problemas tambi¨¦n. Siendo honestos, los j¨®venes de Gove dif¨ªcilmente van a tener alguna salida u oportunidad, por eso nos sorprendi¨® gratamente descubrir que la gran mayor¨ªa deseaba ir a la universidad.
"Nos sorprendi¨® gratamente descubrir que la gran mayor¨ªa deseaba ir a la universidad"
Chicos y chicas que con 20 a?os estudian el equivalente a segundo o tercero de la ESO, que apenas saben leer y que nunca podr¨ªan permitirse los 20.000 d¨®lares que puede costar una licenciatura en Angola, pero que no carec¨ªan del deseo de descubrir y conocer. A pesar de nuestros miedos, pronto nos dimos cuenta de que pod¨ªamos aportar a estos j¨®venes mucho m¨¢s de lo que pens¨¢bamos. Les gustaba escucharnos, que les cont¨¢ramos cosas de nuestro pa¨ªs, y que les anim¨¢ramos para estudiar y luchar por sus objetivos.
Los m¨¢s ni?os se sent¨ªan felices solo con darnos la mano o con recibir una caricia en la mejilla. Necesitaban mucho cari?o y acud¨ªan a nosotras en manada, buscando nuestras sonrisas y abrazos. ?Ens¨¦?ame a dividir, por favor! Dec¨ªa alguno. Pronto seis o siete ni?os se un¨ªan al improvisado grupo prestando toda la atenci¨®n posible y sin sentirse frustrados, a pesar de la dificultad de aprender a dividir cuando por poco conocen la tabla de multiplicar. Pero no les importaba, quer¨ªan seguir intent¨¢ndolo, a¨²n fallando una y otra vez.
¡ª?Mar¨ªa? ?Est¨¢s escuchando? ¡ª Vamos a cenar y mi primo me saca de mis pensamientos. Y vuelvo al mundo real. Vuelvo a Espa?a, a mi rutina, a Madrid. A mi peque?o piso de 40 metros, lleno de cosas bonitas, con conexi¨®n a Internet, con agua caliente. Vuelvo a la realidad de la seguridad social, de los colegios p¨²blicos y de los sistemas de becas. De los ni?os con zapatos, el alumbrado p¨²blico y el agua que sale del grifo. Y ahora, ?qu¨¦?
Puedes consultar el proyecto aqu¨ª.
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