Poemas y prosa para describir la ciudad
Ciudades vistas desde la pluma de Rimbaud a Baudelaire, de Josep Pla a Eurgeni d'Ors...
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Entre las descripciones de la ciudad hechas por escritores y especialmente por poetas destacan las de Rimbaud y Baudelaire, claros precedentes de los poemas de Fernando Pessoa y Ces¨¢rio Verde. Oda triunfal es un canto a la urbe moderna como crisol de actividades y ejemplares humanos, que junto a Oda mar¨ªtima conforma la serie de poemas de hechuras que podr¨ªamos llamar ¡°Whitmanianas¡± y que encontramos en la obra de Fernando Pessoa firmada como Alvaro de Campos. Describe un Londres a ritmo fren¨¦tico que incluye la actividad de la rotativa de un peri¨®dico. Su canto a la belleza de la ciudad muestra una carga de iron¨ªa que la libera de toda sospecha de la ingenua admiraci¨®n que profes¨® por esta ciudad entre otros Eugeni D¡¯ Ors, quien la consideraba el ideal de modernidad y civilizaci¨®n al que deb¨ªa aspirar Barcelona.
Num Barrio Moderno, uno de los poemas de o livro de Ces¨¢rio Verde, describe en sus versos iniciales simult¨¢neamente el ambiente exterior de los jardines, calles y casas y los interiores de las mismas entrevistos al abrirse unas persianas, de tal modo que hasta nos informa de los acabados decorativos de techos y paredes, ya sean estucos o papel pintado. Y todo ello en un instante concreto: las diez de la ma?ana. Baudelaire dedic¨® un poema (Le Soleil, Tableaux Parisiens, Les Fleurs du Mal) a un arrabal de Par¨ªs, antiguo en vez de moderno como el de Ces¨¢rio Verde, en el que tambi¨¦n cita las persianas de las ventanas, en este caso como abrigo de lujurias secretas. La misma simultaneidad de ambientes del poema de Ces¨¢rio Verde la podemos percibir en Ville, poema que Arthur Rimbaud dedica a describir unos espacios urbanos m¨¢s densos y p¨¦treos que los de Ces¨¢rio Verde, envueltos en vegetaci¨®n y placidez.
En o livro de Ces¨¢rio Verde encontramos abundantes referencias al paisaje y no precisamente o no solo relativas al paisaje urbano como se entiende actualmente, sino de un modo diferenciado, pero no es menos cierto que Num Barrio Moderno transmite una percepci¨®n integrada de ciudad y paisaje. En la poes¨ªa de Ces¨¢rio Verde se encuentra presente una dualidad de valores no siempre armoniosa que se expresa a trav¨¦s de la dicotom¨ªa entre naturaleza y ciudad. Mientras la primera se relaciona con unos ciertos valores de continuidad ¨¦tica y tradici¨®n, la segunda encarna la racionalidad.
Un ejemplo muy distinto de escritor que se inspira en la ciudad para sus creaciones visuales y verbales en las que transgrede las convenciones espacio-temporales es Julio Cort¨¢zar, quien lo hace desde una visi¨®n cr¨ªtica precisamente hacia la escritura por sus limitaciones. En su obra Prosa del observatorio cuestiona la validez de la escritura por su discurso dominante frente a las posibilidades de la fotograf¨ªa que combinada con la palabra propicia lecturas alternativas de la realidad urbana. A prop¨®sito de la peculiar visi¨®n de Cort¨¢zar y volviendo al caso de Par¨ªs, ciudad citada y descrita por multitud de autores con distintos enfoques, destaca la lectura con referencias a la fotograf¨ªa y a los distintos autores que anteriormente escribieron sobre la ciudad que incluy¨® en Par¨ªs, ritmos de una ciudad.
Otro autor que dedic¨® una obra completa a Par¨ªs, Azor¨ªn, se mostraba tan fascinado por la torre Eiffel como por el Metro. Describi¨® sus trayectos en el subterr¨¢neo como los paseos de un flan¨ºur. Alguna de las reflexiones de Azor¨ªn recuerda a las de Rimbaud en su poema Ville, por cuanto parece descubrirnos quienes habitan y como tras las uniformes fachadas de los edificios y su relaci¨®n con los g¨¦neros y registros literarios.
Azor¨ªn explora tambi¨¦n en su libro los posibles paralelismos entre Par¨ªs y Madrid desde ese punto de vista literario-cotidiano. Por su parte, Josep Pla, en su obra de juventud Barcelona, una discussi¨® entra?able, compara el Par¨ªs de Hausmman con el Eixample Cerd¨¤ de Barcelona, pero dejando claro que solo encuentra relaci¨®n en los trazados rectil¨ªneos de ambos lugares. Pla se muestra cr¨ªtico con la uniformidad urban¨ªstica, que en el caso de Barcelona no es adem¨¢s arquitect¨®nica como pasa en Par¨ªs, y que considera igualmente exasperante.
Curiosamente, en todo el libro, rebosante de costumbrismo, apenas hallaremos referencias literarias. En su caso la lectura que nos ofrece Pla de la ciudad es est¨¦tica y humana aunque su mirada es forzosamente la de un literato, como podemos apreciar en el siguiente p¨¢rrafo en el que contrapone las muy distintas impresiones que le causan una calle del casco antiguo de Barcelona como es en este caso la Rambla y las calles del Eixample por otro lado. Si las casas de la primera parecen formar un conjunto coherente, a su juicio una ca¨®tica sucesi¨®n de remates inarm¨®nicos que parecen la expresi¨®n del individualismo burgu¨¦s desvirt¨²a la urbanizaci¨®n posterior de la ciudad:
¡°Una calle es una sucesi¨®n de casas unidas por el v¨ªnculo de la vecindad, de la interdependencia ciudadana. Las casas de la Rambla son mediocres, pero est¨¢n unidas por una cinta invisible que las funde en un mismo destino funcional ciudadano. Esto hace que la Rambla sea una calle-un ¨®rgano completo del conjunto de la ciudad.
Divagando por las calles del Ensanche de Barcelona, es posible ver como en alg¨²n punto concreto de las cornisas y tejados no hemos tenido demasiada fortuna. ?Tan complejo es rematar un edificio? ?Ser¨¢ cierto-me preguntaba-que no sabemos acabar las cosas? La f¨®rmula burguesa de la vida ha exacerbado el individualismo hasta tal extremo, que necesita la v¨¢lvula de los tejados para manifestar sus impulsos m¨¢s profundos¡±.
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