El complejo mecanismo por el que una tortuga de 200 kilos puede levantarse tras volcar sobre su caparaz¨®n
Cuando un quelonio cae de espaldas, la forma del caparaz¨®n puede ser la diferencia entre vida y muerte
Para una tortuga gigante del archipi¨¦lago de Gal¨¢pagos, la vida deber¨ªa de ser sencilla. Toman el sol dos horas por la ma?ana. No tienen depredadores naturales. Pasan la mayor parte del d¨ªa mascando frutos, hierbas o pencas de cactus. Pero a veces tropiezan. Aunque la imagen mental de una tortuga de 200 kilos volteada sobre su caparaz¨®n pueda parecer c¨®mica, para ellas es un peligro real: si el animal no consigue enderezarse en un tiempo razonable, podr¨ªa morir asado en su caparaz¨®n bajo el sol. La bi¨®loga italiana Ylenia Chiari, de la universidad de South Alabama en EE UU, ha liderado un estudio para determinar si la forma de los caparazones pudo haber evolucionado para ayudar a las tortugas terrestres a incorporarse r¨¢pidamente tras un vuelco accidental. Sus resultados est¨¢n publicados en la revista Scientific Reports.
Algunas se incorporan en unos minutos pero pueden tardar hasta una hora o m¨¢s
¡°No puedes ir por las islas volteando tortugas¡±, aclara Chiari, ¡°pero la gente que hace mucho trabajo de campo a menudo las ve volcadas¡±. Las tortugas se pueden caer de espaldas al copular, al pelearse, o ¡ªlo m¨¢s com¨²n¡ª simplemente caminando entre las irregulares formaciones rocosas de las islas. ¡°Algunas se incorporan en unos minutos pero pueden tardar hasta una hora o m¨¢s¡±, dice la bi¨®loga.
Existen dos tipos principales de caparaz¨®n, seg¨²n su forma, que han aparecido varias veces en la evoluci¨®n de las tortugas gigantes de las Gal¨¢pagos. Mientras que en las regiones altas y h¨²medas de las islas predominan las tortugas con caparaz¨®n en forma de domo, cerca de la costa abundan las tortugas con caparaz¨®n de silla de montar. Recibe este nombre por sus bordes curvos y la apertura elevada del cuello. Los investigadores ten¨ªan la teor¨ªa de que las tortugas que habitan las regiones m¨¢s bajas y ¨¢ridas de las islas tendr¨ªan el caparaz¨®n mejor adaptado al ¡°autovolteo¡±. En estas zonas el paisaje es de roca volc¨¢nica y cactuses, por lo que el riesgo de vuelco por ca¨ªda y de muerte por insolaci¨®n es mayor.
Chiari y sus compa?eros crearon modelos inform¨¢ticos tridimensionales de las dos formas geom¨¦tricas basados en fotograf¨ªas de 89 caparazones de museos y de tortugas vivas, tanto salvajes como cautivas. Luego pesaron a dos tortugas del zoo de Rotterdam (Pa¨ªses Bajos) sobre una b¨¢scula dise?ada especialmente para calcular el centro de masas de cada tipo de caparaz¨®n. Armados con esta informaci¨®n, los cient¨ªficos pudieron simular el vuelco y el ¡°potencial de autovolteo¡± de cada uno.
A pesar de sus conjeturas, se encontraron con que el caparaz¨®n de silla de montar requiere m¨¢s energ¨ªa para enderezarse que el redondeado caparaz¨®n de domo. Sin embargo, los bi¨®logos han observado que las tortugas con caparaz¨®n de silla de montar son en realidad las que se incorporan con mayor facilidad en la naturaleza. La clave est¨¢ en su cuello. No solo es m¨¢s largo en las de caparaz¨®n de silla, sino que la gran apertura frontal de su armaz¨®n les permite un rango de movimiento mucho mayor que a las de domo. As¨ª, estos reptiles son capaces de apoyar la cabeza contra el suelo cuando est¨¢n volcados para impulsarse hacia un lado, ayud¨¢ndose tambi¨¦n del movimiento de las patas. Las tortugas con caparaz¨®n de domo est¨¢n limitadas a agitar las extremidades para mecerse hasta que logren incorporarse.
Las tortugas con caparaz¨®n de silla apoyan la cabeza contra el suelo para incorporarse
Hasta ahora, esta diferencia en el cuello de los dos tipos de tortugas se atribu¨ªa a los h¨¢bitos alimenticios. En las regiones ¨¢ridas puede escasear la vegetaci¨®n, por lo que la apertura frontal y cuello largo de las tortugas con caparaz¨®n de silla podr¨ªa haber evolucionado para alcanzar los frutos m¨¢s altos de las chumberas. Ahora los cient¨ªficos sugieren que estas caracter¨ªsticas podr¨ªan ser adaptaciones para voltear el caparaz¨®n, aunque sus resultados no demuestran que esta sea la presi¨®n evolutiva que los dio esa forma.
¡°El cuello largo y elevado podr¨ªa haber relajado la presi¨®n selectiva sobre la forma del caparaz¨®n, que se volvi¨® m¨¢s peque?o y menos redondeado que en las tortugas de domo¡±, explican los autores en el estudio. ¡°Sin embargo, si por otro motivo la forma del caparaz¨®n de silla apareci¨® antes que la evoluci¨®n del cuello largo y la elevada apertura frontal, la selecci¨®n natural podr¨ªa haber impulsado estos cambios para mejorar el autovolteo¡±.
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