C¨®mo combatir la adicci¨®n de los ni?os por la comida cal¨®rica
Hasta pasada la adolescencia, el cerebro demuestra gran atracci¨®n por los alimentos con alta densidad cal¨®rica. La mejor manera de educar a los ni?os es inculcarles la cocina variada que huye de estereotipos ¡®infantiles¡¯.
Existen personas que defienden muchos discursos e ideas. Otras, m¨¢s cabales, que sostienen un n¨²mero limitado de las mismas, las que consideran m¨¢s relevantes. Y luego est¨¢n los eruditos, que manejan quiz¨¢ solo una, pero la sostienen y desarrollan de muchas formas distintas¡±. Esta confesi¨®n que en una ocasi¨®n comparti¨® conmigo el fil¨®sofo Daniel ?Innerarity me viene con frecuencia a la mente e influye en la manera que tengo de abordar los temas que expongo en esta secci¨®n. En innumerables ocasiones hemos remarcado la dimensi¨®n social, ¨¦tica, creativa, afectiva y, especialmente, saludable de la cocina y la alimentaci¨®n. No obstante, hay que seguir insistiendo, a la vista de los datos y previsiones que para los pr¨®ximos a?os maneja la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, en relaci¨®n con el incremento de la obesidad, sobre todo en los ni?os.
Ese esfuerzo pedag¨®gico y educativo hacia la poblaci¨®n infantil es labor de todos, de la poblaci¨®n en su conjunto. Por ello, me gustar¨ªa llamar la atenci¨®n sobre dos hechos concretos, aparentemente intrascendentes pero, desde mi punto de vista, significativos. El primero es la tan extendida costumbre de premiar a los ni?os con golosinas. Personalmente, se me encoge el alma al observar c¨®mo el consumo de esas calor¨ªas vac¨ªas se transforma en un momento altamente placentero que, incluso, llega a sustituir una merienda, o puede que a una comida saludable a largo plazo.
Ese esfuerzo pedag¨®gico y educativo hacia la poblaci¨®n infantil es labor de todos, de la poblaci¨®n en su conjunto
El otro punto a recalcar apela a la forma que tenemos de influir en la creaci¨®n de apetencias en los m¨¢s peque?os a trav¨¦s de los men¨²s infantiles en los restaurantes. Lejos de encaminarlos hacia la paleta de alimentos y elaboraciones m¨¢s adecuadas para su desarrollo, los premiamos o castigamos, seg¨²n c¨®mo se mire, delimitando sus opciones a un mundo de pasta, pizzas, hamburguesas, fritos, salchichas, bikinis de jam¨®n y queso¡ Y pollo, mucho pollo en forma de nuggets, milanesas, muslitos crujientes o fingers.
Parte del problema radica en que, para la industria, los m¨¢s peque?os son un objetivo que atacar si se desea atraer a los padres a un establecimiento. Y la propuesta que nos hacen no puede ser m¨¢s perversa: productos baratos de producci¨®n masiva e industrial, texturas que oscilan entre la ternura y el crujiente, y sabores grasos, salados y dulces. ?Y por qu¨¦ agradan tanto a los ni?os estas caracter¨ªsticas? Porque su gran palatabilidad e impacto cal¨®rico intensifican los mecanismos cerebrales de gratificaci¨®n. Nuestros cerebros, adaptados evolutivamente a entornos de escasez, articularon hace mucho tiempo estructuras dise?adas para atraernos hacia alimentos ricos en nutrientes. La recompensa se ofrece en forma de c¨®ctel de neurotransmisores que act¨²an sobre los centros del placer de una forma similar a las drogas. Los hidratos de carbono y sus combinaciones con texturas grasas son una mezcla irresistible para nuestro cerebro.
Por si fuera poco, hasta pasada la adolescencia el cerebro est¨¢ experimentando y form¨¢ndose, demostrando una enorme atracci¨®n por los reforzadores ¡ªdrogas, sexo o comida con alta densidad cal¨®rica¡ª aunque sin capacidad para evaluar los efectos negativos y percibir las consecuencias. Desde el punto de vista de la adquisici¨®n de adicciones puede resultar un tanto exagerado, pero piense que cada vez que da a sus hijos comida chatarra es como si estuviera meti¨¦ndoles un cigarrillo en la boca. Creemos adictos, s¨ª, pero a la buena comida, a la cocina variada, a los platos que suman, que ayudan a crecer. No a los que propician un paladar infantil para siempre. Nuestros hijos nos lo agradecer¨¢n.
¡®Nuggets¡¯ de pollo
Ingredientes
Las alitas
- 500 gramos de alitas de pollo
La marinada
- 100 mililitros de salsa de soja
- 10 gramos de jengibre en polvo
- 30 gramos de jengibre fresco en l¨¢minas
- 5 dientes de ajo machacados
- Medio lim¨®n fresco en l¨¢minas
- 20 mililitros de vodka
- 30 mililitros de salsa Mirin
El rebozado
- 200 gramos de pan rallado tostado
- 10 gramos de pimienta molida
- 10 gramos de ajo en polvo
- 20 gramos de tomillo seco
- 80 gramos de clara de huevo
Acabado y presentaci¨®n
- Mostaza en pasta al gusto
Instrucciones
1. Las alitas
Limpiar las alitas de restos de plumones. Cortarlas en dos por la coyuntura del hueso. Retirar el alón.
2. La marinada
Mezclar todos los ingredientes en un recipiente y añadir a esta mezcla las alitas de pollo. Marinar durante toda una noche. Pasado el tiempo, escurrir las alitas de la marinada y hornearlas a 160 grados durante 15 minutos. Seguidamente, deshuesarlas en caliente y reservar la carne.
3. El rebozado
Mezclar el pan rallado con la pimienta, el ajo y el tomillo. Pasar las alitas por la clara de huevo y después por la mezcla de pan rallado, pimienta, tomillo y ajo. Reservar.
4. Acabado y presentaci¨®n
Precalentar el horno a 210 grados. Una vez el horno esté caliente, hornear las alitas rebozadas durante 10 minutos. Servir bien caliente con un poco de mostaza en pasta.
Frituras
Aporte: En una fritura hay que considerar que la impregnaci¨®n del aceite en el producto aumentar¨¢ las kilocalor¨ªas.
Calor¨ªas: El aceite de oliva aporta unas 900 kilocalor¨ªas por 100 gramos de producto: solo un gramo aporta 9.
Temperatura: Es un factor importante, ya que a altas temperaturas se aceleran los procesos de degradaci¨®n del aceite.
Mezclas: No se recomienda combinar aceite nuevo y usado ni tipos diferentes: sus puntos de humo son distintos.
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