¡°Me gusta patear la ciudad sin mapa, perdiendo y encontrando sitios¡±
La escritora Marta Sanz recomienda viajar de Quito a Guayaquil (Ecuador) en coche, parando en el Chimborazo
Aunque la escritura es a priori una actividad solitaria y sedentaria, los escritores (los que tienen ¨¦xito) acaban viajando no solo por placer, sino por otros motivos literarios: ferias, eventos, art¨ªculos de viajes¡ Marta Sanz (Madrid, 1967) se recorre el mundo con asiduidad, sobre todo el hispanohablante, y lo que ve y conoce se filtra con frecuencia en su obra. Su ¨²ltima novela, Clav¨ªcula (Anagrama), comienza en vuelo rumbo a San Juan de Puerto Rico.
- P. ?Le gusta viajar?
- R. Buena pregunta, porque ya no lo tengo tan claro. He tenido que viajar tant¨ªsimo por razones profesionales que a veces me quiero quedar en mi casa tranquila y quieta. Sucede que te invitan a Colombia, a Argentina, y dices ¡°qu¨¦ ilusi¨®n¡±, ¡°qu¨¦ ganas tengo¡±, pero a medida que se acerca la fecha aparece la pereza. Lo bueno es que siempre vuelvo con buen sabor de boca y la certeza de ser una privilegiada. Lo que noto es que cada vez te ponen los viajes m¨¢s dif¨ªciles.
- P. ?En qu¨¦ lo nota?
- R. En los aeropuertos siento una vulnerabilidad tremenda, con el ordenador, los zapatos, los l¨ªquidos, la maleta, es que soy un poco Mr. Bean. Me siento muy patosa y mal.
- P. Su novela Clav¨ªcula empieza en un vuelo¡ y empieza mal, con un extra?o dolor en la costilla no identificado.
- R. Tiene que ver con ese desamparo, con ese sentirte vieja antes de tiempo, que no puedes con todo. Pero no solo. En los viajes pasan dos cosas: por una parte te enriqueces con las culturas y las gentes que vas conociendo, pero por otra hay momentos en los que te est¨¢s midiendo a ti misma. Eres consciente de tu vulnerabilidad, pero tambi¨¦n de tu capacidad para resolver problemas.
- P. Ha viajado mucho por Latinoam¨¦rica.
- R. Desde la novela Far¨¢ndula (Anagrama), que gan¨® el Premio Herralde, he cruzado el charco muchas veces. La Paz, por ejemplo, es una ciudad paisaj¨ªsticamente bell¨ªsima, y la ruta Managua-Granada donde se pasa por el parque natural del volc¨¢n Masaya resulta sobrecogedora.
- P. ?Da tiempo a conocer el lugar?
- R. Yo voy a currar, pero siempre intento encontrar hueco para patear y conocer la ciudad. Me gusta ir sin mapa, confiando en un at¨¢vico sentido de la orientaci¨®n. Me voy perdiendo y encontrando sitios. Las ciudades que me gustan son las que te llevan a trav¨¦s del agujero de Alicia en el Pa¨ªs de las Maravillas, a lo inesperado.
- P. ?No se parecen cada vez m¨¢s todos los lugares?
- R. Pese a esos centros urbanos que se van pareciendo cada vez m¨¢s por efecto de las multinacionales hosteleras, me gusta buscar lo que a¨²n tienen de personal ciudades cada vez m¨¢s homog¨¦neas y descoloridas. Est¨¢ bien la contractura de sentirse moment¨¢neamente extranjero: si estoy fuera de casa, no me gusta sentirme como en casa. Y trato de no cometer el error de pensar que conozco un pa¨ªs por haber estado all¨ª unos d¨ªas. Tambi¨¦n hay que reivindicar la mirada del turista, que es una mirada de escaparate, pero tambi¨¦n de extra?eza, muy enriquecedora.
- P. ?C¨®mo le gusta viajar?
- R. Soy poco de naturaleza, me gusta la urbe, aunque he hecho algunas excursiones maravillosas. Me gusta patear mucho rato, como en Par¨ªs, donde puedes caminar 12 horas seguidas, visitar los museos e ir a restaurantes.
- P. ?Escribe siempre sobre sus viajes?
- R. No siempre. A veces aprovecho para escribir alg¨²n art¨ªculo, pero otras veces salen en novelas, en poemas, por aquello que contaba de la debilidad y la fortaleza. Es muy rentable desde el punto de vista literario. En Clav¨ªcula, por ejemplo, aparece un poema sobre la gran desigualdad social que conoc¨ª en Manila.
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