Por qu¨¦ nos gustan tanto los rituales y las tradiciones: la mirada de un antrop¨®logo
Los estudios muestran que los rituales pueden proporcionar diversos beneficios psicol¨®gicos
Solo pensar en las tradiciones navide?as ilumina con una sonrisa el rostro de la mayor¨ªa de la gente y despierta sentimientos de dulce expectaci¨®n y nostalgia. Casi podemos oler las velas, saborear los platos especiales, o¨ªr esas canciones tan familiares en nuestras mentes.
Los rituales marcan algunos de los momentos m¨¢s importantes de nuestras vidas, desde los hitos personales, como los cumplea?os o las bodas, hasta las celebraciones de cada estaci¨®n, como el d¨ªa de Acci¨®n de Gracias, y las fiestas religiosas, como Navidad o Januc¨¢. Cuanto m¨¢s importante sea el momento, m¨¢s elaborado ser¨¢ el ritual.
Los rituales de las festividades est¨¢n repletos de regalos para los sentidos. Toda esta parafernalia (a menudo literal) anuncia a cada uno de ellos que no se trata de una ocasi¨®n cualquiera, sino llena de importancia y significado. La exuberancia sensorial ayuda a crear recuerdos perdurables de esos momentos y los graba en nuestra memoria como acontecimientos especiales dignos de guardar en nuestro coraz¨®n.
Ciertamente, hay multitud de razones para valorar los rituales familiares. Los estudios muestran que pueden proporcionar diversos beneficios psicol¨®gicos al ayudarnos a disfrutar de nosotros mismos, a conectar con nuestros seres queridos y a darnos un respiro de nuestras fatigas cotidianas.
Un amortiguador de la ansiedad
La vida diaria es estresante y est¨¢ llena de incertidumbre. Tener una ¨¦poca especial del a?o en la que sabemos exactamente qu¨¦ hacer como lo hemos hecho siempre nos transmite una agradable sensaci¨®n de estructura, control y estabilidad.
Las tradiciones festivas, desde recitar las bendiciones hasta alzar una copa para hacer un brindis, est¨¢n llenas de rituales. Los experimentos de laboratorio y los estudios de campo muestran que las acciones estructuradas y repetitivas que intervienen en estos rituales pueden actuar como un amortiguador frente a la ansiedad al convertir nuestro mundo en un lugar m¨¢s predecible.
Por supuesto, muchos de estos rituales se pueden realizar tambi¨¦n en otros momentos del a?o, pero durante las Navidades adquieren mayor significado. Se celebran en un sitio especial (la casa familiar) y con un grupo especial de personas (nuestros parientes y amigos m¨¢s cercanos). Por eso hay m¨¢s gente que viaja durante las vacaciones de final de a?o que en cualquier otra estaci¨®n. Las reuniones de personas llegadas desde lugares lejanos ayudan a dejar atr¨¢s las preocupaciones y permite reconectar con las viejas tradiciones familiares.
Comidas felices
No hay tradici¨®n navide?a completa sin una comida festiva. Desde que los primeros humanos empezaron a congregarse en torno al fuego para asar las piezas cazadas, la cocina ha sido una de las caracter¨ªsticas definitorias de nuestra especie.
Las largas horas pasadas en la cocina y en el comedor durante la presentaci¨®n y el consumo de las comidas de Navidad cumplen algunas de las funciones sociales que cumpl¨ªan tambi¨¦n las hogueras de nuestros primeros ancestros. Compartir una comida ceremonial es un s¨ªmbolo de comunidad, re¨²ne a toda la familia alrededor de la mesa y allana el camino a la conversaci¨®n y la conexi¨®n.
Todas las culturas tienen rituales que se desarrollan alrededor de la comida y su preparaci¨®n. La tradici¨®n jud¨ªa manda que los alimentos se seleccionen y se elaboren seg¨²n unas normas espec¨ªficas (kosher). En algunas zonas de Oriente Pr¨®ximo e India, solamente se puede usar la mano derecha para comer, y en muchos pa¨ªses europeos es importante mirarse a los ojos durante un brindis con el fin de evitar siete a?os de mal sexo.
Desde que los primeros humanos empezaron a congregarse en torno al fuego para asar las piezas cazadas, la cocina ha sido una de las caracter¨ªsticas definitorias de nuestra especie.
Como es l¨®gico, las ocasiones especiales exigen comidas especiales. Por eso, la mayor¨ªa de las culturas reservan sus platos mejores y m¨¢s elaborados para las festividades m¨¢s importantes. Por ejemplo, en Mauricio, los indios tamiles sirven los coloridos "siete curris" en la clausura del festival Thaipusam kavadi, y en Grecia, las familias se re¨²nen para asar un cordero entero el d¨ªa de Pascua. Estas recetas suelen incluir ingredientes secretos, no solo culinarios, sino tambi¨¦n psicol¨®gicos.
Diversos estudios muestran que realizar un ritual antes de una comida mejora la experiencia de comer y hace que los alimentos (incluso unas simples zanahorias) parezcan m¨¢s sabrosos. Otros han descubierto que cuando los ni?os participan en la preparaci¨®n de la comida, disfrutan m¨¢s de ella, y que cuanto m¨¢s tardamos en preparar un plato, m¨¢s lo apreciamos luego. As¨ª que se puede decir que el esfuerzo y el alarde asociados a los banquetes realzan la experiencia gastron¨®mica.
Compartir es cuidar
Durante las Navidades, es habitual intercambiar regalos. Desde una perspectiva racional, se dir¨ªa que es una costumbre sin sentido. En el mejor de los casos, servir¨ªa para reciclar recursos, y en el peor, para malgastarlos. Pero no hay que subestimar la importancia de estos intercambios. Los antrop¨®logos han observado que, en muchas sociedades, la entrega ritual de obsequios desempe?a un papel fundamental en el mantenimiento de los v¨ªnculos sociales al crear redes de relaciones rec¨ªprocas.
Hoy en d¨ªa, muchas familias se intercambian listas con los regalos que desean para Navidad. La genialidad de este sistema reside en el hecho de que la mayor¨ªa de las personas reciben as¨ª lo que de todas maneras habr¨ªan comprado. El dinero se recicla, pero todo el mundo sigue disfrutando de la satisfacci¨®n de dar y recibir obsequios.
Y, puesto que estamos en una especial ¨¦poca del a?o, hasta podemos permitirnos alg¨²n capricho sin sentirnos culpables. El a?o pasado, mi esposa y yo vimos una lujosa cafetera que nos gustaba mucho, pero decidimos que era demasiado cara. Sin embargo, en diciembre volvimos y la compramos como un regalo que nos hac¨ªamos entre nosotros. Ambos coincid¨ªamos en que estaba bien derrochar un poco en Navidad.
De lo que est¨¢ hecha la familia
La funci¨®n m¨¢s importante del ceremonial navide?o es el papel que desempe?a en el mantenimiento y el refuerzo de los v¨ªnculos familiares. De hecho, para los parientes que viven lejos, los rituales de estas fiestas pueden ser el pegamento que mantiene unida a la familia.
Los rituales son un poderoso indicador de identidad y de pertenencia al grupo. En algunos de mis trabajos de campo he descubierto que participar en rituales colectivos genera sentimientos de pertenencia y de mayor generosidad hacia los dem¨¢s miembros de la comunidad. No es de extra?ar, por tanto, que pasar por primera vez las vacaciones con la familia pol¨ªtica se suela considerar un rito de paso, una se?al de que se es un verdadero miembro del clan.
Las tradiciones navide?as son particularmente importantes para los peque?os. Los estudios nos ense?an que los ni?os que participan en rituales de grupo desarrollan v¨ªnculos m¨¢s fraternales con sus coet¨¢neos. Adem¨¢s, parece que tener mejores recuerdos de los rituales familiares va asociado a unas interacciones m¨¢s positivas con los hijos.
Las costumbres navide?as son la receta perfecta para la armon¨ªa familiar. De acuerdo que a lo mejor hay que coger tres vuelos para llegar al sitio, y que casi con toda seguridad tendr¨¢n retraso. Adem¨¢s, fijo que su t¨ªo se emborracha y, una vez m¨¢s, empieza una discusi¨®n pol¨ªtica con su yerno. Pero, seg¨²n el premio Nobel Daniel Kahneman, es improbable que estas cosas estropeen la experiencia en su conjunto.
Los estudios de Kahneman muestran que cuando evaluamos nuestras experiencias pasadas, solemos recordar los momentos mejores y los m¨¢s recientes, y prestamos poca atenci¨®n a todo lo dem¨¢s. Es lo que se conoce como la "regla del apogeo y el final".
En otras palabras, nuestros recuerdos de las Navidades en familia estar¨¢n compuestos principalmente por los rituales (tanto los alegres como los absurdos), la buena comida, los regalos y, a continuaci¨®n, los abrazos de despedida a todo el mundo al final de la noche (despu¨¦s de que el t¨ªo haya hecho las paces con el yerno). Y, cuando vuelvan a casa, tendr¨¢n algo de lo cual estar deseoso para el a?o siguiente.
Dimitris Xygalatas es profesor adjunto de Antropolog¨ªa de la Universidad de Connecticut.
Cl¨¢usula de divulgaci¨®n: Dimitris Xygalatas no trabaja para ninguna empresa u organizaci¨®n que pueda beneficiarse de este art¨ªculo, no las asesora, no posee acciones en ellas ni recibe financiaci¨®n. Tampoco declara otras vinculaciones relevantes aparte del cargo acad¨¦mico mencionado.
Este art¨ªculo fue publicado originalmente en ingl¨¦s en la web The Conversation.
Traducci¨®n de News Clips.
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