Las mujeres ya est¨¢n pagadas con el amor que reciben (y otros mitos)
Remedios Zafra, premiada con el galard¨®n Anagrama de ensayo, reflexiona sobre la precariedad de los trabajadores creativos en el mundo 'online', acentuada entre las mujeres
Remedios Zafra (Zuheros, C¨®rdoba, 1973) escribe para remover. ¡°Me gusta m¨¢s perturbar que otra cosa¡±, reconoce la autora de El entusiasmo, libro con el que ha recibido este a?o el premio Anagrama de ensayo. Zafra busca punzar al lector, que reflexione sobre aquellos temas que ¡°hieren y preocupan a las personas¡±. Con esta vocaci¨®n nace su ¨²ltima obra, que discurre sobre las nuevas formas de explotaci¨®n de los trabajadores creativos en el mundo capitalista y en red.
En el contexto digital, la precariedad y la desigualdad laboral se han acentuado, como ha sucedido hist¨®ricamente, entre las mujeres. Nuevas formas que reproducen antiguas inercias. ¡°?Qui¨¦nes crean, programan e idean la estructura sobre la que nos movemos en la red? Siguen siendo mayoritariamente hombres (j¨®venes). Las pr¨¢cticas patriarcales que atraviesan el mundo tambi¨¦n lo hacen en la red, en sus partes visibles y en las que no lo son tanto¡±, apunta la ensayista.
Sibila es el personaje que recorre El entusiasmo. Una mujer apasionada, joven, que acumula horas de estudio y est¨¢ permanentemente conectada a la red. A pesar de sus pocos recursos econ¨®micos, el fervor creativo le brinda la energ¨ªa para seguir peleando por ese trabajo vocacional que a¨²n no llega antes de claudicar ante un trabajo alienante. En el camino de ese futuro que se pospone, Sibila acepta pr¨¢cticas temporales o trabajos no pagados a cambio de prestigio para el curr¨ªculum. ¡°La pasi¨®n creadora est¨¢ siendo instrumentalizada por el sistema capitalista para atender a la hiperproducci¨®n que exige la era digital. Sigue la l¨®gica de menos inversi¨®n y mayor beneficio¡±, reflexiona la autora.
El entusiasmo se ha convertido as¨ª en el motor de la precariedad de los nuevos trabajos creativos y se transforma en una trampa que, aunque moviliza, ¡°sienta las bases de una suerte de explotaci¨®n contempor¨¢nea¡±. En la ¨¦poca en que Internet ha democratizado el acceso de todos a la creaci¨®n, Sibila los representa a ellos y a ellas, a aquellos que hoy engrosan una nueva masa de proletarios culturales muy precarizados. En este nuevo entorno online los l¨ªmites que diferencian entre el hobby y el trabajo, o la pr¨¢ctica profesional de la del aficionado, se han desdibujado.
La precariedad siempre tiene cuerpo y a menudo tiene vulva
La autora observa que la ferocidad del sistema se agudiza entre las mujeres creativas. Mientras que la cultura se ha ido feminizado, aliment¨¢ndose de un excedente de mujeres precarizadas, formadas en ciencias sociales o humanidades, los trabajos culturales que implican mejores sueldos o m¨¢s poder (puestos de director o catedr¨¢tico) siguen reservados para ellos. ¡°La precariedad siempre tiene cuerpo y a menudo tiene vulva¡±, dice Zafra. Entre aquellas nuevas pr¨¢cticas que nacen ligadas a la creaci¨®n online, Remedios Zafra se pregunta en qu¨¦ medida el g¨¦nero de quienes las ejecutan resulta determinante para considerarlos, o no, empleos.
La red, espacio en el que muchos crean pero en el que pocos rentabilizan econ¨®micamente las pr¨¢cticas m¨¢s all¨¢ de la visibilidad que dan los seguidores o likes, le recuerda a la autora a los trabajos dom¨¦sticos que tradicionalmente ha desempe?ado la mujer. Trabajos en los que el tiempo dedicado a los cuidados no vale dinero. ¡°La analog¨ªa con la feminizaci¨®n del trabajo dom¨¦stico es pertinente, ya que las mujeres han estado siempre vinculadas a trabajos no considerados empleos, realizando tareas de producci¨®n que han legitimado un sistema de precariedad y de subordinaci¨®n¡±, apunta.
Las cualidades de estas pr¨¢cticas feminizadas, apunta la ensayista, tiene similitud con aquellas que ha adoptado el trabajo cultural como la polivalencia, la flexibilidad o la temporalidad. Subraya en este punto como los empleos creativos hoy siguen el camino de la ambig¨¹edad que hist¨®ricamente ha definido la formaci¨®n de la mujer. ¡°Alimentar un sistema apoyado en el entusiasmo y en la suficiencia de un pago inmaterial es otro factor que nos resulta tristemente familiar. Bien promoviendo la resignaci¨®n o sustent¨¢ndose en la idealizaci¨®n de pr¨¢cticas vocacionales, afectivas y altruistas, all¨ª habita mucha precariedad feminizada, ese terror¨ªfico mito de que las mujeres ya est¨¢n pagadas ¡®con el amor que reciben¡±, reflexiona.
Zafra ha desarrollado su punto de vista cr¨ªtico y feminista sobre el arte, la red y la identidad de g¨¦nero en otras obras como (h)adas. Mujeres que crean, programan, ¡®prosumen¡¯, teclean (P¨¢ginas de Espuma, 2013), Un cuarto propio conectado. (Ciber)Espacio y (auto)gesti¨®n del yo (F¨®rcola, 2012) o Netianas. N(h)acer mujer en Internet (Lengua de Trapo, 2005). La escritora, adem¨¢s, trabaja como profesora de Arte, Estudios Visuales, Estudios de G¨¦nero y Cultura Digital en la Universidad de Sevilla y es profesora tutora de Antropolog¨ªa Social y Cultural en la UNED. Como le cuenta a sus alumnos, enfrentar la realidad desde la cr¨ªtica no implica sucumbir ante el pesimismo, algo que Zafra entiende como una forma de resignaci¨®n. ¡°Parte de la soluci¨®n es perturbar, zarandear a las personas, pero esta depende de cada uno¡±. Ella ha pensado un camino hacia el cambio que se construye sobre tres pilares: trabajar la profundizaci¨®n (como primer paso para ese frenar la inercia), la alianza entre iguales frente a la competitividad y el v¨ªnculo pol¨ªtico para imaginar nuevas estrategias.
La prisa, el invento del sistema que mata la reflexi¨®n
La ensayista utiliza habitualmente un tel¨¦fono m¨®vil antiguo, con tapa y sin conexi¨®n a Internet. Confiesa que es el que usa para hablar con la familia y su pareja. A Remedios Zafra le parece que este artilugio es muy intrusivo, que roba tiempo a las personas. ¡°Esta decisi¨®n tiene mucho que ver con la precariedad de los tiempos de quienes tenemos trabajos que no est¨¢n claramente ubicados en un lugar y en un horario fijo. Como muchos trabajos creativos, la investigaci¨®n y la escritura no tienen horarios y es dif¨ªcil desconectar¡±, cuenta. La escritora se?ala la prisa ¡°como un invento capitalista¡± que viaja a trav¨¦s del tel¨¦fono, que hace caer a las personas en la trampa de que las cosas no pueden esperar, ¡°que nos jugamos todo en un instante¡±. ¡°Cuando la vida se iguala a trabajo, el tel¨¦fono suele hilar los tiempos. Sus ritmos de instantaneidad son como los de Twitter y WhatsApp, alimentan la ansiedad y no son los ideales si quieres pensar las cosas¡±, profundiza.
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