Viaje al fondo de los glaciares
El espele¨®logo y ge¨®logo italiano Francesco Sauro se adentra en las cuevas m¨¢s remotas del planeta con una audaz misi¨®n: estudiar estos ¡°lugares m¨¢gicos¡± para entender los or¨ªgenes de la vida.
EL GLACIAR RUSELL, en la costa oeste de Groenlandia, es una formidable muralla de hielo de 60 metros de altura. Cada verano, el calor genera r¨ªos de agua fundida que socavan el hielo, abriendo ca¨ªdas verticales, cataratas de agua helada y pozos de hasta 50 metros de di¨¢metro, que excavan galer¨ªas de t¨²neles a m¨¢s de 200 metros de profundidad. ¡°Pero las cuevas que se abren en verano vuelven a cerrarse en invierno, y as¨ª sucesivamente. Son ef¨ªmeras¡±, se?ala el espele¨®logo y ge¨®logo Francesco Sauro (Padua, 1984). Su af¨¢n exploratorio le ha llevado hasta all¨ª donde nadie ha puesto su huella.
Estas cavidades aparecen, se transforman, se derrumban y desaparecen. Hay que ser muy cauteloso para no quedar atrapado porque son una trampa mortal. Solo se pueden explorar cuando los r¨ªos que las han excavado se congelan con la llegada del invierno. Antes ocurr¨ªa a finales de agosto, explica este experto, pero el calentamiento global est¨¢ probablemente retrasando esta ventana de exploraci¨®n hasta finales de septiembre y octubre, cuando hace m¨¢s fr¨ªo. Sauro y su equipo tienen que darse prisa. Una cueva que ahora es segura puede derrumbarse en un par de semanas por el peso de la nieve acumulada.
?C¨®mo se siente uno en el coraz¨®n de un glaciar, rodeado de paredes de hielo de decenas de metros? ¡°Cuando est¨¢s dentro no necesitas luz. El componente azul del espectro luminoso pasa a trav¨¦s del hielo, que brilla a 100 metros. En cambio, por la noche, cuando sales a la superficie, el hielo se ti?e de verde por la luz de las auroras boreales tan intensas en esta parte de Groenlandia¡±.
El mundo subterr¨¢neo alberga secretos que nos ayudar¨ªan
a comprender c¨®mo han evolucionado las formas de vida
La misi¨®n de Sauro consiste en estudiar la morfolog¨ªa y buscar formas de vida. Acompa?ado por el glaci¨®logo brit¨¢nico Joseph Cook, de la Universidad de Sheffield, dirige un equipo que ha catalogado bacterias y algas que sobreviven en condiciones extremas y, al mismo tiempo, condicionan la evoluci¨®n de las cuevas. ¡°Los r¨ªos arrastran microorganismos hasta el coraz¨®n del glaciar y todav¨ªa desconocemos su impacto¡±. Sauro cree que las bacterias podr¨ªan ser responsables en ¨²ltima instancia de la morfolog¨ªa, las formaciones en el interior de estas cuevas y la din¨¢mica de estos mundos helados.
Cada d¨ªa, los descensos comienzan entre las seis y las siete de la ma?ana. Si hace demasiado calor, hay que esperar a la noche, a las horas m¨¢s fr¨ªas, entre las tres y las cuatro de la madrugada. El equipo se traslad¨® el pasado septiembre en helic¨®ptero desde la localidad groenlandesa de Kangerlussuaq hasta 55 kil¨®metros al oeste para explorar dos cuevas localizadas al final de un abismo abierto en el glaciar. Cuando llegaron, el molino Northern Lights (un socav¨®n en el hielo que corre hacia el interior del glaciar) estaba ya congelado en una serie de galer¨ªas a 120 metros de profundidad que desembocaban en un impracticable lago helado.
Otra cavidad m¨¢s grande, bautizada como Living Ice Giant Active Moulin, ofrec¨ªa una sima de entrada de 70 metros que terminaba en una galer¨ªa gigante. A los pocos d¨ªas surgi¨® una enorme grieta por encima de las cabezas de los exploradores, producida probablemente por el movimiento continuo del glaciar, y el equipo decidi¨® abandonar. Horas despu¨¦s, la cueva se hund¨ªa justo en el punto donde decidieron regresar.
El proyecto Inside the Glaciers est¨¢ financiado por la firma francesa Moncler, especializada en desarrollar vestuario tecnol¨®gico, trajes t¨¦rmicos y cascos para trabajar en condiciones extremas. Es algo que Sauro agradece. La aportaci¨®n de una empresa privada en este tipo de expediciones se traduce en grandes beneficios en forma de conocimientos inesperados sobre el misterioso mundo subterr¨¢neo. Es el ¨²nico que, junto con las profundidades oce¨¢nicas, permanece a¨²n inexplorado. Alberga secretos para entender c¨®mo surgieron las primeras formas de vida y c¨®mo evolucionaron. Sauro estima que el 50% de las bacterias que conocemos viven bajo la superficie. ¡°Queda mucho camino por recorrer. Los espele¨®logos han explorado entre 40.000 y 50.000 kil¨®metros de cuevas en el mundo, pero se calcula que hay hasta 10 millones de kil¨®metros de galer¨ªas¡±.
¡°Los espele¨®logos hemos explorado 50.000 kil¨®metros de cuevas en el mundo. Pero se estima que hay hasta 10 millones¡±
A sus 33 a?os, este espele¨®logo, profesor de la Universidad de Bolonia, se ha labrado una reputaci¨®n de prestigio. Ha sido galardonado por sus hallazgos sobre la vida bacteriana en las cuevas de los tepuyes, esas gigantescas mesetas que se alzan entre la niebla de la selva venezolana. Con centenares de millones de a?os a sus espaldas, los tepuyes son como islas en el tiempo, donde han evolucionado un sinf¨ªn de microorganismos que Sauro ha ido investigando en diversas expediciones realizadas con la asociaci¨®n italiana de exploraciones geogr¨¢ficas La Venta. Son las cuevas m¨¢s antiguas del mundo ¡ªel extremo opuesto a las que se forman en los glaciares¡ª.
Adem¨¢s, Sauro es consultor cient¨ªfico de la Agencia Espacial Europea. Los exploradores como ¨¦l y los astronautas tienen en com¨²n la soledad y el aislamiento que conllevan sus respectivas misiones, y el italiano les asesora para tratar de que las condiciones de sus futuros viajes interplanetarios sean m¨¢s llevaderas.
Desde aquellos primeros descensos de ni?o con su padre en las cuevas de Verona, y como buen explorador, Sauro est¨¢ convencido de que romper moldes es parte de su trabajo. La divisi¨®n entre la geolog¨ªa y la biolog¨ªa, que se estudian por separado en las universidades de todo el mundo, es cada vez m¨¢s difusa cuando uno viaja al interior de un glaciar o de una cueva tan antigua como el mundo. Ahora es posible que una gran parte de los minerales que conocemos tengan un origen biol¨®gico. Una herej¨ªa que, hasta hace muy poco, habr¨ªa hecho llevarse las manos a la cabeza a m¨¢s de un catedr¨¢tico.?
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