Ni?as que se dejan la vista al tejer para subsistir
En Cachemira, un buen n¨²mero de chicas se gana la vida bordando ropa y alfombras. Las largas jornadas y la mala iluminaci¨®n est¨¢n afectando a su salud
En las afueras de Srinagar, una ciudad de m¨¢s de un mill¨®n de habitantes en la zona de Cachemira administrada por India, la mayor¨ªa de la poblaci¨®n depende directa o indirectamente de una ¨²nica actividad para su subsistencia: la realizaci¨®n de trajes tradicionales cachemiros. Para gran parte de sus habitantes, producir o vender art¨ªculos como chales, namda (alfombras) y pheran (mantones) es la ¨²nica manera de ganarse la vida.
Pero para las mujeres que bordan las prendas, ese oficio que las mantiene tiene un coste fatal. Las jornadas que pasan encorvadas sobre su delicada labor, que a veces puede llevar meses, est¨¢ perjudicando su salud. Algunas sufren graves p¨¦rdidas de visi¨®n.
En un taller de Bugdam, un distrito que rodea Srinagar, el chasquido de los telares se mezcla con las canciones que suenan en la radio. Zahida Ajter, de 18 a?os, est¨¢ sentada en un rinc¨®n cerca del alf¨¦izar de la ventana para tener m¨¢s luz mientras da los ¨²ltimos toques al mant¨®n en el que trabaja.
Cada d¨ªa, Ajter empieza la jornada a las nueve de la ma?ana y vuelve a casa a las seis de la tarde. Despu¨¦s de terminar sus tareas cotidianas a eso de las 10 de la noche, se pone a trabajar otra vez, normalmente a la luz de una vela, hasta las tres de la ma?ana. Tras dos horas de sue?o, se levanta antes que su familia para seguir bordando hasta que sea la hora de volver al taller. Con ella trabajan 30 chicas, la mayor¨ªa menores de 18 a?os.
¡°Para la gente como nosotras, lo principal es sobrevivir. Podemos permitirnos arriesgar la salud y la vista, pero no podemos jugar con los est¨®magos vac¨ªos¡±
Debido a la cantidad de horas que pasa inclinada sobre su labor, sufre de una hernia discal, inflamaci¨®n de las articulaciones y p¨¦rdida de visi¨®n. ¡°El a?o pasado me pusieron gafas, pero nunca las llevo¡±, dice. Le parece que las lentes le impiden acercarse al tejido todo lo que puede mientras borda. ¡°Despu¨¦s de un d¨ªa entero trabajando me duelen much¨ªsimo la cabeza y la espalda. Pero, en fin, hay que hacerlo para pagar los gastos¡±, se resigna.
Los m¨¦dicos le han recomendado que deje el empleo, pero la joven, que apenas sabe leer ni escribir, dice que el bordado es la ¨²nica manera de contribuir al mantenimiento de a su familia, que incluye seis hermanos menores que ella, todos demasiado j¨®venes para trabajar. ¡°?C¨®mo voy a dejarlo si es el ¨²nico medio que tengo?¡±, pregunta. ¡°Por eso no hago caso de las recomendaciones del m¨¦dico¡±, a?ade.
No hay datos sobre las tasas de discapacidad visual en el distrito de Bugdam, pero Mariyum Rubiya, una oftalm¨®loga destinada al hospital de la zona hace algo m¨¢s de un a?o, asegura que el n¨²mero de pacientes que les llegan procedentes de la industria del bordado es cada vez mayor. ¡°Trabajar en los intrincados dise?os y mantener la pieza muy cerca de los ojos durante muchas horas seguidas acaba sometiendo a estr¨¦s a la retina, y si la situaci¨®n se prolonga, suele afectar a la vista de la persona¡±, explica Rubiya. ¡°Cada d¨ªa visito a dos o tres pacientes con este problema, lo que supone unos 700 al a?o. Son muchos¡±.
La especialista dice que las mujeres suelen llegar con dolor de cabeza y que les receta medicamentos para combatirlo. Tambi¨¦n les recomienda que empiecen a llevar gafas o que descansen un tiempo de su trabajo. Pero reconoce que no suelen hacerle caso. ¡°Las pacientes, por regla general, no siguen el tratamiento, as¨ª que es dif¨ªcil saber c¨®mo evoluciona su estado¡±, afirma Rubiya. La mayor¨ªa de las que acuden a su consulta, a?ade, tienen entre 14 y 30 a?os y proceden de grupos socioecon¨®micos desfavorecidos. ¡°Para esas chicas, proteger la vista es lo m¨¢s importante. Se lo repetimos constantemente, pero, por desgracia, dejan de venir en cuanto les aconsejamos que abandonen el trabajo¡±, lamenta.
La mayor¨ªa de las bordadoras de Bugdam tienen menos de 14 a?os, que es la edad legal para trabajar en ese distrito, y los propietarios de algunos talleres reconocen abiertamente que emplean a ni?as de 12 a?os porque es m¨¢s f¨¢cil formarlas. ¡°Preferimos coger mentes j¨®venes y frescas para ense?arles este arte¡±, declara Ramzan Mir, due?o de tres talleres que emplean a m¨¢s de 60 j¨®venes, en su mayor¨ªa menores de edad. ¡°Como a esa edad son muy espabiladas, lo cogen r¨¢pido¡±.
Pero cuando la vista de la chica empeora de manera que ya no puede realizar la compleja labor, o la espalda le duele tanto que es incapaz de trabajar muchas horas seguidas, se queda sin empleo y normalmente le cuesta mucho encontrar otro. ¡°Es lamentable, pero tenemos tendencia a aprovecharnos de la miseria de los dem¨¢s. Primero [los talleres] tientan a las chicas con el dinero, pero cuando su salud empieza a deteriorarse, dicen que ya no sirven¡±, denuncia el soci¨®logo cachemir¨ª Bashir Aadil. ¡°Es como dejar sin vista a la pr¨®xima generaci¨®n, y no estamos haciendo absolutamente nada para evitarlo¡±.
Sakina Bano, de 26 a?os, trabaja con Ajter. ¡°Llevo cinco a?os en este sector y cada vez tengo menos fuerza porque me paso horas sentada en el mismo sitio¡±, dice. ¡°Mis hombros no aguantan m¨¢s, y cada d¨ªa veo peor¡±. Bano hace gran parte de su labor por la noche, y en su casa, el suministro de electricidad es imprevisible, as¨ª que a menudo acaba utilizando velas para alumbrarse. Con los a?os, su visi¨®n ha empeorado tanto que ha empezado a afectar a su trabajo. ¡°Antes pod¨ªa bordar toda la noche y la prenda quedaba muy bien. Ahora, en cambio, noto que tiene irregularidades debido a que veo borroso¡±, cuenta. ¡°Ya no me dan muchos encargos¡±.
A pesar de esto Bano, como su compa?era, no ve otra salida que seguir ejerciendo este oficio en esas condiciones. Al igual que la mayor¨ªa de las bordadoras de Bugdam, viene de una familia pobre y no sabe leer ni escribir. ¡°Para la gente como nosotras, lo principal es sobrevivir. Podemos permitirnos arriesgar la salud y la vista, pero no podemos jugar con los est¨®magos vac¨ªos¡±.
Este texto fue publicado originalmente en ingl¨¦s en la p¨¢gina web de Newsdeeply en este enlace.
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