Piruetas tras los barrotes
Un grupo de mujeres se rehabilita a trav¨¦s del psicoballet en una prisi¨®n de m¨¢xima seguridad en Bayam¨®n, Puerto Rico
Uniformadas con pantal¨®n gris y camisa blanca, un grupo de puertorrique?as entra escoltado por polic¨ªas a una habitaci¨®n de muros blancos y objetos apilados en las esquinas. Tras abrirse las esposas que encierran sus mu?ecas y tobillos, cada una firma una hoja de registro. Una vez que tienen las manos y los pies libres, se enfundan unas zapatillas blancas o negras, listas para bailar en un particular escenario: una c¨¢rcel en Bayam¨®n, Puerto Rico.
Maricelis Ruiz, de 42 a?os, lleva encerrada casi 30. La danza ha supuesto un cambio radical en su vida: desde que comenz¨® a bailar, hace un a?o, ha perdido 41 kilos (pas¨® de pesar 136 kilos a pesar 95). Pero el cambio no solo ha sido f¨ªsico, la danza le ha ayudado a sentirse m¨¢s tranquila. ¡°Antes me portaba mal, ahora mejor doy un suspiro. Ahora lo pienso¡±, cuenta Ruiz a trav¨¦s del tel¨¦fono, ansiosa como las dem¨¢s por contar su experiencia. Durante una hora a la semana, estas mujeres se liberan de los barrotes externos e internos tras los que llevan a?os confinadas, dando rienda suelta a sus emociones a trav¨¦s de sus cuerpos.
Juliana Ortiz, la impulsora de este programa de rehabilitaci¨®n de mujeres presas a trav¨¦s del psicoballet, percibe claramente c¨®mo han cambiado sus alumnas. ¡°Las peleas han bajado un 75% en las c¨¢rceles de m¨¢xima seguridad¡±, asegura la bailarina de 36 a?os originaria de San Juan, la capital. Por amor al arte es el nombre del programa dirigido por esta puertorrique?a con m¨¢s de 20 a?os de experiencia como maestra de ballet y 16 a?os bailando con el cantante Luis Fonsi. Con esta iniciativa ha impartido clases a 150 reas en penales de m¨ªnima, media y m¨¢xima seguridad.
En el Complejo de Rehabilitaci¨®n para Mujeres de Bayam¨®n, la c¨¢rcel de m¨¢xima seguridad en la que Ortiz imparte clase, unas sillas reemplazan la cl¨¢sica barra de ballet, y los descoloridos y holgados uniformes de las bailarinas sustituyen a los cl¨¢sicos y apretados maillots. Como todas las clases de ballet, empieza con un calentamiento al que le siguen los port de bras, los pass¨¦ y las piruetas en el centro. Por ¨²ltimo, llega el momento favorito de estas bailarinas: la coreograf¨ªa.
Ortiz es la primera persona en llevar el psicoballet a c¨¢rceles en Am¨¦rica Latina. Hace un a?o viaj¨® a Cuba para formarse en esta disciplina reconocida por el Sistema Nacional de Salud cubano y por la Unesco. Creado en Cuba en 1973 por Georgina Fari?as, es una terapia que utiliza la t¨¦cnica del ballet para ayudar a rehabilitar a personas con alg¨²n problema f¨ªsico o emocional.
Pero ellas no pensaban que la danza cl¨¢sica fuese algo terap¨¦utico. Fino, cl¨¢sico y aburrido: as¨ª deb¨ªa ser, pensaban ellas. Con el paso del tiempo, se dieron cuenta de que esos escasos 60 minutos se les pasaban volando ¡ªy ellas mismas lo hacen, literalmente¡ª. Habituar su cuerpo y su mente a la disciplina, concentraci¨®n y coordinaci¨®n que exige el ballet fue uno de sus mayores retos. ¡°Bailarina de ballet, ?qu¨¦ es eso?¡±, protestaba hace un a?o Adianez Aguilera, de 27 a?os, a quien, como tantas otras, no le gustaba ponerse las zapatillas. Su compa?era Maricelis Ruiz tambi¨¦n confiesa que cuando empez¨® hace un a?o no le gustaba ¡°para nada¡± la clase, pero no se dej¨® vencer por las dificultades. ¡°A nosotras nos gusta lo dif¨ªcil, nos gusta la competencia¡±, expresa orgullosa.
Tras un a?o probando qu¨¦ se siente al ser libres entre barrotes, estas mujeres esperan continuar este 2018 bailando al ritmo de un cl¨¢sico de Beethoven, de Vivaldi o al comp¨¢s regguetonero de Despacito, y as¨ª poder seguir sobrellevando su vida en prisi¨®n.
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