Clase media y elecciones en Latinoam¨¦rica

Once pa¨ªses de Latinoam¨¦rica habr¨¢n celebrado elecciones presidenciales y otras tantas locales entre 2016 y 2018. Este nuevo ciclo electoral sucede en un entorno internacional plagado de incertidumbres y de voces de proteccionismo, con una recuperaci¨®n econ¨®mica lenta, un crecimiento un poco superior al 1% en 2017 y al 2% en 2018, pero muy lejos de los ritmos a los que los ciudadanos en la regi¨®n se acostumbraron en la d¨¦cada anterior, y que permitieron un crecimiento de la clase media. Hoy representa a uno de cada tres ciudadanos en la regi¨®n, si se mide por quienes disponen entre 10 y 50 d¨®lares al d¨ªa (entre 8 y 40 euros).

Mucho se ha escrito sobre esa nueva clase media como los nuevos consumidores globales, los defensores de la democracia, los promotores del buen gobierno y de reformas institucionales, e incluso de mejores pol¨ªticas p¨²blicas. Adem¨¢s de tener un cierto nivel de ingreso, esta clase media es esencialmente urbana, alcanz¨® educaci¨®n secundaria y tiene un trabajo remunerado en los sectores de educaci¨®n o salud. M¨¢s coloquialmente, a menudo se la considera como la perdedora en la relaci¨®n con el Estado: demasiado rica para recibir beneficios sociales focalizados a los pobres, demasiado pobre como para tener un asesor fiscal y aprovechar los incentivos tributarios (m¨¢s o menos legales).

?Pero qu¨¦ dicen los datos sobre ella? En un estudio que la OCDE realiz¨® en nueve pa¨ªses de Latinoam¨¦rica (Sobre el 70% del medio. An¨¢lisis del impacto de la pol¨ªtica fiscal sobre la emergente clase media) encontramos que esa clase media consolidada es, en efecto, pagadora neta. Paga impuestos (sobre todo impuestos al consumo y contribuciones a los sistemas p¨²blicos de salud y pensiones), pero se beneficia poco del gasto del Estado, porque apenas recibe prestaciones econ¨®micas. Tampoco valora los servicios p¨²blicos: seis de cada diez est¨¢n insatisfechos con los servicios m¨¦dicos, y casi la mitad de ellos se queja de la calidad de las escuelas p¨²blicas. Es m¨¢s, el estatus de clase media se muestra llevando a los hijos a escuelas privadas, utilizando hospitales privados o viviendo en bloques de apartamentos con seguridad privada.

Uno de cada tres ciudadanos en la regi¨®n disponen entre 10 y 50 d¨®lares al d¨ªa

Junto a esta clase media consolidada, est¨¢ una?clase media vulnerable ¨Clos que viven con entre 4 y 10 d¨®lares al d¨ªa¨C en unas condiciones lejos de ser id¨ªlicas. No son pocos, ¨Ccuatro de cada diez latinoamericanos¨C, se benefician del sistema fiscal, pero no lo suficiente como para estar fuera del riesgo de caer en la pobreza, sobre todo porque la mayor¨ªa trabaja en el sector informal. Est¨¢n igual de insatisfechos con los servicios p¨²blicos, pero los usan porque no les queda otra opci¨®n.

Ambos grupos, la clase media consolidada y la vulnerable, representan el 70% de la poblaci¨®n (ni ricos ni pobres) y, por lo tanto, deber¨ªa ser objeto de la atenci¨®n de los Gobiernos de la regi¨®n en los a?os que vienen. Es necesario reforzar el contrato social con ellos, repensando y reformando las instituciones p¨²blicas con las que se relacionan los ciudadanos. Hay que reducir el empleo informal y aumentar la transparencia y calidad de los servicios p¨²blicos ¨Cno solo para satisfacer a sus usuarios de la clase vulnerable, sino para recuperar la confianza en ellos por parte de la clase media¨C.

Lograr una mayor transparencia, reformar la lucha contra la corrupci¨®n, y proveer mejores servicios p¨²blicos son reclamos que se vienen escuchando en las calles desde hace a?os, en especial desde las manifestaciones protagonizadas por las clases medias en Brasil en 2013. Estas demandas representan la voz de la que hablaba el economista Albert Hirschman en Salida, voz y lealtad, y son reflejo de la energ¨ªa y la vitalidad social de Am¨¦rica Latina. Es urgente que los candidatos, y sobre todo los nuevos Gobiernos que surjan de este ciclo electoral las escuchen, y que transformen las aspiraciones (de millones de personas) en cambios reales y duraderos. De ello depende el bienestar de muchas generaciones.

?ngel Melguizo es jefe de la unidad de Am¨¦rica Latina y el Caribe del Centro de Desarrollo de la OCDE.