Las galletas de la abuela
Para corregir las faltas de algunas elaboraciones se exhiben palabras como tradici¨®n, natural, selecci¨®n o autenticidad. Pero, a veces, peor que un aditivo es tropezarse con un mensaje que distorsiona la realidad.
El t¨¦rmino ¡°abuela¡± tiene un gran prestigio en el ¨¢mbito de la gastronom¨ªa. Supone un espacio com¨²n tan ambiguo como cargado de atributos. Solo hay que acompa?ar una elaboraci¨®n con la expresi¨®n ¡°de la abuela¡± para que inmediatamente adquiera un estado de aforamiento. Las recetas as¨ª etiquetadas est¨¢n consagradas, ungidas de cualidades incontestables, en una suerte de idea general que adjudica a la edad un m¨¢ster en cocina tradicional del Basque Culinary Center. Sabedoras de esto, algunas industrias alimentarias utilizan la muleta de la publicidad y el marketing para corregir las faltas de algunas elaboraciones que cojean, que per se no es que sean malas, pero que est¨¢n fuera de los c¨¢nones de la quimifobia imperante, circunstancia en la cual ¡ªhay que recordarlo¡ª la propia industria alimentaria ha ca¨ªdo abusando del argumentario de ¡°lo natural¡± o del valor de lo exento de aditivos. Y ya se sabe: si no te vendes bien, el consumidor no mete tu producto en la cesta.
Viajando por Europa, cayeron en mis manos unas galletas con el nombre de una adorable y laboriosa mujer con aspecto de abuela joven. El paquete llevaba impreso un texto que informaba de que ¡°las galletas (¡) est¨¢n elaboradas con ingredientes naturales cuidadosamente seleccionados, siguiendo las recetas tradicionales creadas por la c¨¦lebre cocinera (¡) en su famoso restaurante¡±. La citada cocinera, de nombre Annette, existi¨® realmente en el siglo XIX. Inaugur¨® una posada cerca de un lugar de paso de numerosos viajeros a los que animaba regal¨¢ndoles sus deliciosas galletas. Durante m¨¢s de un siglo, las elaboraciones de esta ¡°gran pastelera y madre sol¨ªcita¡± solo se despachaban en la famosa posada y alrededores, hasta que en los a?os noventa se empezaron a distribuir en m¨²ltiples puntos de venta. ¡°En un mercado en el que las marcas rivalizan en invenci¨®n y modernizaci¨®n, se apost¨® por la autenticidad¡±, reza el texto promocional, y por eso ¡°las recetas de las galletas siguen inalterables desde 1888, la raz¨®n secreta de su sabor incomparable¡±.
Viajando por Europa, cayeron en mis manos unas galletas con el nombre de una adorable y laboriosa mujer con aspecto de abuela joven.
El dilema se presenta al repasar la formulaci¨®n e imaginar a la c¨¦lebre cocinera en la segunda mitad del siglo XIX mezclando a la luz del candil harina, huevos y az¨²car con grasa vegetal refinada de colza, mantequilla concentrada, yemas de huevo en polvo, carotenos de origen natural, ¨¢cido c¨ªtrico, aromas y pasta de lim¨®n elaborada a partir de cortezas de lim¨®n y sirope de glucosa-fructosa. Dif¨ªcil lo veo. Desde luego, m¨¢s complicado que combinar en la actualidad el sabor del tiempo y la cultura junto al perfume de la efectividad y el rendimiento empresarial. As¨ª, donde no llega la artesan¨ªa se exhiben las palabras que capitalizan el deseo y la ilusi¨®n de la gente. Tradici¨®n, simplicidad, autenticidad, selecci¨®n, origen y garant¨ªa cubren los virajes de la manufacturaci¨®n industrial mediante un juego de t¨¦rminos que hechizan al consumidor y lo trasladan al imaginario de ¡°los valores arraigados¡±, ¡°el saber hacer¡±, ¡°lo sencillo y rico¡± y ¡°los sabores de la infancia¡±. A veces, peor que un aditivo es tropezarse con un mensaje que contorsiona las evidencias mediante un juego de m¨¢scaras. Aunque el antifaz lo lleve una abuela.
Lenguado a la ¡®meuni¨¨re¡¯
Ingredientes
Para 4 personas
El lenguado
- 4 raciones (un lenguado)
La meuni¨¨re ligera
- 100 mililitros de zumo de lim¨®n
- 1 gramo de ralladura de lim¨®n
- 100 mililitros de caldo de pescado
- 12 gramos de kuzu (una ra¨ªz que se utiliza en la cocina tradicional china)
- 10 gramos de perejil picado
El lim¨®n en salmuera
- 2 gramos de sal
- 100 mililitros de agua
- 1 lim¨®n
Instrucciones
1. El lenguado
Descamar el lenguado, eviscerarlo y retirar la piel haciendo dos incisiones en ambos lados y una en la cola, tirando de la cola a la cabeza. Repetir el proceso del otro lado del pez.
Con un cuchillo fileteador, retirar los 4 lomos y cortar por la mitad. Reservar los lomos y la espina por separado. (La limpieza y fileteado puede hacerlos un pescadero).
Meter la espina en agua hirviendo para retirar la carne adherida.
Con un hilo de bridar, atar la cola con la cabeza con una forma cóncava y freír a 180 grados hasta que la espina esté dorada. Escurrir sobre papel absorbente, salar y reservar.
5. La meuni¨¨re ligera
Mezclar el zumo de limón y el caldo de pescado. Disolver el kuzu en la mezcla en frío. Llevar al fuego y gelificar removiendo con una espátula.
Una vez texturizado el caldo, añadir la ralladura de limón. Reservar con papel transparente de cocina en contacto con el gel para prevenir la formación de pieles almidonosas.
7. El lim¨®n en salmuera
Preparar una salmuera y ponerla en un bote.
Con la ayuda de un pelador, obtener la piel de todo el limón y cortar en juliana muy fina. Cerrar herméticamente en el mismo bote y dejar en la nevera durante una semana.
9. Acabado y presentaci¨®n
La espina frita servirá como vajilla comestible.
Calentar la salsa en un cazo ancho. Marcar en una sartén los lomos solo por una cara e incorporar estos a la salsa con la parte dorada hacia arriba. Glasear durante 2 minutos.
Escurrir ligeramente la salsa de los lomos y disponer estos sobre la espina frita.
Terminar con el limón en salmuera al gusto.
El lenguado
Calor¨ªas: El lenguado aporta aproximadamente 80 kilocalor¨ªas por cada 100 gramos de porci¨®n comestible.
Grasas: Es un pescado blanco, ya que contiene poca grasa: 1,4 gramos por 100 gramos de porci¨®n comestible.
Micronutrientes: Destaca su contenido en f¨®sforo, selenio, yodo, potasio y vitaminas del grupo B (B3, B6¡).
Procedencia: Este pescado puede encontrarse en mares de temperaturas templadas y tambi¨¦n en agua dulce.
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