El retorno del centro radical
La Tercera V¨ªa intenta hermanar el socialismo democr¨¢tico con el liberalismo
La Tercera V¨ªa y su proclamado ¡°centro radical¡± adquirieron carta de naturaleza en la conferencia de prensa que ofrecieron Bill Clinton y Tony Blair en Nueva York en febrero de 1998. Ambos pol¨ªticos pusieron el acento en la necesidad de encontrar un espacio ideol¨®gico nuevo para la socialdemocracia en un mundo en el que ya no exist¨ªan alternativas efectivas al capitalismo tras la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn. Pero en el que, al mismo tiempo, se recelaba del credo neoliberal que confiaba la soluci¨®n de todos los problemas al mercado.
El proyecto recibi¨® su marchamo internacional con las conferencias celebradas en Washington y Florencia en 1999. Ambas organizadas bajo el t¨ªtulo The Third Way: Progressive Governance for the 21st Century y contaron con la presencia de Cardoso, Jospin, D¡¯Alema, Prodi y Schr?der. Su eco e influencia tambi¨¦n se dej¨® sentir en Espa?a. La corriente Nueva V¨ªa del PSOE liderada por Rodr¨ªguez Zapatero en el a?o 2000 import¨® a su manifiesto el discurso sobre la modernizaci¨®n y reformismo acu?ado por la Tercera V¨ªa, al punto de afirmar que ¡°el mejor liberalismo siempre ha estado en la izquierda¡±.
La Tercera V¨ªa, con su idea de ¡°centro radical¡±, fue tachada, no pocas veces, de mera estrategia electoral vac¨ªa de contenido ideol¨®gico. Sin embargo, un an¨¢lisis m¨¢s detallado revela el intento de hermanar dos tradiciones pol¨ªticas, socialismo democr¨¢tico y liberalismo, que forman parte del acervo progresista occidental. Pues a pesar de la mala fama del liberalismo, no debe olvidarse que liberal era la adscripci¨®n pol¨ªtica de nombres tan importantes para el dise?o del bienestar en la Europa de posguerra como Keynes o Beveridge.
Anthony Giddens ofreci¨® la versi¨®n m¨¢s elaborada de la Tercera V¨ªa. Una de las ideas clave del soci¨®logo ingl¨¦s sosten¨ªa que el Estado de bienestar, formulado bajo una concepci¨®n colectivista de la sociedad, lejos de mantener el statu quo de las sociedades de posguerra las hab¨ªa empujado a una profundizaci¨®n en el grado de libertad y autonom¨ªa de los ciudadanos. Deshaciendo, as¨ª, sus v¨ªnculos tradicionales y contribuyendo a la emancipaci¨®n efectiva de los individuos. Los ciudadanos dejaban de ir a la iglesia, s¨ª, pero tambi¨¦n estaban dejando de sindicarse. Seg¨²n el diagn¨®stico de Giddens, las sociedades occidentales avanzaban hacia un nuevo consenso liberal que se reflejaba tanto en lo pol¨ªtico como en lo moral y econ¨®mico. Y el conservadurismo no estaba en condiciones de sostenerlo por las fuertes contradicciones que generaba en sus principios ideol¨®gicos. Nada m¨¢s disolvente para la tradici¨®n, escrib¨ªa Giddens siguiendo a Marx, que la revoluci¨®n permanente a la que somete la l¨®gica del mercado a las sociedades: ¡°Todo lo s¨®lido se desvanece en el aire¡±.
Tras la crisis, pol¨ªticos como Macron, Trudeau, Renzi o Rivera han dado nueva vida al concepto de centro radical. Y sus contactos acreditan la voluntad de hacer visible cierto aire de familia ideol¨®gica. Sin embargo, a¨²n es pronto para saber si se trata de una estrategia de marketing o estamos, realmente, ante la segunda oportunidad de la corriente pol¨ªtica que Clinton y Blair bautizaron como progresismo del siglo XXI.
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