Una fue mutiladora y la otra, v¨ªctima. Hoy luchan unidas, sin saberlo, contra la ablaci¨®n
Mariame Sakho es una diputada senegalesa que mutilaba ni?as y ahora pelea por la erradicaci¨®n de la pr¨¢ctica. Fatmata Bangura se enfrent¨® a la comunidad para salvar de un ritual a su hija en Sierra Leona
Mariame y Fatmata no se conocen, y probablemente nunca se encontrar¨¢n. Y, sin embargo, en sus destinos tan opuestos hay algo que las une profundamente, y que ha determinado el curso de sus vidas: la mutilaci¨®n genital femenina (MGF).
Mariame Sakho tiene 51 a?os y es una diputada senegalesa empe?ada en lograr que su pa¨ªs suprima una sangrienta tradici¨®n que humilla a las mujeres y las condena al sufrimiento. Fatmata Bangura tiene 28 a?os y se vio obligada a abandonar su tierra, Sierra Leona, precisamente para librarse a s¨ª misma y librar a su hija del corte ritual. Ambas pasaron por Mil¨¢n, en Italia, pero sin encontrarse. Mariame acudi¨® a una mezquita de la ciudad como activista de la ONG Ayuda en Acci¨®n para explicar a un grupo de mujeres, musulmanas como ella, que la MGF es perjudicial y que el Cor¨¢n no la prescribe. Fatmata, en cambio, ha sido acogida en un centro para solicitantes de asilo de la Fundaci¨®n ?rbol de la Vida, a la espera de poder empezar de nuevo en Europa.
La elecci¨®n de Mariame
Mariame Sakho fue elegida diputada en Senegal en julio de 2017 y es una figura destacada en su comunidad de Bakel, en la regi¨®n oriental de Tambacounda. Hasta hace 19 a?os, sin embargo, practic¨® la ablaci¨®n con sus propias manos a miles de ni?as. ¡°Empec¨¦ de peque?a, ayudando a mi abuela, que trabajaba de cortadora¡±, dice. ¡°Las familias de nuestro grupo ¨¦tnico, los peul, nos tra¨ªan a las reci¨¦n nacidas y yo ganaba 2.000 francos cefa (unos tres euros) por cada intervenci¨®n. Normalmente, extirpamos el cl¨ªtoris a ni?as de uno o dos meses, una edad en la que la herida cicatriza mejor. Yo tambi¨¦n sufr¨ª la ablaci¨®n; entonces era algo normal". Sakhlo prosigue su relato: "Cuando Senegal prohibi¨® la MGF, en 1999, algunas cortadoras fuimos convocadas por un comit¨¦ de pol¨ªticos, religiosos y ONG que nos advirtieron que, si segu¨ªamos haci¨¦ndolo, nos detendr¨ªan. De modo que renunci¨¦ y ped¨ª perd¨®n a Al¨¢ por todo el mal que hab¨ªa hecho en mi vida, aunque hasta entonces no fui consciente de ello. Pero rezar no era suficiente: quer¨ªa luchar para detener la mutilaci¨®n genital femenina, porque en Bakel muchas personas contin¨²an practic¨¢ndola ilegalmente¡±.
Las familias de nuestro grupo ¨¦tnico, los peul, nos tra¨ªan a las reci¨¦n nacidas y yo ganaba 2.000 francos Cefa (unos 3 euros) por cada ablaci¨®n
Mariame era muy respetada como cortadora y hoy mantiene ese cr¨¦dito, pues es considerada una voz autorizada contra la mutilaci¨®n genital femenina. Trabaja desde hace tiempo como comadrona en el centro de salud de Bakel, disuadiendo a las madres primerizas de que mutilen a sus reci¨¦n nacidas. ¡°Les explico que deben rechazar las supersticiones, que no es cierto que la MGF haga que las mujeres sean virtuosas, ni que lleve honra a la familia, y tampoco que la mujer no circuncidada sea impura y no pueda preparar la comida para la familia. Las madres deben saber que la MGF produce hemorragias, dolores durante el ciclo, incluso negaci¨®n del placer sexual. No es justo que una mujer nunca conozca esta alegr¨ªa y viva el sexo con su marido solo para procrear¡±.
Un progreso bajo amenaza
M¨¢s de 25 millones de personas en unas 18.000 comunidades de 15 pa¨ªses han rechazado p¨²blicamente la mutilaci¨®n genital femenina desde 2008, seg¨²n datos de Unicef. La prevalencia de esta pr¨¢ctica en el mundo ha descendido en casi un 25% desde 2000.
Sin embargo, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia advierte de que la tendencia poblacional en algunos de los pa¨ªses m¨¢s pobres del mundo, donde la mutilaci¨®n genital femenina persiste, amenaza con revertir estos progresos.
"Para 2030, m¨¢s de un tercio de todos los nacimientos en el mundo tendr¨¢n lugar en los 30 pa¨ªses donde se practica la mutilaci¨®n genital femenina. Si no se aceleran los progresos para proteger al creciente n¨²mero de ni?as en riesgo de sufrir esta pr¨¢ctica en esos pa¨ªses, millones de ellas la habr¨¢n sufrido en 2030", destaca la organizaci¨®n.
Senegal se enorgullece de sus excelentes resultados en la lucha contra esta pr¨¢ctica, de la que se estima que ha sido practicada a unos 200 millones de mujeres en el mundo pese a que est¨¢ prohibida en la mayor¨ªa de los pa¨ªses en los que se realiza. La ONU la ha reconocido como una violaci¨®n de los derechos humanos de las mujeres y las ni?as, pero se lleva a cabo en, al menos, 29 pa¨ªses de Asia, Oriente Medio, Am¨¦rica Latina (Colombia) y ?frica, continente donde existe una mayor prevalencia a pesar de que casi todos los Estados la han prohibido. La MGF no produce ning¨²n beneficio para la salud, sino m¨¢s bien al contrario: causa hemorragias graves, problemas a la hora del parto, complicaciones urinarias, infecciones y aumento del riesgo de muerte del reci¨¦n nacido.
El porcentaje de mujeres que la han sufrido en Senegal ha ca¨ªdo al 25%, seg¨²n Unicef, pero las disparidades territoriales siguen siendo enormes: desde el 1% registrado en la regi¨®n occidental de Diourbel, hasta el 92% en K¨¦dougou al sudeste, cerca de la frontera con Guinea, un pa¨ªs con un ¨ªndice alt¨ªsimo de MGF. Entre los peul, el grupo ¨¦tnico de Mariame, se pasa del 2% de los residentes en Diourbel al 95% en K¨¦dougou.
Ya en 1997, el presidente Abdou Diouf conden¨® p¨²blicamente la mutilaci¨®n genital femenina, y el 31 de julio de ese mismo a?o, en la aldea occidental de Malicounda Bambara, las mujeres anunciaron que quer¨ªan abandonar esta pr¨¢ctica. Desde entonces hasta 2011, se calcula que m¨¢s de 5.000 comunidades del pa¨ªs han dicho basta a la ablaci¨®n. La pr¨¢ctica es ilegal desde 1999, gracias a una ley que la castiga con hasta cinco a?os de c¨¢rcel.
Los esfuerzos del Gobierno son continuos, junto a los de los organismos de la ONU, Unicef y UNFPA, pero a pesar de todo, algunas comunidades siguen ancladas a esta tradici¨®n. Es simb¨®lico un episodio de 2009, cuando una cortadora fue juzgada por haber practicado una clitoridectom¨ªa a una ni?a de 16 meses. Algunas comunidades y 200 morabitos (predicadores isl¨¢micos locales) protestaron, defendiendo a la mujer y la utilidad de la MGF. Seg¨²n Mariame Sakho, a pesar de los indiscutibles progresos de Senegal, ¡°muchos padres, sobre todo, siguen convencidos de que esta intervenci¨®n es necesaria para preservar el honor de sus hijas. Todav¨ªa nos queda mucho trabajo de sensibilizaci¨®n¡±.
El viaje de Fatmata
La Sierra Leona de Fatmata Banguri es una realidad muy distinta. All¨ª, la ablaci¨®n del cl¨ªtoris y de los labios menores es una pieza fundamental de la iniciaci¨®n a una sociedad secreta solo para mujeres, llamada Bondo, muy influyente en las zonas rurales. Las j¨®venes son llevadas a la selva e instruidas sobre la higiene, la educaci¨®n sexual, la casa y los hijos, y durante esta formaci¨®n, la MGF es el acto que las convierte en mujeres adultas. Entre vestidos rojos, faldas de paja, caras pintadas de blanco y m¨¢scaras rituales, Bondo es el ¨²nico lugar al que las mujeres del campo pueden viajar sin el permiso de los hombres: las adeptas gozan de gran libertad y, por lo tanto, acaban por percibir la mutilaci¨®n como un sello de la emancipaci¨®n de la mujer.
¡°Yo no sab¨ªa nada de esto¡±, conf¨ªa Fatmata, mientras su hija Kadiatu, de cuatro a?os, juega en el sal¨®n del centro milan¨¦s de solicitantes de asilo. ¡°Soy cristiana, mi familia es ajena a esa secta¡±. Sin embargo, la madre de Ahmidou, su marido, es sowe, el t¨ªtulo de las sumas sacerdotisas Bondo, y su padre gran sacerdote de la sociedad secreta masculina Poro.
Fatmata y Ahmidou viv¨ªan en la ciudad de Waterloo hasta que, con el estallido del ¨¦bola en 2014, se refugiaron en la aldea de la familia de ¨¦l, que les dio un terreno para cultivar. Luego emigraron a la capital, Freetown, donde Ahmidou encontr¨® trabajo como conductor, pero a menudo regresaban al campo para cosechar. ¡°Un d¨ªa mi marido fue convocado a una reuni¨®n de familia¡±, explica Fatmata, ¡°y mi suegra le dijo: ¡®Ha llegado el momento de iniciar a tu esposa y a tu hija en la sociedad Bondo, con el ritual de la mutilaci¨®n genital¡±. Nos negamos los dos: para m¨ª la ablaci¨®n es algo horrible, y mi marido todav¨ªa recuerda a su hermana, que muri¨® a los 10 a?os durante la ceremonia del corte¡±.
Parec¨ªa que su suegra se hab¨ªa convencido, ¡°pero un d¨ªa de abril de 2017 al volver a casa del campo, la peque?a Kadiatu, que normalmente se quedaba con sus abuelos, no estaba. La hab¨ªan secuestrado y llevado a la selva para circuncidarla. Luego nos enteramos de que la tradici¨®n Bondo obliga a reemplazar a un miembro fallecido con otro, y precisamente mi suegra era la encargada de ofrecer a mi hija en sacrificio para reemplazar a una persona muerta. En ese momento grit¨¦, estaba fuera de m¨ª. Atravesamos toda la selva hasta encontrar el lugar oculto de la ceremonia. Hab¨ªa docenas de mujeres: una estaba junto a mi hija con un cuchillo en la mano¡±.
Se desat¨® una pelea entre la pareja y las iniciadas, y Ahmidou golpe¨® a una mujer con un bast¨®n. ¡°Huimos al otro lado de la frontera, a Guinea y luego a Mali¡±, contin¨²a Fatmata, ¡°porque entretanto la mujer hab¨ªa muerto y la venganza de Bondo contra nosotros habr¨ªa sido tremenda¡±. Cruzaron el desierto argelino, llegaron a Libia y pagaron a los traficantes para que los llevaran a Italia en una barcaza, convencidos de que solo en otro continente estar¨ªan a salvo. Su solicitud de asilo, a¨²n pendiente, se sustenta en el peligro que corre su vida si regresan a Sierra Leona, y en el riesgo de que su hija sea sometida a la mutilaci¨®n genital. Mientras tanto, Ahmidou se enter¨® de que su madre hab¨ªa sido asesinada por las mujeres de Bondo por ser incapaz de apoderarse de su nieta.
295 mujeres de Yoni, al norte, anunciaron que Bondo estaba dispuesta a renunciar a la mutilaci¨®n para ¡°ver a las ni?as ir a la escuela y conquistar un papel en la sociedad¡±
En Sierra Leona, la MGF ha resultado hasta ahora muy dif¨ªcil de erradicar. Unicef cree que su difusi¨®n llega al 90% entre la poblaci¨®n femenina, hasta un 88% m¨¢s que en 2014. Excepto los krio, de religi¨®n cristiana, todos los grupos ¨¦tnicos la practican. La ablaci¨®n es legal, aunque el Gobierno la prohibi¨® temporalmente durante el brote de ?bola de 2014 y 2015, ya que la enfermedad se transmite a trav¨¦s de los fluidos corporales. Adem¨¢s, la nueva ley sobre los derechos de la infancia proh¨ªbe que se practique a las menores de 18 a?os. ¡°Pero el problema es que son las propias mujeres las que lo quieren¡±, explicaba Ann Marie Caulker, una conocida activista de Sierra Leona, ¡°y tambi¨¦n los pol¨ªticos. Incluso los m¨¦dicos la practican; es una costumbre muy arraigada en nuestro pa¨ªs¡±.
En mayo de 2017 empezaron a soplar vientos de cambio, cuando cientos de sacerdotisas Bondo, en Waterloo, se comprometieron con el Gobierno a detener la ablaci¨®n de las menores. Y en octubre, 295 mujeres de Yoni, al norte, anunciaron que Bondo estaba dispuesta a renunciar a la mutilaci¨®n para ¡°ver a las ni?as ir a la escuela y conquistar un papel en la sociedad¡±.
Los l¨ªderes pol¨ªticos, mientras tanto, mantienen una posici¨®n ambigua: ¡°No podemos despertarnos una ma?ana y decir que a partir de ahora la MGF est¨¢ prohibida¡±, declaraba el ministro de Bienestar Social, Charles Vandi. ¡°La gente ir¨ªa a practicarla al otro lado de la frontera, a Liberia o a Guinea. Es mejor actuar sobre la educaci¨®n, para que las ni?as vayan a la escuela y no sean iniciadas¡±. Seg¨²n el presidente de la Comisi¨®n de Derechos Humanos, Osman Fornah, el Gobierno est¨¢ jugando a un doble juego. ¡°La pr¨¢ctica persiste porque los pol¨ªticos la han fomentado para conseguir votos¡±, declaraba en diciembre durante una conferencia. Fatmata Bangura logr¨® ahorrarle todo esto a su hija, aun a costa de huir de su casa, que qui¨¦n sabe si volver¨¢ a ver.
Actos contra la MGF en Madrid
Este 6 de febrero es el D¨ªa?D¨ªa Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilaci¨®n Genital Femenina (MGF). Estos son alguno actos preparados en Espa?a por distintas organizaciones:
Proyecto Adoratrices lanza la campa?a "Sembrar Igualdad y Derechos"
M¨¦dicos del Mundo tiene una agenda de movilizaciones en cinco ciudades espa?olas que se puede consultar en este enlace.
La Uni¨®n de Asociaciones Familiares (UNAF) celebra en Madrid las VI Jornadas Internacionales contra la MGF.
Wanawake Mujer ofrece un documental con el testimonio de ni?as kenianas que han dicho no a esta pr¨¢ctica y a otras derivadas, como el matrimonio infantil forzoso.
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