Perfumarse en tiempos revueltos

Los cuentos inspirados en perfumes son un g¨¦nero literario tan marginal que su repertorio se limita, hasta donde s¨¦, a un ¨²nico libro. Su t¨ªtulo, Aromas de nardo indiano que mata y de ovonia que enloquece, es una cita de Oscar Wilde, que describi¨® as¨ª los perfumes que sulibeyaban a su Dorian Gray. Su autor fue Antonio de Hoyos y Vinent, que lo public¨® en 1927. Ignoro las circunstancias de redacci¨®n de este libro, pero todo indica que Hoyos, que se hab¨ªa ganado decentemente la vida sacando los colores a la jet madrile?a en novelas fr¨ªvolas menos fr¨ªvolas de lo que parecen, quiso sacarse unos durillos con una f¨®rmula que ya entonces constitu¨ªa una de las bellas artes: las dedicatorias patrocinadas. Influencer a marchas forzadas, Hoyos introdujo bajo el t¨ªtulo de cada relato el nombre de un perfume de la ¨¦poca.

La mayor¨ªa son de la l¨ªnea de perfumer¨ªa de Poiret, cosa entendible dado que en la casa parisina hab¨ªa trabajado Pepito Zamora, amigo inseparable de Hoyos. No sabemos si el escritor lleg¨® a rentabilizar este particular mecenazgo. Le¨ªdo hoy (lo reedit¨® la editorial Azul en 2010), el libro contiene sagaces escenas costumbristas y nost¨¢lgicas de aquellos a?os, durante la I Guerra Mundial, en que Madrid se convirti¨® en la ciudad m¨¢s cosmopolita del mundo. En cualquier caso, estos relatos fueron su peculiar canto del cisne. A sus condiciones naturales de arist¨®crata, sordo y homosexual en tiempos hostiles, Hoyos a?adi¨® una fat¨ªdica inclinaci¨®n al socialismo y el anarquismo con la llegada de la Segunda Rep¨²blica. Muri¨® en 1940 en la c¨¢rcel franquista de Porlier, en el coraz¨®n del mismo barrio de Salamanca que le hab¨ªa cerrado sus puertas, olvidado y demostrando que, a veces, la historia sigue viva en libros de ocasi¨®n y perfumes coagulados.