La moda como escudo y arma, seg¨²n Prada
La firma reflexiona sobre las necesidades de la mujer actual en una pasarela de Mil¨¢n que no refleja los cambios sociales
A la industria textil le gusta reivindicar su papel de espejo y catalizador social. Recordar que, con sus trajes de algod¨®n, Coco Chanel ayud¨® a las mujeres a liberarse de la tiran¨ªa del cors¨¦; que Yves Saint Laurent les dio el esmoquin y Giorgio Armani, el power suit ¡ªel traje de chaqueta¡ª para abrirse paso en la jungla laboral; que con su minifalda Mary Quant allan¨® el camino a la revoluci¨®n sexual. En definitiva, que adem¨¢s de su dimensi¨®n est¨¦tica y comercial, la moda tiene un peso antropol¨®gico. Pero a juzgar por lo visto hasta el momento en la semana de la moda de Mil¨¢n, y antes en la de Nueva York, el sector no refleja la atm¨®sfera actual de cambio que progresa en la sociedad azuzada por el #MeToo y la lucha por la equiparaci¨®n salarial. La calle va por delante de la moda y eso, en industria cuya supervivencia depende de su capacidad para marca tendencia, resulta preocupante.
Sobre la pasarela se ha visto a mujeres cubiertas con pasamonta?as en Gucci y a modelos tambalearse sobre tacones que conjuraban las leyes de la gravedad en Pucci. Algunas, como las de Etro, luc¨ªan ojerosas, casi tristes, envueltas en los coloridos estampados ¨¦tnicos que han hecho famosa a la firma italiana. La suntuosidad de los tejidos, inspirados en las artes decorativas de los a?os veinte, contrastaba con la languidez de las chicas. En el extremo opuesto, Paul Surridge, director creativo de Roberto Cavalli, vest¨ªa a sus maniqu¨ªes con agresivas prendas ultrace?idas y abrigos de piel de leopardo, algo que pudo resultar significativo hace 20 a?os cuando el fundador de la marca fundi¨® los escotes con la raja de las faldas, pero que hoy no va m¨¢s all¨¢ de una propuesta sexy bien ejecutada. Como en la mayor parte de los casos, el empoderamiento se queda en la nota de prensa.
Miuccia Prada parece ser una de las pocas que, al menos, ha reflexionado sobre la situaci¨®n de la mujer, su compradora, hoy: ¡°Por un lado debe ser fuerte, agresiva y poderosa y al mismo tiempo protegerse. Por otro, incorporamos todas las caracter¨ªsticas que se le suponen a la femineidad, muchas veces heredadas de nuestra educaci¨®n", explicaba antes del desfile que celebr¨® el jueves por la noche en la nueva torre de la Fundaci¨®n Prada. Con su colecci¨®n para el pr¨®ximo oto?o-invierno, la dise?adora quiso explorar ¡°la noche como lugar para la libertad y sus l¨ªmites¡± y lo hizo con colecci¨®n futurista y alegre, pero donde tambi¨¦n aparec¨ªan armaduras acolchadas para enfrentarse a las amenazas exteriores. ¡°La otra noche di un peque?o paseo y me sent¨ª insegura, as¨ª que puedo imaginar que una chica joven que quiere vestirse sexy tambi¨¦n. El problema es que deber¨ªa poder salir desnuda si quisiese. Es parte de su libertad individual¡±, argumentaba en la publicaci¨®n WWD.
Los tacones en llamas ¡ªun cl¨¢sico de la marca que la creadora ha decidido revisitar¡ª fueron la guinda de una propuesta que se articul¨® en torno a los contrastes: masculino y femenino, deportivo y sofisticado, retro y futurista. Lazos y botas para la descontaminaci¨®n y manipulaci¨®n bacteriol¨®gica.
Sobre la pasarela, cortavientos y abrigos acolchados de aire postapocal¨ªptico se enfrentaban a vestidos de tules plisados en colores fl¨²or. Las gasas tecnol¨®gicamente tratadas cubr¨ªan piezas en degrad¨¦ para despu¨¦s componer vestidos de corte a?os cincuenta con llamativas piedras bordadas. Los abrigos de doble faz en cuero gris se remataban en pelo azul, verde o rosa, y los chaquetas tweed mutaban para convertirse en un h¨ªbrido a medio camino entre el plum¨ªfero y el blazer. El trabajo de Prada termin¨® con tops y vestidos en flecos de plexigl¨¢s que manten¨ªan la misma paleta tropical que defini¨® todas sus prendas.
Tambi¨¦n Tod?s present¨® una propuesta eminentemente deportiva. Su equipo creativo, sin director desde hace un a?o y medio, entreg¨® una colecci¨®n tan comercial como inspirada, en la que merec¨ªan menci¨®n las gabardinas de piel encerada, rematadas en borreguillo y en ante amarillo. Una pena que todo el protagonismo se lo llevasen los ocho cachorros que otras tantas modelos lucieron bajo el brazo. Aunque, con tan tiernos perritos, el ¨¦xito en redes sociales qued¨® garantizado. Cuesti¨®n de prioridades. El dilema es el mismo desde que se invent¨® la pasarela: atraer la atenci¨®n sobre la ropa o, simplemente, atraer la atenci¨®n.
Sportmax, la l¨ªnea m¨¢s juvenil de Max Mara, recurri¨® tambi¨¦n al mundo de la competici¨®n ¡ªen este caso al motociclismo¡ª para actualizar su cat¨¢logo de parkas y abrigos perfectamente cortados. Sobre ellos, coloca chalecos acolchados con prominentes solapas. Bajo sus cortavientos asoman pecheras atadas con cordones que recuerdan a las protecciones que usan los pilotos. Y los vestidos combinan los cuellos y estructura de las camisetas t¨¦rmicas con las mangas abullonadas propias de una blusa victoriana. Siempre interesante, esta vez la firma italiana llega tarde a una tendencia que, por llevar en su ADN la est¨¦tica deportiva desde hace casi 50 a?os, podr¨ªa haber abanderado.
Recuerdos de tiempos de desconexi¨®n
Hubo un tiempo antes de Internet en el que, entrada la madrugada y con el fin de la emisi¨®n de televisi¨®n llegaba la desconexi¨®n total. Hoy, asegura el dise?ador Marco de Vincenzo, estar offline supone una "utop¨ªa, un acto de protesta pac¨ªfico, y una forma de redescubrir las interacciones y lazos humanos tradicionales". En un arranque de nostalgia sorprendentemente productivo, el creador recuerda los a?os de la carta de ajuste con pantalones de pata de elefante, jerseys de punto marr¨®n que retrotraen al espectador inmediatamente hasta El resplandor y vestidos con microplisados en tonos ¨¢cidos combinados con calcetines de cuadros rematados en strass y sandalias de tac¨®n. Completaban sus propuesta, sudaderas y abrigos ilustrados con obras de arte pixeladas hasta resultar pr¨¢cticamente irreconocibles, y peque?os bolsos de cierre mariposa con lazos rojos y arco¨ªris bordados. "Porque salir al mundo tridemensional lleva aparejada una considerable dosis de realidad y esperanza".
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