Las doctoras ¡®milagro¡¯ que salvan a m¨¢s de 1.000 beb¨¦s cada a?o
El Servicio de Neonatolog¨ªa de La Fe de Valencia salva anualmente a medio centenar de prematuros con menos de un kilo de peso
La doctora Isabel Izquierdo, jefa del Servicio de Neonatolog¨ªa del hospital La Fe de Valencia, sigue emocion¨¢ndose cada vez que uno de sus beb¨¦s acude a?os despu¨¦s a saludarla. ¡°Hoy mismo ha venido una ni?a que naci¨® con solo 25 semanas y acaba de cumplir 18 a?os; y cuando me ha dicho que quiere estudiar Medicina casi se me saltan las l¨¢grimas. Tuvo mil y un problemas cuando naci¨® y estuvo varias veces al borde de la muerte¡±, recuerda esta profesional a la que mam¨¢s y pap¨¢s llaman junto a Ana Gimeno, responsable de la UCI neonatal, doctoras milagro por la cantidad de beb¨¦s que sacan adelante cada a?o.
En este centro hospitalario de referencia, el 80% de los beb¨¦s nacidos con menos de un kilo sobreviven gracias a los cuidados de un equipo de 16 m¨¦dicos y m¨¢s de 160 enfermeras que se desviven por que sus salas de atenci¨®n sean, en la medida de lo posible, tan acogedoras como el ¨²tero de una madre. ¡°Es important¨ªsimo el contacto de los beb¨¦s con los padres durante su estancia en la UCI¡±, enfatiza la doctora Izquierdo.
El servicio de Neonatolog¨ªa registr¨® el a?o pasado unos 1.300 ingresos, de los que un 70% fueron beb¨¦s prematuros y el resto, peque?os con problemas cardiacos, digestivos, respiratorios, metab¨®licos¡ Los reci¨¦n nacidos prematuros con menos de un kilo salen adelante en un 80% de los casos gracias a una sabia combinaci¨®n de ciencia, voluntad y cuidados concienzudos. Son algo m¨¢s de medio centenar los beb¨¦s que el servicio salva cada a?o a pesar de su corto peso. En los a?os 80 mor¨ªan un 80% de ellos y sal¨ªa adelante un 20%. El porcentaje se ha invertido ahora. Y los nacidos con 500 gramos, los prematuros extremos, son muy pocos: ¡°2, 3 o 4 a los sumo al a?o¡±, calcula la doctora.
Una de las claves de su ¨¦xito es el compromiso de todo el equipo por humanizar la atenci¨®n, el ambiente y las rutinas. ¡°Lo que m¨¢s nos preocupaba al principio es que los padres no pod¨ªan entrar a la sala; las normas del centro eran muy r¨ªgidas y apenas ve¨ªan a sus beb¨¦s una hora al d¨ªa¡±, expone Isabel. Cuando se separaban de sus hijos sufr¨ªan lo indecible, ¡°as¨ª que nos pusimos en su lugar y decidimos abrir las 24 horas del d¨ªa. Que los padres vinieran cuando desearan o pudieran; y creo que fuimos de los primeros en hacerlo¡±.
Luego empezaron con el m¨¦todo canguro, que era tener al ni?o piel con piel con su madre y tambi¨¦n con el padre. Cuando el beb¨¦ estaba estable, la incubadora era la mam¨¢. ¡°Hemos comprobado que con el calor humano el peque?o est¨¢ mucho m¨¢s estable hemodin¨¢micamente, su frecuencia cardiaca se normaliza y est¨¢ m¨¢s relajado¡±, apunta Izquierdo.
A medida que el prematuro crece, madura y gana peso, los padres y madres participan en los cuidados. Los ba?an, los atienden, hacen un poco el papel de ayudante de enfermera. Los prematuros gemelos comparten adem¨¢s incubadora en lugar de estar en m¨®dulos separados y saben que los peque?os est¨¢n m¨¢s confortables en una posici¨®n contenida o fetal que totalmente extendidos.
Y, por ¨²ltimo, el dolor. A los ni?os se les manipula, se les hace anal¨ªticas, se les colocan v¨ªas perif¨¦ricas, sondas y eso les molesta o les duele. En Neonatolog¨ªa de La Fe los consuelan con glucosa oral o sacarosa, o sea, con dulce, porque los calma mucho y cuando no es suficiente recurren a la analgesia farmacol¨®gica.
El macroambiente tambi¨¦n es importante para los prematuros. El ni?o est¨¢ a oscuras y con poco ruido en el ¨²tero, y si lo tiene es como m¨²sica, as¨ª que empezaron con un programa de musicoterapia. ¡°Les ponemos, sobre todo, Mozart o Canci¨®n de cuna, de Brahms. Tenemos las incubadoras con unos cobertores para que no les d¨¦ mucha luz externa y para controlar el ruido hemos colocado unos son¨®metros que cuando nos pasamos de decibelios, nos avisa¡±, enumera.
La lactancia materna es lo mejor porque adem¨¢s de que su intestino inmaduro digiere m¨¢s f¨¢cilmente el alimento natural, esta aporta nutrientes esenciales, favorece el apego y las mam¨¢s sufren menos y sienten que participan m¨¢s ayudando a su peque?o. ¡°Ninguna est¨¢ preparada para tener un ni?o prematuro. Cuando te quedas embarazada piensas en tu beb¨¦ sano y gordito y, de repente, a mitad de embarazo, pr¨¢cticamente sin haberlo disfrutado, tienes a tu ni?o d¨¦bil e indefenso y te tienes que separar de ¨¦l. Es muy duro¡±, reconoce la doctora Izquierdo.
Rosa Biot, madre de un beb¨¦ atendido hace dos a?os por este servicio de una cardiopat¨ªa, rememora aquellos momentos. ¡°Recuerdo las caras de las madres y los padres, la impresi¨®n que me causaron las incubadoras y sobre todo, recuerdo la dedicaci¨®n y la profesionalidad del equipo de enfermeras, auxiliares y m¨¦dicos que cuidan a los peque?os. En cuesti¨®n de horas pasamos de imaginar una r¨¢pida marcha a casa tras un parto sin complicaciones a entrar en la UCI de neonatolog¨ªa¡±, cuenta.
¡°All¨ª siempre se est¨¢ alerta. Todo queda registrado, todo apuntado y, ante cualquier duda, comentado y vuelto a mirar. Esos d¨ªas se convierten en las personas m¨¢s importantes para uno. Todo lo dem¨¢s es secundario¡±, a?ade emocionada. ¡°Un d¨ªa le pregunt¨¦ a un miembro del equipo c¨®mo pod¨ªan aguantar la presi¨®n y su respuesta me sirvi¨® de flotador: ¡®Porque casi todas son historias de vida¡¯¡±, explica Rosa.
Pero como la vida misma, no todo es maravilloso, el servicio tambi¨¦n tiene sus malos momentos. ¡°Nuestro objetivo es que el ni?o prematuro salga adelante con las menores secuelas posibles, que vivan con calidad de vida pero la medicina no es una ciencia exacta¡±, apunta la doctora, que considera a las madres de estos beb¨¦s aut¨¦nticas ¡°hero¨ªnas¡±. ¡°Vale la pena luchar por ellos¡±, concluye.
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