Cuando un concierto provoca miedo
El australiano Ben Frost se ha convertido en un gur¨² de la electr¨®nica gracias a directos que asustan y sobre los cuales es tan f¨¢cil intelectualizar como despotricar

Si alguien ha estado en un concierto de Ben Frost, no lo olvida, como no se olvida aquel d¨ªa en que le rompieron la mand¨ªbula de un pu?etazo o cuando enmudeci¨® ante algo inusitadamente bello. Recuerdo una demostraci¨®n de este minimalista radical, hace cinco a?os, en un festival noruego donde Brian Eno ejerc¨ªa de comisario.
Frost ¨Cescarcha, en ingl¨¦s: buen apellido para un australiano con pinta de vikingo que emigr¨® a Islandia¨C tampoco olvida aquel concierto: ¡°Me met¨ª en un buen l¨ªo. El director del festival se puso a gritarme y me dijo que hab¨ªa ofendido al p¨²blico¡±. La siguiente pregunta la hace ¨¦l: ¡°En esos casos, ?debe uno preocuparse o ignorarlo?¡±. Y se contesta: ¡°Yo creo que el que va a un directo pide intensidad. Y si no se la das, lo nota. Seguro que el que va a ver a Coldplay tambi¨¦n busca algo parecido¡±.
Lo que convierte en verdadera experiencia los conciertos de Ben Frost (Melbourne, 1980) es la fisicidad de su m¨²sica, electr¨®nica industrial g¨¦lida e intensa. Se van superponiendo las capas de sonido y las part¨ªculas de aire golpean el pecho como un martillo neum¨¢tico. Las frecuencias electrizan. ¡°Yo trabajo mucho en danza contempor¨¢nea¡±, dice el m¨²sico, a¨²n cavilando sobre la pregunta de antes. ¡°?Qui¨¦n quiere ver una pieza en la que los bailarines no suden?¡±.
"Todo es nacionalista. Mira esos pisos llenos de banderas. He estado mil veces en Madrid y nunca hab¨ªa visto una bandera, aparte de la del Ayuntamiento. Es la primera vez que siento que es posible que todo se desmonte"
No solo en danza (con la compa?¨ªa australiana Chunky Move, la Nacional de Danza de Islandia y con el core¨®grafo brit¨¢nico Wayne McGregor); sus colaboraciones le han acercado al cine y la televisi¨®n (es autor de la m¨²sica de la serie Fortitude y de una banda sonora alternativa de Solaris, de Tarkovski), la ¨®pera y la literatura (adapt¨® y musicaliz¨® la novela La f¨¢brica de avispas, de Iain Banks).
¡°La colaboraci¨®n siempre es un baile. Das y sacrificas, pero puedes obtener algo grande a cambio. Y siempre aprendes algo. Dos m¨¢s dos no siempre son cuatro. Lo que me fascina de la m¨²sica es que puedes retorcer la composici¨®n hasta ese l¨ªmite en que ya no se entiende¡±, comenta abriendo la puerta a ser preguntado por la tendencia a intelectualizar demasiado las cosas.
¡°Hum, s¨ª. La disecci¨®n del sonido, en ciertas circunstancias, le resta seriedad al trabajo. Puedo estar hablando eternamente de las ideas tras la m¨²sica, pero no me importa demasiado lo que digan sobre m¨ª unos cuantos doctorandos en filosof¨ªa. No s¨¦ si encajo en el mundo del noise acad¨¦mico¡±. Brian Eno, su tutor durante 2010-2011 en el programa Mentor & Proteg¨¦ de Rolex, le ense?¨® que ¡°seguir cuestion¨¢ndote a ti mismo es el ¨²nico verdadero camino para un artista¡±.
El resto es cotidianidad. ¡°Tengo dos hijas y una vida muy simple. Paso mucho tiempo en casa. Leo. Me gusta la ciencia¡±. ?En qu¨¦ otra cosa era bueno? ¡°En biolog¨ªa. Zoolog¨ªa comparada¡±. ?Cu¨¢ntas horas trabaja al d¨ªa? ¡°Cuanto menos voy al estudio m¨¢s efectivo me resulta¡±.
?Qu¨¦ tal le fue con Steve Albini, su productor en el reciente EP Threshold of faith? ¡°Despu¨¦s de autoproducirme desde los 25 a?os, fue muy interesante entregarme al talento ajeno¡±. ?Disfruta viajando? ¡°A veces me lo paso bien. Como aqu¨ª en Madrid¡±. ?D¨®nde ir¨ªa? ¡°A Ir¨¢n. No s¨¦ por qu¨¦¡±. ?Es una persona pol¨ªtica? ¡°El t¨ªtulo de mi nuevo disco, Center cannot hold [El centro no puede sostenerse] lo es, desde luego. Pero, ?qu¨¦ no lo es? Hay un cambio en el aire. De repente todo es nacionalista. Mira esos pisos llenos de banderas. He estado mil veces en Madrid y nunca hab¨ªa visto una bandera, aparte de la del Ayuntamiento. Es la primera vez en mi vida que siento que hay una posibilidad de que todo se desmonte. Quiz¨¢ deba ser as¨ª. No lo s¨¦¡±.
Frost se toma un respiro antes de concluir, como al principio, con una pregunta para s¨ª mismo: ¡°?Debe un artista dedicar atenci¨®n a la pol¨ªtica? Parte de la peor m¨²sica de la historia se ha hecho bajo motivaci¨®n pol¨ªtica y, al rev¨¦s, mucha m¨²sica que ha llegado a tener una resonancia pol¨ªtica nunca lo pretendi¨®. PJ Harvey nunca se present¨® como feminista, pero tiene infinitamente m¨¢s influencia en el mundo actual que Beyonc¨¦ o Taylor Swift¡±.
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