Latinos en Espa?a: la dif¨ªcil convivencia entre dos identidades
Los latinoamericanos de segunda generaci¨®n denuncian que los estereotipos sobre su comunidad todav¨ªa siguen arraigados en la sociedad
Casi un 80% de los hijos de inmigrantes se sienten ¡°como en casa¡± cuando est¨¢n en Espa?a, seg¨²n el informe Investigaci¨®n Longitudinal de la Segunda Generaci¨®n en Espa?a de la Fundaci¨®n Jos¨¦ Ortega y Gasset, publicado en noviembre de 2017. Y la colombiana Lina Khaterine Larrea se ve¨ªa as¨ª hasta que a los 10 a?os empez¨® a sufrir acoso escolar. ¡°Me tiraban piedras, me llamaban cocain¨®mana. Solamente porque era colombiana¡±, relata desde una plaza del centro de Madrid. Fue entonces cuando se dio cuenta de que, por tener dos identidades, le iba suponer ¡°un dolor y un sacrificio¡± vivir en esta sociedad.
Para poder convivir con sus dos nacionalidades, Lina Larrea decidi¨® ocultar la colombiana. ¡°Me avergonzaba de ser de ese pa¨ªs¡±, cuenta. Los colombianos son los latinoamericanos con m¨¢s presencia en Espa?a: 145.000 de los casi 800.000 latinoamericanos que viven en este pa¨ªs, seg¨²n el Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE). Cuando fue creciendo, empez¨® a tener que responder una y otra vez preguntas acerca de las mujeres colombianas y la droga. ¡°El proceso del narcotr¨¢fico que vivimos en Colombia fue muy traum¨¢tico para los colombianos¡±, explica. Larrea cree que las series y las pel¨ªculas han creado un mito alrededor de los narcotraficantes y las mujeres hipersexualizadas.
¡°El se?or al que cuidaba me pidi¨® que le diera cari?o¡±, relata la paraguaya Edith Esp¨ªnola que, aunque es licenciada en administraci¨®n de empresas, tuvo que dedicarse al servicio dom¨¦stico al llegar a Espa?a. Decidi¨® venir porque su madre ya viv¨ªa aqu¨ª y sent¨ªa una admiraci¨®n especial por la Historia espa?ola. Ella cree que el problema reside en Latinoam¨¦rica, donde, dice que se vende a la mujer como un producto y por eso en Espa?a las mujeres latinas son percibidas como ¡°cari?osas, amables, serviciales y dispuestas a todo¡±.
Con el objetivo de romper con esa imagen, Edith Esp¨ªnola se integr¨® en la asociaci¨®n Servicio Dom¨¦stico Activo (SEDOAC). Este grupo denuncia los abusos ¡ªlaborales y sexuales¡ª a los que se ven sometidas por estar en una situaci¨®n administrativa vulnerable muchas mujeres latinoamericanas que trabajan en el servicio dom¨¦stico.
Los estereotipos hacia los latinoamericanos no se quedan ah¨ª. ¡°La gente se sorprende cuando les digo que he ido a un colegio privado o estudiado en la universidad¡±, dice el periodista peruano Manuel Enrique Paulino, que emigr¨® a Sevilla junto a su familia cuando era adolescente. Cree que, en demasiadas ocasiones, se asocia a los latinoamericanos con la falta de estudios y la incultura. ¡°?Sabes leer?¡± le pregunt¨® una mujer a Edith Esp¨ªnola. ¡°Quiz¨¢s quede algo de ver a Latinoam¨¦rica por encima del hombro¡±, a?ade Fernando Ochoa, un m¨²sico venezolano de abuelos espa?oles.
El 18,2% de los hijos de migrantes tiene un trabajo cualificado frente al 27,3% de los hijos de espa?oles
?l dice que nunca ha sufrido discriminaci¨®n directa. ¡°Debe ser porque no tengo pinta de venezolano a ojos de los espa?oles. Quiz¨¢s esperan que sea un poco m¨¢s moreno¡±, dice Ochoa. Lo que s¨ª que observa es que la gente conoce muy poco de su pa¨ªs. ¡°Me preguntan por Ch¨¢vez y Maduro, y dependiendo del medio que lean, tienen una visi¨®n muy parcializada de Venezuela¡±, dice.
Y, aunque se sientan como en casa, existe desigualdad en el ¨¢mbito laboral. Solo el 18,2% de los hijos de inmigrantes tiene un trabajo de cualificaci¨®n superior (administradores, gerentes o t¨¦cnicos) frente al 27,3% de los hijos de espa?oles, seg¨²n el informe de la Fundaci¨®n Jos¨¦ Ortega y Gasset, que sigui¨® la trayectoria de 7.000 alumnos de 180 colegios p¨²blicos y concertados de Madrid y Barcelona desde 2006 hasta 2016.
Pese a las cifras, ¡°algo est¨¢ cambiando¡±, cree el peruano Manuel Enrique Paulino. ¡°Internet nos permite decir que no cuando un medio intenta jugar otra vez con los estereotipos¡±, afirma. El venezolano Fernando Ochoa est¨¢ de acuerdo: ¡°En la generaci¨®n de mis abuelos ten¨ªas que ir a Venezuela si quer¨ªas conocer algo de all¨ª. Ahora con un poco de curiosidad basta¡±. ?l cree firmemente en el poder de la m¨²sica para acercar posiciones. Toca cumbia junto a su banda Candeleros y ve c¨®mo ¡°espa?oles y latinos se acercan en una pista de baile sin ning¨²n tipo de prejuicio¡±.
Al final tiene que ver con el sentimiento de pertenencia. El escritor Amin Maalouf dijo en una ocasi¨®n: "En el marco globalizado en que vivimos, el orden social debiera basarse en el derecho a las m¨¢s diversas pertenencias. Fuera de esto solo veo un suicidio frontal y enfrentamientos sin fin". Manuel Enrique y Fernando dicen no sentirse de ninguna parte y a la vez de todos lados. Edith cree que no por ponerse una bandera uno es m¨¢s patriota que otro, sino cumpliendo las normas de la sociedad en la que le toca vivir. Y Lina, que ya no se averg¨¹enza de ser colombiana, concluye: ¡°En Espa?a tiene que haber cabida para todas estas personas que nos sentimos tan propiamente de aqu¨ª como de all¨ª¡±.
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