Resiliencia urbana: cuando el pasado fortalece el futuro

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Seis ejemplos de resiliencia

La resiliencia urbana, clave del futuro de las ciudades

Un relato para la nueva realidad urbana

Aunque ahora empezamos a tenerla presente en nuestro d¨ªa a d¨ªa, la resiliencia urbana no es un concepto nuevo. Las ciudades han evolucionado sistem¨¢ticamente, haciendo frente y adapt¨¢ndose a adversidades, ya fuera a trav¨¦s de la construcci¨®n de grandes murallas de defensa, como las de Troya, obras de drenaje como las de Pompeya, o de complejos sistemas de gesti¨®n de agua como los de Angkor. Aun as¨ª, otros factores disruptivos como desastres naturales, guerras y pestes terminaron con estas tres grandes urbes, recalcando la necesidad de un enfoque hol¨ªstico que nos permita un manejo de riesgos equilibrado e integrado.

En Am¨¦rica Latina y el Caribe (ALC), tenemos el paradigm¨¢tico ejemplo del Santuario Hist¨®rico del Machu Picchu, sitio declarado Patrimonio de la Humanidad y obra maestra de arquitectura e ingenier¨ªa. Seg¨²n el hidr¨®logo estadounidense Kenneth Wright, los ingenieros y arquitectos paisajistas del siglo XV dise?aron y ejecutaron edificaciones para garantizar la sostenibilidad de las obras en una zona de dif¨ªcil acceso, afectada por sismos y lluvias frecuentes. El sistema de drenaje contaba con canales de alivio hacia donde se dirig¨ªan las aguas sobrantes, lejos del canal de suministro de agua potable hacia las laderas de la zona agr¨ªcola, o a un desag¨¹e principal situado entre esta y la parte urbana. Los muros, a menudo construidos a partir de piedra finamente tallada y cuidadosamente alineada, estaban adaptados a la actividad s¨ªsmica. ?Resiliencia urbana en el siglo XV!

Aun as¨ª, como muchos otros grandes asentamientos, Machu Picchu qued¨® deshabitado un siglo despu¨¦s de su construcci¨®n.

?Por qu¨¦ es urgente hablar de resiliencia urbana?

En la actualidad, la resiliencia urbana tiene a¨²n m¨¢s relevancia, pues ofrece un marco estrat¨¦gico ligado a una evaluaci¨®n de riesgo, as¨ª como una serie de herramientas con las que afrontar los complejos desaf¨ªos econ¨®micos, sociales y ambientales a los que se enfrentan nuestras ciudades. Entre los mayores retos que afrontamos, se encuentran aquellos asociados a los efectos del cambio clim¨¢tico, que amenazan el bienestar de la poblaci¨®n, particularmente los segmentos m¨¢s pobres, que a menudo son tambi¨¦n los m¨¢s vulnerables. Esfuerzos para incrementar la resiliencia y la adaptaci¨®n al cambio clim¨¢tico han de complementar esfuerzos de mitigaci¨®n, que hasta ahora hab¨ªan recibido mayor atenci¨®n, y que contin¨²an siendo urgentes.

La consecuencia m¨¢s visible del cambio clim¨¢tico ha sido la generaci¨®n de eventualidades extremas, que resultan de la intensificaci¨®n de patrones meteorol¨®gicos como el Ni?o, y que han tra¨ªdo consigo por ejemplo inundaciones o sequ¨ªas, desestabilizando sistemas urbanos previamente concebidos en funci¨®n de datos hist¨®ricos. Estos efectos requieren medidas apremiantes para que las ¨¢reas urbanas de la regi¨®n sean m¨¢s resilientes, reduzcan su vulnerabilidad y as¨ª se pueda evitar que desastres naturales, de creciente frecuencia e intensidad, tengan impactos devastadores.

El costo de no tomar medidas de resiliencia a tiempo puede ser muy alto para las ciudades de ALC, donde habita el 80% de la poblaci¨®n. De acuerdo con un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), los desastres naturales pueden tener un impacto significativo en el desarrollo econ¨®mico y social en la regi¨®n. Tan solo en la ¨²ltima d¨¦cada, la OCDE y los pa¨ªses BRIC han tenido aproximadamente 1,5 billones de d¨®lares en perjuicios econ¨®micos causados por desastres a gran escala. Tambi¨¦n se observa un incremento de dos grados cent¨ªgrados de la temperatura media ¡ªpor encima de niveles en ¨¦pocas preindustriales¡ª, lo que podr¨ªa causar p¨¦rdidas en ALC equivalentes a 100.000 millones de d¨®lares anuales en 2050. Esto significa que el cambio clim¨¢tico podr¨ªa socavar la capacidad de los pa¨ªses para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible e inclusive revertir avances logrados en las ¨²ltimas d¨¦cadas en materia de desarrollo humano y crecimiento econ¨®mico.

Aprender del pasado para tener un futuro con resiliencia urbana

ALC tiene una oportunidad ¨²nica de complementar sus esfuerzos de mitigaci¨®n a cambio clim¨¢tico, a trav¨¦s del fomento de modos de transporte de baja emisi¨®n, por ejemplo, con una planificaci¨®n urbana resiliente que defina un futuro plenamente sostenible. Es importante reconocer que las ciudades son puntos cr¨ªticos de vulnerabilidad y que necesitamos un cambio de paradigma que nos permita incorporar la adaptaci¨®n al proceso de planificaci¨®n y gesti¨®n urbana. Para ello, podemos avanzar en tres grandes ¨¢reas:

1. Diagn¨®stico participativo. Un paso cr¨ªtico para desarrollar propuestas s¨®lidas de adaptaci¨®n al cambio clim¨¢tico incluye la preparaci¨®n de buenos diagn¨®sticos t¨¦cnicos y participativos, que permitan identificar con precisi¨®n las principales vulnerabilidades a escala local. En Argentina se han dado importantes avances, principalmente a trav¨¦s del programa de ciudades donde estudios de vulnerabilidad y riesgos naturales se han llevado a cabo en 11 ciudades del pa¨ªs: Mar del Plata, Paran¨¢, Gran La Plata, Goya, Gran Jujuy, Gran Mendoza, Gran Bah¨ªa Blanca, A?elo (Neuqu¨¦n), Las Heras (Santa Cruz), Malarg¨¹e (Mendoza) y Allen (R¨ªo Negro). Estos estudios son esenciales para llevar a cabo ejercicios de planificaci¨®n urbana resiliente.
2. Enfoque multisectorial con infraestructura sostenible. Las propuestas de adaptaci¨®n al cambio clim¨¢tico en las ciudades deben conceptualizarse de manera multisectorial en el dise?o de la infraestructura sostenible, reconociendo el valor de la infraestructura verde y soluciones basadas en respuestas naturales, as¨ª como un desarrollo bajo en emisiones. Tomemos el caso de Mendoza, Argentina, donde se desarroll¨® una estrategia metropolitana de desarrollo urbano, orientada al transporte, para as¨ª buscar la densificaci¨®n de barrios con buen acceso a servicios de transporte p¨²blico, evitando la expansi¨®n de la mancha urbana, m¨¢s conocido en la literatura anglosajona como urban sprawl. Mendoza tambi¨¦n ha apostado por la conservaci¨®n y la buena gesti¨®n del agua, y el arbolado en las calles como parte de la apropiaci¨®n del espacio p¨²blico.
3. Acceso a financiamiento. Uno de los principales retos para las ciudades peque?as y medianas de ALC es el acceso a financiamiento para el cambio clim¨¢tico. Las ciudades pueden invertir recursos propios ¡ªa trav¨¦s de impuestos, captura de plusval¨ªas, etc¨¦tera¡ª, utilizar transferencias intergubernamentales y, en algunos casos, acceder a recursos de organismos multilaterales. En el caso de la ciudad de Buenos Aires, un 60% de las inversiones que financia el BID en el Barrio 31 est¨¢n orientadas a la resiliencia urbana a trav¨¦s de infraestructura y edificios verdes (certificaci¨®n EDGE).

Am¨¦rica Latina y el Caribe tiene la oportunidad aprender del pasado y planificar las ciudades del futuro con la mente puesta en la resiliencia urbana, para as¨ª enfrentar los desaf¨ªos del cambio clim¨¢tico con garant¨ªas.

Tatiana Gallego es jefa de la Divisi¨®n de Vivienda y Desarrollo Urbano del Sector de Cambio Clim¨¢tico y Desarrollo Sostenible del BID.

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