Un relato para la nueva realidad urbana
M¨¢s all¨¢ de las formas tradicionales de promoci¨®n y de construcci¨®n de la marca ciudad, es necesario reconstruir tambi¨¦n la forma c¨®mo se explican
Cada ciudad experimenta en sus l¨ªmites geogr¨¢ficos todas las consecuencias, positivas y negativas, de las transformaciones econ¨®micas y sociales que estamos viviendo. As¨ª, no es extra?o ver entornos econ¨®micos, culturales y educativos din¨¢micos a pocos kil¨®metros, cuando no colindantes, de barrios donde la se?a de identidad es la desigualdad, la dificultad de acceso a la vivienda y, en muchos casos, la cronificaci¨®n de la pobreza. Hoy sabemos que estos desequilibrios se han enquistado de tal forma que se han convertido en la mayor amenaza para el desarrollo de las ciudades.
Esta descripci¨®n de la realidad urbana de hoy puede parecer una obviedad. Al fin y al cabo, las grandes ciudades siempre han tenido que lidiar con realidades dispares. Pero lo que resulta novedoso, o al menos lo que hasta ahora hab¨ªa pasado por alto a los urbanistas, es c¨®mo estas desigualdades han ido creando una brecha cada vez m¨¢s importante, especialmente en aquellas urbes consideradas ciudades de ¨¦xito global. La distancia entre las distintas zonas se ha agrandado de tal forma que su gesti¨®n se ha convertido en la preocupaci¨®n n¨²mero uno de los gestores urbanos.
Esto es en parte lo que ha venido a explicar Richard Florida en su ¨²ltimo libro La nueva crisis urbana. A?os despu¨¦s de hablarnos de las clases creativas, Florida describe los efectos adversos que crear¨ªa el ¨¦xito global de las grandes ciudades. Estos efectos se resumir¨ªan en la paradoja de que, mientras que cada vez m¨¢s gente emigra a las ciudades en busca de un futuro, a ¨¦stas les resulta m¨¢s complicado que antes convertir su crecimiento en bienestar. Las ciudades producen crecimiento econ¨®mico, pero son incapaces de compartir sus beneficios.
Las ciudades producen crecimiento econ¨®mico, pero son incapaces de compartir sus beneficios
Uno de los ejemplos m¨¢s ilustrativos de esta situaci¨®n es el de ciudades norteamericanas revitalizadas por el fen¨®meno start-up y los gigantes tecnol¨®gicos. ?reas metropolitanas que anta?o hab¨ªan quedado estancadas, como por ejemplo San Francisco o Seattle, se han convertido en ciudades globales gracias al empuje de las grandes empresas tecnol¨®gicas. Pero, por el camino, este proceso ha generado externalidades negativas como el aumento desorbitado del precio de la vivienda y la expulsi¨®n de bolsas de vecinos en zonas de la ciudad. Se han creado para¨ªsos urbanos que quedan fuera del alcance de la mayor¨ªa.
De la misma forma que con los retos medioambientales, la soluci¨®n al problema de desigualdad global pasa ante todo por la capacidad de reacci¨®n de las ciudades. La presi¨®n sobre los gobiernos locales va en aumento. Pero, aunque es evidente que estamos ante un desaf¨ªo relacionado con la gesti¨®n y con las pol¨ªticas que se desarrollan desde el ¨¢mbito metropolitano, no podemos olvidar que se trata tambi¨¦n de un problema de relato.
La agenda pol¨ªtica urbana empieza a estar condicionada por palabras como segregaci¨®n o gentrificaci¨®n, as¨ª como por otros t¨¦rminos que ponen en tensi¨®n las narrativas de las ciudades. No es un asunto menor. Hasta hace pocos a?os, est¨¢bamos acostumbrados a ver ciudades que constru¨ªan una historia de s¨ª mismas relacionada con sus atractivos econ¨®micos, tur¨ªsticos o culturales. Ahora tambi¨¦n este aspecto est¨¢ cambiando. M¨¢s all¨¢ de las formas tradicionales de promoci¨®n y de construcci¨®n de la marca ciudad, los gobiernos locales se est¨¢n dado cuenta de que es necesario reconstruir tambi¨¦n la forma c¨®mo se explican.
Etiquetas como participar, colaborar, compartir, son los ejes sobre los que se sustenta todo este nuevo relato
Se trata de un cambio de enfoque muy relevante que va en la l¨ªnea de c¨®mo se est¨¢ repensando la ciudad democr¨¢tica. Es por ello que el elemento central de estas nuevas narrativas pasa a ser la perspectiva de la ciudadan¨ªa. Se trata de hablar de la urbe que viven, que transitan y que, en ¨²ltima instancia, hacen los ciudadanos. Etiquetas como participar, colaborar, compartir, son los ejes sobre los que se sustenta todo este nuevo relato.
El objetivo no es otro que el de alinearse con las pol¨ªticas que deben ayudar en la reconstrucci¨®n de la trama urbana. Se trata de aportar coherencia entre la acci¨®n pol¨ªtica y el discurso institucional. Si desde el ¨¢mbito de la gesti¨®n se est¨¢ trabajando para que la pol¨ªtica sea cada vez m¨¢s participada, no tiene sentido que la comunicaci¨®n genere resistencias. La necesidad de que el relato acompa?e el proceso de transformaci¨®n urbana es real, y los gobiernos locales har¨ªan bien en situarlo en el centro de sus prioridades.
Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter y Facebook e Instagram, y suscribirte aqu¨ª a nuestra newsletter.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.