Los amigos de juegos y literatura de Carmen Amoraga

CARMEN AMORAGA nunca escribe sola. En cuanto su perro Haddock y su gato Simba ven que abre el ordenador, la siguen hasta el despacho que tiene en su casa de Picanya (Valencia). ¡°Quieren compa?¨ªa¡±, dice la autora valenciana. ¡°Por eso lo hacen todo juntos. Yo le digo a mi marido que se llevan mejor que nosotros¡±, bromea la autora de novelas como El tiempo mientras tanto o Algo tan parecido al amor. ¡°En todos mis libros aparecen animales porque hago ficci¨®n de la realidad que me envuelve, y ellos son parte de mi entorno¡±.

El felino lleg¨® hace siete a?os de forma inesperada. ¡°El perro de mi hermano vino con un gato naranja en la boca. Mi hija mayor quer¨ªa uno y nos lo quedamos¡±, recuerda la ganadora del Premio Nadal por La vida era eso. Simba (como el personaje de El rey le¨®n) se adue?¨® entonces de la casa. Pero antes de su llegada, el matrimonio ya hab¨ªa tenido dos perros. ¡°Murieron casi a la vez y mi marido lo pas¨® tan mal que era reticente a tener otro¡±, explica la novelista, de 48 a?os. Hasta que en las Navidades de 2014 se enteraron de que una familia del pueblo vecino vend¨ªa una camada de labradores. ¡°Les quedaba uno. Lo cambiaban por un m¨®vil, as¨ª que all¨¢ nos fuimos con el tel¨¦fono¡±. Y regresaron a casa con Haddock. ¡°Por el Capit¨¢n Haddock. Somos fans de Tint¨ªn¡±.

Como veterano de este d¨²o animal, Simba asumi¨® el papel de l¨ªder. Pero las verdaderas cabecillas del clan son las hijas de Amoraga, de 5 y 10 a?os. El perro se autoimpuso la misi¨®n de cuidarlas: ¡°Las despierta y acuesta, duerme con ellas¡­¡±. El gato, en cambio, ha aprendido a camuflarse entre sus peluches cuando quiere esquivarlas. ¡°Para ellas son sus amigos, pero tambi¨¦n sus juguetes¡±.