Los siete pasos para hacer de tu hijo un experto emocional
El ser humano tiene que tomar decisiones poniendo sobre la mesa tanto las emociones como sus pensamientos, algo que, en ocasiones, se?ala caminos opuestos
Etimol¨®gicamente hablando, el concepto de emoci¨®n proviene del lat¨ªn emovere que significa ¡°movimiento hacia¡±. Por lo tanto, las emociones nos impulsan a realizar una acci¨®n. Si tuvi¨¦ramos que hacer una breve clasificaci¨®n de las emociones, las dividir¨ªamos en emociones de aproximaci¨®n, estas son las que err¨®neamente se denominan emociones positivas, y emociones de defensa. Algunas de las emociones de aproximaci¨®n m¨¢s frecuentes son la alegr¨ªa y la curiosidad, mientras que dentro de las emociones de defensa encontramos el miedo, la rabia y la tristeza.
Las emociones aparecen evolutivamente con el surgimiento de los primeros mam¨ªferos sobre la faz de la tierra, es decir, hace unos 200 millones de a?os. Hasta ese momento, los animales se comportaban en uno u otro sentido en funci¨®n de los instintos e impulsos que experimentaban, ya que ni la emoci¨®n ni la raz¨®n se hab¨ªan desarrollado todav¨ªa. Actualmente, el ser humano tiene que tomar decisiones poniendo sobre la mesa tanto las emociones como sus pensamientos, algo que, en ocasiones, se?ala caminos opuestos.
Como dice el prestigioso Dr. Jos¨¦ Luis Mar¨ªn, presidente de la Sociedad Espa?ola de Medicina Psicosom¨¢tica y Psicoterapia, el equilibrio o la felicidad se encuentra cuando las emociones y el pensamiento firman la paz. El objetivo de este art¨ªculo es mostrar los siete pasos o fases por las que debemos pasar para que nuestros hijos y alumnos aprendan a gestionar sus emociones con la ayuda de sus padres y, as¨ª se conviertan en expertos emocionales. Algo que nos debe quedar claro a todos es que unos padres que no dominan sus propias emociones van a ser incapaces de ense?ar y acompa?ar a sus hijos en el largo y dif¨ªcil camino de la sana gesti¨®n emocional. Pensad en el siguiente ejemplo sencillo: ?ser¨ªais capaces de ense?ar a vuestros hijos japon¨¦s sin saber una sola palabra de este idioma? Imposible, ?verdad? Con las emociones pasa lo mismo: debemos saber gestionarlas nosotros para as¨ª poder ense?arles a ellos c¨®mo hacerlo. Una vez que hay¨¢is transitado con vuestros hijos por estas siete fases que os propongo, ya estar¨¦is en disposici¨®n de solicitar el t¨ªtulo metaf¨®rico de Experto en Educaci¨®n Emocional con el cual a nuestros hijos les resultar¨¢ m¨¢s f¨¢cil y saludable transitar por la vida. Vamos a por ello.
1) En primer lugar, debemos conocer las emociones b¨¢sicas, lo cual implica saber cu¨¢les son y sus funciones b¨¢sicas. Daos cuenta que no pretendemos conocer emociones complejas como el orgullo o la envidia, sino las emociones m¨¢s b¨¢sicas y sencillas que tenemos las personas. Para superar con creces este primer paso debemos conocer, como m¨ªnimo, las siguientes emociones b¨¢sicas y para qu¨¦ sirven cada una de ellas: miedo, rabia, tristeza, alegr¨ªa, curiosidad, asco, amor y para ni?os un poco m¨¢s mayores, la verg¨¹enza. Por ejemplo, como padres debemos conocer la emoci¨®n de rabia o ira y saber que cuando estamos enfadados tenemos ganas de pegar, insultar o atacar, motivo por el cual se activa el tren superior del cuerpo. En cambio, cuando nos sentimos alegres tenemos ganas de acercarnos a nuestros seres queridos y compartir con ellos nuestro bienestar.
2) Una vez que conocemos las emociones b¨¢sicas, debemos ser capaces de reconocer las emociones en nosotros mismos y en los dem¨¢s. Veamos un ejemplo sencillo. Si os pusiera fotos de las siete maravillas del mundo, ?ser¨ªais capaces de reconocer en esas fotos la torre Eiffel? Claro que s¨ª. Somos capaces de reconocer la famosa estructura de hierro parisina porque la conocemos, es decir, sin conocimiento no hay reconocimiento, motivo por el cual hay que pasar antes por la fase anterior. Debemos conocer que cuando un ni?o experimenta la emoci¨®n de asco cierra la boca, achina los ojos y arruga la cara para evitar que ese olor o sabor entre por ning¨²n canal sensorial. Si conocemos los gestos, miradas y conductas que genera cada una de las emociones b¨¢sicas, seremos capaces de reconocerlas tanto en nosotros mismos como en los dem¨¢s. Por este motivo, es importante que desde que nuestros hijos son muy peque?os les ayudemos a ponerles una nombre a las emociones que est¨¢n experimentando en casa momento. Juan, tienes ganas de pegar a tu hermano porque sientes rabia o Mar¨ªa te cuesta parar quieta porque est¨¢s muy alegre por la celebraci¨®n de tu cumplea?os. Para que, como padres o maestros, seamos capaces de hacer esto, debemos sintonizar con las emociones de nuestros hijos, es decir, activar nuestro cerebro emocional con el suyo v¨ªa WiFi.
Si realmente queremos ayudar a nuestros hijos, debemos aceptar de manera incondicional las emociones que sienten y permitirles que las expresen de un modo correcto
3) Legitimar las emociones que nuestros hijos est¨¢n experimentando. Cuando hablamos de legitimar, nos referimos a permitir y a atender la emoci¨®n que viven nuestros peque?os. Faltar¨ªa m¨¢s, ?verdad? Bueno, pues la experiencia nos demuestra que tanto los padres como los educadores, como norma general, no solemos permitir en muchos casos la expresi¨®n genuina de las emociones de nuestros hijos y alumnos. Carlos, no entiendo c¨®mo te da miedo ese perrito tan peque?o, Anda, lev¨¢ntate del suelo que la ca¨ªda no ha sido para tanto o ?De verdad que no te gusta la carne que te ha hecho la abuela con todo su cari?o? ?Os suenan estas frases? En todas ellas no hay una verdadera legitimaci¨®n de sus emociones. Esta fase no es nada f¨¢cil de llevar a cabo. ?El motivo? Tendemos a interpretar las emociones de nuestros hijos desde nuestro punto de vista, y lo que debemos hacer es ser emp¨¢ticos con ellos y aceptar sus emociones y sus ritmos. Siguiendo con el primer ejemplo que hemos puesto, ya le gustar¨ªa a Carlos no tener miedo a ese perrito, pero el caso es que lo tiene. Si realmente queremos ayudar a nuestros hijos, debemos aceptar de manera incondicional las emociones que sienten y permitirles que las expresen de un modo correcto. En aquellos casos en que los padres tienden a no hacer caso de las emociones y sensaciones de sus hijos, tarde o temprano, esos ni?os dejar¨¢n de hacer caso a esas sensaciones y no las comunicar¨¢n a nadie, lo que supondr¨¢ un problema futuro para ese ni?o.
4) Aprender a regular las emociones. Las emociones surgen en una parte concreta del cerebro que se llama sistema l¨ªmbico. No podemos hacer nada para que determinadas emociones surjan, ya que son involuntarias, autom¨¢ticas e inconscientes, pero lo que s¨ª que podemos hacer es gestionar o regular la conducta consecuente. Tenemos que diferenciar entre emoci¨®n y conducta. Veamos un ejemplo. Si mi jefe me dice que el informe que le he presentado no le ha gustado nada y que lo tengo que repetir, quiera o no quiera, aparecer¨¢ la rabia en m¨ª. Aunque yo sienta rabia, eso no quiere decir que conductualmente se la vaya a expresar. Seguramente la rabia que sent¨ª me llev¨® a querer insultarle o pegarle, ?os acord¨¢is del ¡°movimiento hacia¡±? Pero dado que yo tengo una buena gesti¨®n de mis emociones soy capaz de canalizar mi rabia y ponerme a hacer el informe sin rechistar. Con esto no estoy diciendo que siempre sea conveniente inhibir o no expresar las emociones, pero a veces es adaptativo. ?No os parece? Pues bien, en esta fase debemos tener diferentes estrategias para gestionar o canalizar las diferentes emociones que experimentamos a lo largo del d¨ªa. Por ejemplo, para aprender a gestionar correctamente la rabia poder practicar alg¨²n tipo de deporte, hacer mindfulness o hablar con una amiga pueden ser excelentes soluciones.
5) Reflexionar sobre la emoci¨®n que estamos sintiendo. Resulta muy importante dedicarle un tiempo a pensar sobre las emociones que estamos experimentando, as¨ª como sobre las sensaciones, los pensamientos y las acciones consecuentes. Dec¨ªan los poetas Quintero, Le¨®n y Quiroga ¡°Me lo dijeron mil veces pero nunca quise poner atenci¨®n¡±. Es clave dedicar un tiempo, aunque sean unos pocos segundos, a prestar atenci¨®n a lo ocurrido y a nuestro interior. Es verdad que cuando nuestros hijos tienen pocos a?os, a¨²n no tienen la capacidad de pensar aut¨®nomamente, por lo que se hace imprescindible que reflexionemos con ellos haci¨¦ndoles conscientes de todo lo que experimentan. El ni?o se encuentra en equilibrio mental cuando hay una coherencia entre sus sensaciones, sus emociones, sus pensamientos y sus acciones. Cada una de estas variables se suele asociar con un verbo concreto: sensaciones (notar), emociones (sentir), pensamientos (pensar) y acciones (hacer). Veamos un ejemplo para entenderlo mejor. Miguel est¨¢ muy enfadado con unos ni?os que no le dejan jugar al f¨²tbol. En ese momento, su padre se acerca a ¨¦l con la idea de ayudarle a reflexionar sobre lo ocurrido. Le puede decir algo parecido a esto: Miguel, esto que sientes se llama rabia (emoci¨®n) y es completamente normal. ?Has notado (sensaciones) como tus brazos se pon¨ªan tensos y tu coraz¨®n lat¨ªa m¨¢s deprisa? Seguramente has pensado (pensamientos) que esos ni?os eran tontos por no dejarte jugar con ellos y has tenido ganas de insultarles y pegarles (acciones).
Si pensamos ahora en los ni?os, podemos encontrar muchos ejemplos en donde no act¨²an las emociones de manera sana y adaptativa
6) Actuar las emociones de manera adaptativa. Como dec¨ªamos antes es importante que sepamos dar una respuesta lo m¨¢s adaptativa posible a nuestras emociones. A veces la situaci¨®n en la que estamos nos permite expresar naturalmente la emoci¨®n, pero otras veces no es beneficioso para nosotros. Si vemos que hemos sido admitidos en un curso pero a nuestra amiga le han denegado dicha solicitud, seguramente no sea ni el lugar ni el momento de ponernos a dar botes de alegr¨ªa. Si pensamos ahora en los ni?os, podemos encontrar muchos ejemplos en donde no act¨²an las emociones de manera sana y adaptativa. Por ejemplo, esto lo podemos ver en las rabietas. Cuando un peque?¨ªn est¨¢ en plena rabieta es porque no tiene otra estrategia m¨¢s efectiva de mostrar su rabia y de pedir las cosas. Es por este motivo que hay que ense?arles maneras m¨¢s efectivas de gestionar sus emociones, sobre todo las desagradables.
7) Establecer una historia de lo ocurrido. La ¨²ltima etapa por la que debemos transitar es la darle un sentido o una explicaci¨®n a lo ocurrido. Todos conocemos el cuento de Caperucita Roja. Consiste en que les expliquemos a los ni?os lo que acaba de ocurrir, c¨®mo se sienten ahora y lo que pueden hacer en un futuro inmediato. Es como contar un cuento. Veamos el caso de Julia, una ni?a de 5 a?os que est¨¢ durmiendo en su habitaci¨®n cuando de repente... grita y se pone a llorar. Ha tenido una pesadilla y sus padres acuden r¨¢pidamente a su habitaci¨®n. Se encuentra muy alterada y con mucho miedo por la pesadilla que ha tenido. En ese momento, sus padres tienen que hilar fino para relacionar las sensaciones, emociones, pensamientos y acciones y devolver a Julia a un equilibrio. Tienen que darle una narrativa o un sentido a lo ocurrido. Adem¨¢s de abrazarla, los padres de Julia le dicen algo parecido a lo siguiente: ¡°Julia, cari?o, has tenido una pesadilla muy fea. Por eso has gritado cuando has sentido miedo. Es normal que ahora est¨¦s asustada, pero ya estamos nosotros aqu¨ª contigo; mam¨¢ y pap¨¢ tambi¨¦n sienten miedo cuando tienen sue?os desagradables. ?Te parece que nos tranquilicemos un poco y volvamos a intentar dormir? Con una explicaci¨®n tan sencilla como esta ser¨ªa m¨¢s que suficiente.
El tr¨¢nsito por estas siete fases no es sencillo, ya que requiere de tiempo, dedicaci¨®n, empat¨ªa y mucha paciencia. Aun as¨ª, estoy seguro de que pasar¨¦is con nota cada uno de estos pasos y os convertir¨¦is en excelentes gestores de vuestras emociones y, lo que es m¨¢s importante, ayudar¨¦is a vuestros hijos a poder afrontar de mejor manera las dificultades del d¨ªa a d¨ªa. ?nimo, y a por ello.
Rafael Guerrero Tom¨¢s es psic¨®logo y Doctor en Educaci¨®n. Director de Darwin Psic¨®logos. Profesor de la Facultad de Educaci¨®n de la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Experto en Psicoterapia breve con ni?os y adolescentes. Miembro de la Sociedad Espa?ola de Medicina Psicosom¨¢tica y Psicoterapia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.