Un fragmento de realidad
Lo queramos o no, al final la ciencia es una cuesti¨®n de frontera que el m¨¦todo cient¨ªfico traspasa
El arte fecunda a la ciencia y tambi¨¦n ocurre al contrario. Ambos t¨¦rminos se identifican plenamente por ser expresiones de la plasticidad de la mente humana. Por decirlo con un ejemplo culinario, la infiltraci¨®n entre arte y ciencia es semejante a una carne horneada junto a su guarnici¨®n de verduras; un plato donde los aromas y sabores se propagan entre las diferentes texturas y cuyo resultado en el paladar nos lleva a concluir que carne y verdura forman parte de la misma sustancia; incluso nos puede llevar a preguntarnos si lo que estamos comiendo es carne con verduras o, por el contrario, verduras con carne.
Sin embargo, existe la man¨ªa de presentarnos ambos t¨¦rminos como opuestos debido a que la ciencia es una representaci¨®n mental objetiva de la realidad, mientras que el arte supone una representaci¨®n subjetiva de la misma realidad. Debido a tal planteamiento, surge una f¨®rmula que puede expresarse en los t¨¦rminos siguientes: Cuanto m¨¢s Arte menos Ciencia y viceversa. Llegados aqu¨ª, podemos refutar la dicotom¨ªa sirvi¨¦ndonos del darwinismo como ejemplo, por ser la teor¨ªa de Darwin una teor¨ªa racional y una met¨¢fora narrativa a su vez.
Lo queramos o no, al final la ciencia es una cuesti¨®n de frontera que el m¨¦todo cient¨ªfico traspasa. Una vez violados los l¨ªmites, el m¨¦todo cient¨ªfico logra mantenerse con ayuda de la materia que lo soporta. Si no fuera porque la citada materia es pura met¨¢fora, el m¨¦todo cient¨ªfico rodar¨ªa en el vac¨ªo. En resumidas cuentas, el m¨¦todo cient¨ªfico logra mantenerse gracias al conjunto de im¨¢genes que se identifican con la realidad. Porque para presentar la verdad vigente hay que cuidar las met¨¢foras, dejo escrito el cient¨ªfico Jorge Wagensberg en uno de sus aforismos. Es decir, que la ¨²nica manera que tenemos de describir lo invisible es identificando el t¨¦rmino real con el t¨¦rmino imaginario. De lo contrario, ser¨ªa imposible abarcar la realidad que se encuentra en la cara oculta de la luna.
Por servirnos de otro ejemplo, en este caso un ejemplo que hunde las ra¨ªces en el arte, tenemos el retrato de Paco de Luc¨ªa realizado por Oswaldo Guayasam¨ªn. M¨¢s que pintar el rostro de Paco de Luc¨ªa, lo que hace Guayasam¨ªn es explorarlo. Hay un v¨ªdeo que recoge la sesi¨®n donde el pintor ecuatoriano nos va contando su percepci¨®n del guitarrista. Armado con su esp¨¢tula, empieza a trazar l¨ªneas sobre el lienzo, son espatulazos gruesos pues tal y como explica el pintor, est¨¢ dibujando la conformaci¨®n craneal del guitarrista. Para Guayasam¨ªn esto es lo m¨¢s trascendental de la persona. Seg¨²n ¨¦l, a pesar de no conservar en nuestro cuerpo ni una mol¨¦cula de nuestra infancia, siempre somos la misma persona pues nuestra identidad reside en la conformaci¨®n craneal. Para Guayasam¨ªn, las caracter¨ªsticas permanentes del individuo, desde que nace hasta que muere, est¨¢n en su calavera.
La t¨¦cnica de Guayasam¨ªn es una ciencia que ha traspasado sus propias fronteras desde el momento que concibe a Paco de Luc¨ªa por dentro para que luego lo podamos contemplar por fuera. A partir de aqu¨ª, Guayasam¨ªn empieza a dar forma al retrato y no descansa hasta dotarlo de su profunda propiedad superficial. De esta manera, traza con la esp¨¢tula los rasgos como si estuviera acuchillando el lienzo. Parece que pinta con adjetivos. Cada l¨ªnea es un acto cargado de energ¨ªa pl¨¢stica y cada trazo que a?ade va reforzando un retrato que nunca ser¨¢ completo pues en el arte ocurre como en la ciencia, no existe un conocimiento absoluto. Nada es definitivo.
Dice Guayasam¨ªn que Paco de Luc¨ªa ¡°da la impresi¨®n de una catedral¡±. ¡°No es alto pero la cosa que est¨¢ dentro de ¨¦l, la m¨²sica, es lo que le hace crecer como una torre¡±. Es una percepci¨®n subjetiva, la de Guayasam¨ªn, pero que traspasa las fronteras porque lo que subyace bajo la realidad, la sustancia que la soporta, siempre ser¨¢ algo imaginario, lo m¨¢s parecido a un conjunto de im¨¢genes que requieren un nuevo acto de imaginaci¨®n para alcanzar a comprenderlas. De esta manera, sirvi¨¦ndose de la compleja arquitectura interna que subyace en el rostro de Paco de Luc¨ªa, el pintor nos est¨¢ revelando un fragmento de la realidad para decirnos que Arte y Ciencia no son expresiones opuestas.
El hacha de piedra es una secci¨®n donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad cient¨ªfica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.
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